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"Una rata tiene más margen de beneficio que un iPhone"
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EL MAYOR GRANJERO DE ROEDORES DE ESPAÑA

"Una rata tiene más margen de beneficio que un iPhone"

El gallego José María Vilaboy empezó a criar roedores en el garaje de su casa. Diez años después, se ha convertido en el mayor granjero de roedores del país

Foto: José María Vilaboy empezó a criar roedores en el garaje de su casa
José María Vilaboy empezó a criar roedores en el garaje de su casa

¿Cómo le vamos a dar el premio al de las ratas? En 2008, cuando el que había de convertirse en el mayor granjero de roedores del paísganó un concurso de emprendedores, los miembros del jurado se retractaron.El modelo de negocio de José María Vilaboy (As Pontes, 1971) no tenía el aurade las tradicionalesstartups tecnológicas. Volvieron a votar. Perdió el premio.

"Como se nos acabó el ladrillo, ahora estamos de nuevo con las .com. No tenemos medida. Yo no tengo una aplicación, ni un negocio basado en internet, pero tiene que haber de todo", relata a Teknautas el gallego.

Bien mirado, su empresa también nació dentro de un garaje.Convenció a su madre para que sacara el auto de la cochera e instaló las primeras jaulas. Antes, se había licenciado en Administración y Dirección de Empresas, pero no encontraba trabajo. También probó suerte en la política, en las filas del PP,pero quedó desencantado. "No pude cambiar nada. Está montado para quien pasa por el aro".

Entonces decidió retomar la afición de su infancia. "Desde pequeñotenía ratones en casa. Mi madre pensaba que se había librado de mí, pero para sacarme unas perrillas y no pedirle dinero a mi mujerlo recuperé". Vilaboy tenía 27 años y sólo un puñado de ratones, aunqueempezaba aimaginar un negocio rentable en el que, por supuesto, nadie creía. Como colofón, en elpueblo empezaron a llamarle José Ratas:"Fue duro".

La primera factura

Elaboró su propio estudio de mercado con las páginas amarillas en la mano, llamando por su cuenta a medio centenar de tiendas de mascotas. A continuación, preparó un plan de empresa para iniciar un estéril peregrinaje por las sucursales bancarias. "Me volví anticajas. En Caixa Galicia me dijeron que para criar ratones no me darían un crédito ni presentando un aval".

Vilaboy emitió su primera factura en el 2000, aunque entonces el domicilio social de su compañía todavía era el garaje de su madre. Aún tuvo que esperar otros tres añospara salir de la cochera. Finalmente, el crédito llegó;en 2003, levantó enAs Pontes la primera nave de su granja. "Lo tuvieron que avalar mi mujer y mi madre. Fue doloroso para mí. '¿Para qué es el dinero, hijo?', me preguntó ella", recuerda.

La granja de roedores Xaraleira, en As PontesJamás pensó que podría llegar a criar medio millón de ratones al año. Durante los primeros seis perdió dinero. Al séptimo, empezó a remontar;y durante los años de la crisis hasta hoy, su empresa, Xaraleira, ha crecido por encima del 50 por ciento al año, llegando a facturar cerca de medio millón de euros en el último ejercicio. Ha construído cinco naves más ydomina el mercado nacional con tres líneas de negocio bien definidas.

Por una parte, vendelos roedores como alimento vivo o congelado a centros de conservación de aves, zoológicos o empresas de control de fauna. En España, proveea la mayoría de instalaciones de este tipo, desde el parque naural de Cabárceno, pasando por el zoo madrileño, hasta Faunia. Además, exportan a Reino Unido, Francia y Portugal.

"Hay ratones que cuestan sesenta céntimos yhamsters que vendemos por dos euros, pero también hay roedores con pedigrí que pueden alcanzar los cien euros. Los márgenes son muy altos. Una rata tiene un margen de beneficio mayor que un iPhone".

Además, cría todo tipo demascotas. En este caso, su mejor cliente es Kiwoko, la cadena líder en la venta de animales, que acaba de recibir una inyección de cuatro millones de euros desde un fondo de inversión.

Sin embargo, su línea de negocio preferida es la menos rentable. "Hemos creado un kit para el estudio de las leyes de Mendel. Enviamos los ratones a los colegios con todo lo necesario para que estén un mes. Lleva tres años en el mercado y ha recibido un premio educativo. Ningún alumno ha suspendido los exámenes sobre genética, e incluso han creado un cómic".

El mal de altura

En la actualidad, mientrasbusca inversores para atacar el mercado europeo, compitiendo con los países delEste, empieza a sentir una especie de mal de altura. No puede permitirse erroresy esa responsabilidad le quita el sueño. "Cualquiera puede criar unos cuantos ratones, pero nosotros hemos desarrollado un proceso complejo. Ya no puedo fallar en ninguna producción.Ahora vamos a dar un paso importantey el crecimiento hay que financiarlo. Tengo miedo a morir de éxito,y es una posibilidad que siempre existe".

Parte del equipo de XaraleiraValora el trabajo de su equipo por encima de todo. Ni siquiera le gusta aparecer solo en las fotos. En total, son ocho personas, entre las que hay biólogos, veterinarios e ingenieros agrónomos. "El trabajo es duro, no deja de ser una granja. La única forma de que esto sea soportable es pasarlo bien, por eso intentamos divertirnos lo máximo posible". Sólo existe una regla: no poner nombres a los bichos, aunque nadie la cumple.

Su esposa, que también es su socia, yla única persona que ha creído en el proyecto,es alérgica a los ratones, así que jamás aparece por la granja: "Es la socia perfecta", bromea. Sus dos hijas también lo hacen con él: "Papa, ¿vas a conquistar el mundo?". "Mi empresano va a ser Zara jamás, niMicrosoft, pero España tiene una tradición agrícola y ganadera que las instituciones han abandonado", responde Vilaboy.Su mal de altura no es otro que aquelfantasma del pasado del que lleva huyendo más de diez años hacia el éxito empresarial para que nunca más nadie vuelva a llamarleJosé Ratas.

¿Cómo le vamos a dar el premio al de las ratas? En 2008, cuando el que había de convertirse en el mayor granjero de roedores del paísganó un concurso de emprendedores, los miembros del jurado se retractaron.El modelo de negocio de José María Vilaboy (As Pontes, 1971) no tenía el aurade las tradicionalesstartups tecnológicas. Volvieron a votar. Perdió el premio.

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