Los pequeños pasos que separan la Tierra de Marte
Tras la llegada a la Luna, la carrera espacial cayó en el olvido durante décadas. Hoy parece que el interés vuelve a despertar y las agencias espaciales trazan sus planes
“Hemos escogido ir a la Luna en esta década […] no porque sea fácil sino porque es difícil”. La frase es del presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, en el famoso discurso que dio en la Rice University de Houston en 1962 y refleja parte de los motivos que impulsaronla victoria de Estados Unidos en la carrera espacial, culminada con el primer paseo lunar de Neil Armstrong y Buzz Aldrin en aquel 20 de julio de 1969.
Resumir la victoria de Estados Unidos en dicha contienda por el empeño del presidente Kennedy sería un análisis muy somero de la cuestión y restaría importancia a muchos otros factores cruciales, pero es un interesante indicador para comparar la situación de la exploración espacial en los años sesenta y en las décadas que la han sucedido.
El éxito de la ESA con el accidentado aterrizaje de la sonda Philae en el cometa 67P, ha reactivado el interés por la exploración espacial en un momento en el que las diferentes agencias espaciales de las grandes potencias del planeta, a excepción de China, se mueven bajo los mismos problemas: la falta de entusiasmo político que deriva en una lucha permanente por conseguir los fondos necesarios para dar los siguientes pasos que nos lleven más allá de la Tierra.
Pero a diferencia de las décadas posteriores al primer alunizaje, los astros parecen haberse alineado figuradamente para que el hombre vuelva a abandonar la órbita terrestre en la que lleva varias décadas estancado.
Los ambiciosos planes de la NASA
Una vez más es la NASA la agencia con los planes más ambiciosos y la que, a priori, parece más dispuesta a ponerlos en práctica, impulsada por la política espacial del actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que en 2010 prometió más fondos a la agencia para desarrollar un nuevo cohete y perseguir nuevos retos lejos de nuestro planeta.
El próximo 4 de diciembrela agencia lanzará la primera Orion en un vuelo no tripulado que pondrá a prueba a la nave por primera vez en el espacio exterior. La Orion, que recupera muchos de los elementos del Programa Apolo que nos llevó a la Luna, incluida su silueta, hará una doble órbita que la llevará hasta una distancia de más de 5.700 kilómetros, la más lejana a la que ha viajado una nave desde el Apolo 17, para reentrar en la atmósfera terrestre a 32.000 kilómetros por hora.
Todas estas pruebas están pensadas para probar la resistencia de la nave en condiciones inhóspitas, las mismas que se encontrará cuando viaje más allá de la órbita terrestre a partir de 2020. Los planes de la NASA para el futuro a corto plazo se centran en la conocida como Asteroid Redirect Mission, una misión que pretende capturar un cometa con una nave no tripulada, ponerlo en órbita lunar y mandar allí una nave Orion para que hasta cuatro astronautas puedan estudiarlo, recoger muestras y traerlas de vuelta a la Tierra. De completarlo, habremos superado con creces los logros de Philae y Rosetta.
La agencia espacial estadounidense también prepara un nuevo cohete para llegar de nuevo hasta la órbita lunar que competirá en altura y potencia con el Saturno V. El SLS(siglas de Space Launch System), no estará listo hasta 2018 y en su primer vuelo llevará una nave Orion no tripulada hasta la Luna y de vuelta a la Tierra. Para 2021 está previsto el segundo viaje, esta vez tripulado, y que pondría a esos cuatro astronautas en órbita lunar para estudiar un cometa.
¿Por qué van a pasar tres años entre los dos primeros vuelos del SLS? Jeff Foust, experto en temas espaciales y redactor de SpaceNews, lo achaca al mal endémico de la exploración espacial actual: “Una de las razones es el presupuesto. La NASA opera bajo el supuesto de que sus futuras misiones no tendrán un presupuesto mayor del que tiene hoy en día. También hay que preguntarse qué misiones puede realizar el duo SLS – Orion. El número es muy reducido si no hay que visitar un asteroide y no se posee un vehículo de descenso o un módulo habitable”.
