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¡Bye, bye! Cinco claves por las que Blackberry ha salido tan barata
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CERRÓ AYER SU VENTA POR SOLO 4.700 MILLONES

¡Bye, bye! Cinco claves por las que Blackberry ha salido tan barata

Blackberry ha costado solo 4.700 millones de dólares. Detrás de esta vertiginosa depreciación hay un puñado de motivos que explican la situación

Foto: La actriz Christina Ricci se despide durante la presentación de Torch (Reuters)
La actriz Christina Ricci se despide durante la presentación de Torch (Reuters)

A última hora de la tarde se confirmaba lo que era un secreto a voces: la venta de Blackberry a un tercero con músculo y ganas para sacar adelante ese navío comido por el escorbuto. El nombre que buscábamos es Fairfax Finantial, un fondo canadiense que promete mantener "la producción de soluciones de seguridad" de la firma, sin llegar a pronunciarse acerca del hardware. Con todo, lo más sorpresivo de la operación es el precio, 4.700 millones de dólares, o 9 dólares por acción, una cifra ridícula para un fabricante que en el primer trimestre de 2009 seguía vendiendo más smartphones que Apple.

Es más, a principios de septiembre nuestro experto financiero S. McCoy consideraba "míseros" los 11 dólares por acción con los que The Wall Street Journal especulaba, basándose siempre en las reservas de capital y la cartera de patentes de la compañía. ¿Por qué ha salido entonces tan económica la venta? Básicamente porque Blackberry está en una situación sumamente complicada, quizá imposible de revertir y éstas son las claves:

1. No existe para el consumidor medio. Blackberry se concibió por y para el ámbito empresarial, haciendo hincapié en la fiabilidad, la seguridad y la sencillez de uso. La pantalla pequeña le servía para alargar la vida de la batería, su cifrado sigue siendo el mejor del mercado y la disposición de un teclado Qwerty facilitaba la labor de enviar mensajes. Tras el lanzamiento del iPhone, el mercado viró hacia la vistosidad y capacidades multimedia de Apple, mientras que desde Canadá se obvió esta tendencia para seguir apostando por el usuario profesional.

¿Cuántos de tus amigos y conocidos tienen una Blackberry? ¿Cuántos están dispuestos a repetir la experiencia?

Blackberry sigue reinando en el ámbito laboral, si bien cada vez de modo más débil. En empuje del BYOD (bring you own device), sobre todo en el mundo anglosajón, y la relajación en las plantas nobles para con la seguridad han sido las principales culpables. En consecuencia, es habitual ver a directivos enviándose información confidencial a través de un WhastApp que corre sobre Android o iOS. Excepción hecha con algunos sectores profesionales donde la seguridad es prioritaria, ya nadie considera un menoscabo trabajar con esos "móviles de juguete". ¿El ocio canibalizando los negocios? ¡Ése era el peor escenario para Blackberry!

Fuera del parque empresarial, su penetración apenas supera el 5%, y sigue cayendo en cada informe. Es fácil percibirlo a nivel de calle: ¿cuántos de tus amigos o conocidos tienen una Blackberry y están dispuestos a repetir la experiencia?

2. Nadie quiere su ecosistema. Si Blackberry tiene alguna posibilidad de volver al buen camino a través de los dispositivos, el ecosistema disuadirá al usuario. El fabricante antes conocido como RIM exasperó a sus clientes con Blackberry OS 6, un sistema que durante tres largos años les avergonzó en la comparación con iOS y Android. En comparación con sus competidores, BB OS lucía realmente obsoleto, con un táctil que nunca llegó a convencer, a medio camino entre el botón y el sistema de los demás farbicantes.

Blackberry 10, la revisión mesiánica, no llegaría hasta este mismo año, cuando de la batalla solo quedaban rescoldos humeantes. Y con un catálogo de apps enclenque, que obliga al usuario a prescindir de programas esenciales como Google Maps, Spotify, eBay o Instagram. El gráfico de evolución de sistemas operativos evidencia que hay poco que hacer. Uno de los principales retos de los nuevos gestores será decidir si dan el salto a Android o Windows Phone en sus máquinas, aun a costa de perder su identidad.

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3. No dispone de un solo dispositivo competitivo. En estos momentos Blackberry es una de las pocas tecnológicas que no tiene un solo producto fuerte en el mercado. La menguante Nokia, a la que se señala como paradigma de la crisis, triunfa con su gama para emergentes Asha y coloca razonablemente bien sus buques insignia; Sony apenas tiene un nombre en el sector, pero tiene una clase media de calidad que se rifan las operadoras (aquí, aquí y aquí); incluso HTC, tras el bache, nos ha deslumbrado con el One.

