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Palantir, la 'startup' de la CIA para plantarle cara al "eje del mal"
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LA AGENCIA INVIERTE MILLONES EN SU TECNOLOGÍA

Palantir, la 'startup' de la CIA para plantarle cara al "eje del mal"

Detrás de la facturación millonaria de la exitosa empresa que ayudó a encontrar a Osama Bin Laden se encuentra el Gobierno de Estados Unidos

Foto: El 'software' de Palantir fue clave para la localización de Osama Bin Laden
El 'software' de Palantir fue clave para la localización de Osama Bin Laden

El destino es muy caprichoso, y en el último año Palantir ha tenido que dar explicaciones para convencer a la opinión pública de que uno de sus programas, de nombre Prism, no está relacionado con el el espionaje masivo de la NSA en presunta connivencia con las multinacionales tecnológicas. Teniendo en cuenta que los clientes más fieles de la startup que está dejando secos a los fondos de inversión son la CIA y el FBI, no es de extrañar que la coincidencia genere suspicacias.

Alex Karp, el excéntrico cofundador de la compañía, ya ha recibido amenazas de muerte de algunos teóricos de la conspiración. "Es fácil ser el foco de las fantasías cuando tu empresa está envuelta en realidades como las nuestras", declaró a Forbes. Realidades que no son otras que las inmensas burbujas de información que gestiona, procesa e interpreta la firma, especializada en minería de datos.

Los nombres de sus asesores también nos suenan. Por ejemplo, Condoleezza Rice; o George Tenet, exdirector de la CIA, quien lamenta no haber podido contar con las herramientas de Palantir antes del 11-S. Por su parte, David Petraeus, que también dirigió la agencia, se refiere al software de la compañía como "una ratonera mejor en el preciso momento en que necesitábamos una ratonera mejor". Su sector es el big data, concepto tan de moda, pero al más alto nivel. Palantir es el Google de los datos: sus links somos nosotros. Según Karp, los datos son conversaciones entre personas.

La firma puede analizar conexiones bancarias alrededor del mundo para diagnosticar todo tipo de fraudes, reconstruir las huellas dactilares de un terrorista para contastarlas en una base de datos colosal o registrar seguimientos de sospechosos a nivel global: filtros de matrículas de automóviles, análisis de vídeos de cámaras de seguridad, registros de llamadas telefónicas...

Sus herramientas contribuyeron de manera definitiva a la localización de Osama Bin Laden, siguieron el rastro de los hackers que instalaron un virus espía en el ordenador del Dalai Lama y también se han utilizado para localizar a narcos mexicanos.

Valorada en nueve mil millones de dólares

El crecimiento que la startup está acumulando es de récord. Desde septiembre, el valor de Palantir se ha multiplicado un cincuenta por ciento, alcanzando los nueve mil millones de dólares. Es una caldera alimentada sin tregua por el capital riesgo, y su empuje la ha transformado en una de las empresas más influyentes del mundo.

No han revelado el nombre de los inversores que hace tres meses inyectaron 200 millones en la firma, pero no es un secreto que el primer impulso de la empresa vino de la mano de In-Q-Tel, el fondo de capital riesgo -de forma paradójica, sin ánimo de lucro- gestionado por la CIA. Entre 2004 y 2008, fueron sus mecenas. Desde 2008, el 60 por ciento de sus ingresos proviene de compañías privadas que contratan sus servicios, como News Corp o Bank of America.

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En realidad, los fundadores de la empresa, entre los que también se encuentra el ubicuo Peter Thiel, cofundador de Paypal, no ocultan su conexión con la inteligencia.

En ese sentido, sus declaraciones públicas siempre se encuadran en la defensa de la privacidad de los usuarios y la exaltación de su tecnología por sus contribuciones a la lucha contra el terrorismo o el narcotráfico. Hacen del mundo un lugar más seguro. Y ambos protagonizan, por separado, portadas donde posan sonriendo, junto a titulares que rezan "Big Brother", como en la cubierta que le dedicó Forbes a Karp.

El CEO más excéntrico

De ideologías opuestas, se conocieron en la Universidad de Stanford. Karp era un estudiante de derecho vinculado a las causas de la izquierda, hijo de un matrimonio hippie: solían discutir cuestiones políticas. Sin ningún perfil técnico, pero con una lucidez que su círculo califica de brillante, el excéntrico filósofo de los rizos canosos -en Alemania fue pupilo de Jürgen Habermas- ganó dinero invirtiendo en startups, hasta que en 2004 reencontró con su compañero para lanzar Palantir. Necesitaban los servicios de un CEO carismático, y Karp sabía leer el código de nuestra época mejor que nadie.

El recinto donde se levantan sus oficinas, en Palo Alto, se llama La Comarca, en honor a El señor de los anillos, obra de la que también ha tomado su nombre la empresa: un palantir es la piedra a través de la que se puede ver el futuro en la saga de Tolkien. También las oficinas reciben el nombre de un referencia muy adecuada, Gotham, la ciudad de Batman.

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El canal que usa Karp para comunicarse con sus empleados se llama KarpTube, un sistema de vídeo a través del que el CEO les habla a los trabajadores de las cuestiones más diversas, desde teoría del marxismo hasta conceptos de espiritualidad. El CEO asegura que sólo deja de pensar en Palantir cuando practica natación, sexo o Chi Kung.

Las referencias a la firma en los cables de Wikileaks, por supuesto, son incontables -en España, la empresa Agnitio también ha sido señalada-, incluso se ha acusado a un ingeniero de Palantir de planear ataques cibernéticos contra su infraestructura y de rastrear a los miembros de la organización de Assange. A partir del escándalo, Karp creó el Batphone, un teléfono corporativo abierto a los empleados para que denuncien lo comportamientos poco éticos de sus clientes.

Mientras la empresa crece, propulsada por uno de los mayores negocios del mundo, la seguridad nacional, los activistas que defienden la causa de la privacidad acusan a Palantir de ayudar servilemente, sin complejos, a la construcción de una "pesadilla totalitaria a escala masiva".

El destino es muy caprichoso, y en el último año Palantir ha tenido que dar explicaciones para convencer a la opinión pública de que uno de sus programas, de nombre Prism, no está relacionado con el el espionaje masivo de la NSA en presunta connivencia con las multinacionales tecnológicas. Teniendo en cuenta que los clientes más fieles de la startup que está dejando secos a los fondos de inversión son la CIA y el FBI, no es de extrañar que la coincidencia genere suspicacias.

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