Marte, el gran objetivo
Pero más allá del estudio de un cometa en órbita lunar, el gran objetivo de la agencia sigue siendo el planeta rojo. Tanto la Orion como el SLS están pensados para viajes hasta la órbita marciana, una empresa que el actual administrador de la NASA, Charles Bolden, considera una prioridad absoluta. “Llegar a Marte es importante porque es el único planeta en el sistema solar, además de la Tierra, que creemos que podría haber albergado algún tipo de vida en el pasado”, explicó en una conferencia en Londres el pasado mes de octubre. “Es importante para la preservación de la especie y es un planeta que podría albergar vida ahora mismo y que seguro que puede albergar a humanos si somos capaces de llevarles hasta allí”.
La retórica del administrador de la NASA es más que efectiva a la hora de llamar la atención, pero Foust considera que hay otras cuestiones a tener en cuenta: “Nos hemos dado cuentaen los últimos añosdel considerable trabajo que tendremos que hacer para que esa misión sea posible, desde la tecnología necesaria para lograr que una nave de un tamaño considerable aterrice en la superficie de Marte hasta otros factores humanos como la radiación o la ingravidez, que pondrán en peligro la vida de los astronautas”.
La explotación comercial del espacio
No hay que olvidar que la NASA va a tener la oportunidad de centrarse en la exploración espacial más allá de la Tierra porque va a delegar en dos compañías el envío de astronautas a la Estación Espacial Internacional, Boeing y SpaceX, tal y como anunció el pasado 16 de septiembre.
La iniciativa se enmarca dentro de la misma iniciativa (la Comercial Crew & Cargo Program Office, también conocida como C3PO),por la que la agencia ya ha subcontratado a la misma SpaceX y a Orbital Sciences el transporte de suministros a la Estación Espacial. Puede parecer un hecho baladí, pero es la primera vez que varias compañías privadas se encargan de realizar tareas monopolizadas hasta la fecha por las diferentes agencias gubernamentales
Rusia y los rumores de una estación espacial propia
La Estación Espacial tiene previsto aguantar en órbita por lo menos hasta 2024 y se especula que podría estar en pie hasta 2028. La estación todavía no está finalizada, lo hará cuando cuente con los dos últimos módulos de fabricación rusa que llegarán en los próximos años aunque no lo harán antes de 2017.
Uno de ellos, el Uzlovoy, podría ser la primera piedra de una futura estación espacial rusa, un rumorque ha cobrado fuerza en los últimos días por una filtraciónlanzadapor miembros del gobierno ruso, que confirmarían con una estación propia el enfriamiento de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos por la crisis de Ucrania. Pero fuentes consultadas por The Moscow Timesdan por hecho que el rumor es una bravuconada y que Rusia no tiene los medios para aventurarse en una aventura así en solitario.
Lo que sí es cierto es que ese último módulo de la Estación Espacial Internacional, el Uzlovoy, se podría utilizar como módulo central para su sucesora. Lo que Rusia sítiene en marcha es la construcción de una nueva rampa de lanzamiento, que estará lista para 2018 yeliminará la dependencia que tiene el país del cosmódromo de Baikonur. Se prevé que logre facilitarla inserción de satélites en una órbita que recorra el mayor territorio posible del país.
Pero Foust añade algo de luz sobre el futuro de las estaciones espaciales post-EEI: “La NASA ya ha dejado claro que cualquier sucesor tendrá un carácter comercial. Bigelow Aerospace tiene planes para construir estaciones en órbita y alquilarlas a la NASA y a otras agencias espaciales. Si mantiene sus planes, la NASA estará metida de lleno durante la década de 2020 en llevar un hombre a Marte y no va a tener ni el presupuesto ni el interés en construir otra estación”.
China, un nuevo actor en la carrera a Marte
Sin un esfuerzo conjunto de las grandes potencias en órbita terrestre bien podríamos volver a los viejos tiempos de la carrera espacial y, de hacerlo, hay un actor que va a irrumpir con fuerza: China. El gigante asiático ha pasado de ser el tercer país en poner a una persona en órbita, en 2003, a tener su propio laboratorio en el espacio, el Tiangong 1.