PlayBook primero, y Z10 después, eran las grandes esperanzas de Blackberry. No solo no funcionaron, sino que se convirtieron en fiascos inmediatos

La nueva línea de Blacberry murió casi antes de nacer. El Z10, pese a ser un terminal robusto y bien acabado, llegó con un precio libre prohibitivo (660 euros), fiando los posteriores descuentos, como siempre, a unas operadoras que nunca le vieron atisbo de rentabilidad. ¿Qué sentido tiene lanzar un smartphone que exige un salto de fe en el usuario a muchos niveles con tan alto coste? Por supuesto, rebajarlo a las pocas semanas no envió un mensaje tranquilizador al mercado.

Y qué mencionar del fiasco de PlayBook. La que iba a reñirle el pan al iPad no vendió más allá del millón, provocándole a la compañía pérdidas por valor de 485 millones solo en stock sin salida. ¿Cuál era el problema? Que costaba lo mismo que su rival directo, con la salvedad de un diseño más pobre y un sistema operativo a años luz. En su mejor momento, Playbook vendía 200.000 unidades cada 90 días... lo mismo que Apple en solo dos.

4. Escasa confianza en sus servicios

Es curioso cómo la confianza labrada a lo largo de años puede venirse abajo en un solo día. El 11 de octubre de 2011 millones de dispositivos Blackberry en todo el mundo se quedaron sin correo, mensajería instantánea ni navegación web durante 12 horas. En realidad fue solo un falló técnico que se alargó pocos días, pero suficiente para que la imagen de Blackberry como proveedor de servicios inmaculados quedase seriamente dañada.

Por cierto, de aquel parón surgieron una serie de demandas que no hubieran cuajado de no ser porque Blackberry cobra por sus servicios a las operadoras, que a su vez lo repercuten sobre el cliente. En la era del smartphone, exigir una contraprestación -obligada- por lo que terceros hacen gratis simplemente está fuera de lugar. Se trata, no obstante, de una vía que ingresa el 36% de lo que factura la compañía, imposible de secar sin consecuencias estructurales.

5. Nadie al volante

Durante casi tres décadas, los fundadores Jim Balsillie y Mike Lazaridis ejercieron una suerte de duopolio desde Research in Motion. Ejerciendo Lazaridis como visionario y con Balsillie al frente del marketing, Blackberry acumuló todos sus éxitos, además de sus fracasos. El duo es responsable de elevar la empresa a las alturas, pero también de permanecer inmóviles ante un entorno cambiante, que les estaba devorando por momentos. Lo que en un momento fue un equipo directivo rompedor se convirtió en una extravagancia que entorpeció el lavado de cara de Blackberry.

El coCEO Lazaridis llegó a declarar en 2007 que la única tendencia tecnológica que realmente le interesaba es el teclado Qwerty

Para el recuerdo dejaron una serie de frases jactanciosas que ponía en evidencia una visión deformada de la realidad. "Los usarios corporativos rechazarán los móviles con cámara", "no se puede escribir una contraseña en un iPhone, porque no se ve nada" o "la única tendencia tecnológica que me preocupa es el teclado Qwerty" son algunas de ellas.

Tarde y mal, la pareja se hizo a un lado en favor del alemán Thorsten Heins, un ejecutivo sin experiencia en el puesto. Sucedió en enero de 2012, con mucha agua entrando a borbotones en la nave y un solo tapón, el de Blackberry 10, para frenar la fuga. Heins, que en realidad no es culpable de nada, podría pasar a los libros como uno de los CEOS más fugaces que se recuerdan, dado que la nueva junta, encabezada por el hindú Prem Watsa, es previsible que aborde cambios en todos los niveles. A Watsa, por cierto, le precede fama de fajador; veamos qué tiene pensado para este asalto.

A última hora de la tarde se confirmaba lo que era un secreto a voces: la venta de Blackberry a un tercero con músculo y ganas para sacar adelante ese navío comido por el escorbuto. El nombre que buscábamos es Fairfax Finantial, un fondo canadiense que promete mantener "la producción de soluciones de seguridad" de la firma, sin llegar a pronunciarse acerca del hardware. Con todo, lo más sorpresivo de la operación es el precio, 4.700 millones de dólares, o 9 dólares por acción, una cifra ridícula para un fabricante que en el primer trimestre de 2009 seguía vendiendo más smartphones que Apple.

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