Papyre: el lector de e-books español

Mientras en Estados Unidos van por su segunda versión del Kindle, el emprendedor español Juan González de la Cámara lucha como El Quijote contra los molinos de viento para conseguir universalizar el Papyre, el lector de libros electrónicos en español. Y es que precisamente será el caballero de la triste figura lo primero que veamos al encender este lector de libros electrónicos en nuestras manos. No hay trampa ni cartón, Papyre sobre el papel es tan potente como sus contrincantes japoneses (léase Sony Reader) o norteamericanos (el Kindle, por supuesto). Es más, en muchos casos los supera en equipamiento y capacidad como veremos más adelante.

Consciente de que la clave del éxito en esta empresa está en el contenido y no en el continente, este empresario andaluz se ha preocupado de que los compradores de Papyre tengan ya una buena colección de libros en español a su disposición integrada en el mismo dispositivo y posiblemente sea esta una de las mejores bazas del lector de libros electrónicos frente a los colosos a los que se enfrenta. Es posible que tanto el Sony Reader y el Kindle se lleven toda la fama, pero a fuerza de ser sinceros, están orientados al mercado anglosajón y todo está preparado para que las descargas de libros sean en ese idioma. Para curarse en salud, el Papyre viene con cerca de medio millar de títulos en la lengua cervantina en su tarjeta SD, pero es que además y según aseguran, en la red pueden ya descargarse casi 300.000 obras en perfecto castellano. Parece además que poco a poco algunas editoriales en nuestro país van desperezándose y abriendo sus puertas a un futuro ya muy presente, como es el caso Todoebook, la primera gran tienda de libros electrónicos en nuestro país.

Formatos libres

Si no bastaba con que técnicamente Papyre no tuviera nada que envidiar a sus rivales, Grammata -fabricante de Papyre- ha querido cubrirse las espaldas yendo un paso más allá en otra de las grandes rémoras en la expansión de los lectores de e-books: los formatos. Kindle trabaja con su formato, Sony con otro propietario, y Papyre cuenta con un sistema operativo basado en Linux y trabaja con formatos totalmente abiertos, de forma que puedan leerse e-books en PDF sin problemas -el formato abierto más extendido por la red-. Este punto no es baladí ya que con un formato libre el usuario puede almacenar su biblioteca de libros en el ordenador y puede leerlos en otro dispositivo en un futuro, o dicho de otra manera, no es 'esclavo' de la marca en los años venideros.

Papyre permite además la lectura de periódicos, revistas y blogs descargados de la web y de hecho, la web del producto tenderá a convertirse en un repositorio de libros y periódicos que podremos ir transfiriendo a nuestro lector para su posterior lectura. La pantalla de tinta electrónica cuenta con tecnología Vizplex que sobre el papel proporciona un rendimiento superior al de sus rivales y en cualquier caso, la lectura en cualquiera de estos dispositivos es una auténtica delicia y una sola carga de la batería nos permite semanas de uso con lo que se convierten en un compañero ideal para los viajes.

Antes de navidades, versión con 3G y WiFi

Las aspiraciones de Grammata no terminan en construir un dispositivo a la altura o incluso superior a sus competidores y todo parece indicar que Papyre quiere convertirse de facto en el Kindle español. Lejos de conformarse con fabricar un lector de e-books, los planes de la empresa andaluza pasan por desarrollar una auténtica biblioteca on-line, similar -salvando las distancias- a la de Amazon y con descargas directas en el dispositivo. En definitiva, que uno puede estar paseando por El Retiro tranquilamente y descargarse una novela o leer ElConfidencial en descarga directa desde Internet.

Para conseguir esto vitaminarán el Papyre con una nueva versión que llegará antes de navidades y contará con conectividad WiFi y 3G. Pero las aspiraciones de Grammata van aún más lejos y a comienzos de 2010 presentarán una versión con pantalla de 10 pulgadas. Casi nada. El precio además -300€- es inferior al de sus competidores y si uno es un consumidor de literatura compulsivo, puede tratarse de una inversión bien justificada si considera la cantidad de libros que puede llevarse bajo el brazo en un tamaño inferior al de un dietario.