Los planes inmediatos del gobierno chino pasan por un segundo laboratorio en 2015 y una estación espacial antes de 2020. Pero sus ambiciones no se quedan en la órbita terrestre. En diciembre de 2013, la Chang’e 3 se convirtió en la primera nave en posarse en suelo lunar desde que lo hiciera la Luna 24, en 1976. El pasado mes de octubre, elprograma espacial chino fue capaz de mandar una nave no tripulada hacia la Luna y traerla de vuelta a la Tierra y la estrategia a corto plazo pasa por enviar una segunda nave capaz de traer muestras de suelo lunar de vuelta a la Tierra en 2017.
El objetivo final(poner a un hombre en el satélite), está previsto para antes de 2025 como paso previo a la instalación de una base permanente que permitiría el asalto a Marte, aunque existen dudas sobre la capacidad del país para acometer la meta lunar antes de esa fecha.
Marte y más allá
Marte, una vez más, se perfila como la frontera final de la exploración espacial a medio y largo plazo. La NASA ha puesto recientemente en órbita un nuevo satélite, el MAVEN, para estudiar los cambios en el clima marciano que le convirtieron en el páramo rojo que es hoy. Para 2020 tiene previsto el envío de un nuevo rover que exploraría el planeta en busca de señales de vida en el planeta vecino.
Pero tanto la NASA como la JAXA, la agencia espacial japonesa, tienen en mente visitar otros cometas, al estilo del viaje de la sonda Rosetta. Japón logró con éxito extraer muestras del cometa Itokawa en 2005 y traerlas de vuelta a la Tierra en 2010 con la nave Hayabusa y quiere repetir la gesta con su sucesora, la Hayabusa 2, cuyo lanzamiento está previsto para este 30 de noviembre.El objetivo de la misión es encontrarse con otro cometa, en 2018, recoger nuevas muestras y traerlas de vuelta a casa en 2020, en plena celebración de los Juegos Olímpicos de Tokyo.
El plan de la NASA respecto a la exploración de un cometa, la misión OSIRIS-REx, quiere estudiar el astroide Bennu para traer muestras suelo estadounidense. Su lanzamiento está previsto para 2016 y el viaje de vuelta, programado para 2023.
La OSIRIS-REx es el tercer exponente de las misiones New Horizons, un programa no tripulado de la NASA destinado al estudio de otros planetas del sistema solar. Las dos primeras han visitado Plutón y Jupiter mientras que todavía se tiene que decidir qué proyecto será el cuarto. Sobre la mesa hay propuestas para viajar a Saturno, extraer muestras del núcleo de un cometa, viajar a uno de los polos de la Luna para traer rocas de vuelta a casa, estudiar dos asteroides que orbitan Júpiter o regresar a Venus.
La ESA tras su gran éxito
¿Qué papel juega la ESA en todo este tinglado? Después de haber maravillado al mundo con el aterrizaje de la sonda Philae en el cometa 67P, la agencia tiene un puñado de misiones entre manos pero ninguna tan exótica como la que recientemente ha acaparado titulares en medio planeta.
Lo volverá a hacer, si los planes siguen su curso, en 2018 cuando la sonda ExoMars se pose en el planeta vecino. La misión es un esfuerzo conjunto entre diferentes agencias gubernamentales pero será la europea la responsable de liderar la investigación humana en el planeta rojo en 2018.Marte, la próxima frontera después de nuestra visita a la Luna, y una parada que podría estar cercana siempre que haya voluntad política de por medio. Que se lo digan al presidente Kennedy.
“Hemos escogido ir a la Luna en esta década […] no porque sea fácil sino porque es difícil”. La frase es del presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, en el famoso discurso que dio en la Rice University de Houston en 1962 y refleja parte de los motivos que impulsaronla victoria de Estados Unidos en la carrera espacial, culminada con el primer paseo lunar de Neil Armstrong y Buzz Aldrin en aquel 20 de julio de 1969.
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