¿Sabe demasiado Google?

No hay entrevista que hagan a algún responsable o directivo de Google -vigente premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, por cierto- que no acabe planteando la siguiente pregunta: ¿no dispone Google de demasiada información sobre los usuarios y sus comportamientos? Esta pregunta tiene su calado por dos motivos fundamentales: por un lado, el buscador maneja información muy sensible sobre el usuario, y por otro, porque cuenta con una política de privacidad muy discutida y polémica y que ha sido galardonada con el poco dignificante título de ser "la peor en privacidad" por el organismo Privacy International.

Quien lo iba a decir, pero tal vez George Orwell se quedó corto en caracterizar al Gran Hermano en su novela 1984, puesto que el gran ojo contemporáneo que nos observa maneja de facto mucha más información que el de la novela. Desde el momento en que un usuario se registra en el sistema mediante una cuenta de GMail, va dejando como Pulgarcito un rastro que a mayor vulneración de derechos, queda registrado en la base de datos del gigante durante no menos de dos años. Las webs, que ha visitado, a qué hora, durante cuánto tiempo, y todo ello con su nombre y apellidos.

Que nadie se tranquilice si no dispone de una cuenta en Google puesto que en su defecto, el sistema registrará su dirección IP, y ya hay voces que advierten que esta dirección puede ser considerada como "información personal" pese a que no disponga de nombre y apellidos. El gigante norteamericano siempre se ha defendido argumentando un hecho, por otra parte, cierto: almacenar información de las búsquedas mejora enormemente la eficacia de las mismas, pero esta argumentación parece no tranquilizar a los escépticos.

La gota que colmó el vaso y alimentó aún más las dudas sobre la política de privacidad en Google la motivó el lanzamiento del navegador Chrome, y es que éste incorpora una barra en la que se integran todos los servicios y el sistema salta de uno a otro sin contar con la aprobación explícita del usuario. En este sentido, el grupo de consumidores californiano Consumer Watchdog elevó la protesta a la dirección de la empresa, que por el momento guarda silencio. Otra función que no ha gustado nada a los críticos es la sugerencia en la barra de búsquedas. Esta función completa la frase o término que está buscando con lo que ha buscado la mayoría, y en este sentido, Brian Rakowski, uno de los responsables del navegador, reconoció que esta búsqueda se hacía combinando la dirección IP con el texto, o dicho de otra manera: sabemos quién es, lo que busca y desde dónde.

Otro producto de la casa que está dando mucho juego es Street View. Se trata de fotografías tomadas a pie de calle por vehículos de Google y que luego se integran en Google Maps y se ponen a disposición de la red, provocando situaciones bastante delicadas, desde un individuo subiéndose la bragueta, hasta el Mercedes de Steve Jobs. Tal es el material disponible que están surgiendo páginas en las que se votan las mejores fotos tomadas hasta el momento, y nos estamos imaginando al equipo de abogados de Google atender las demandas de los afectados por miles.

Google camina por un terreno peligroso, pero por otro lado, los servicios que ofrece son cada vez superiores y más ajustados al perfil del usuario que los solicita. Esta puntería tiene un precio que muchos consideran excesivo, pero otros comprenden y confían en el buen hacer del coloso. ¿Debemos preocuparnos?