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El hermano de una desaparecida hace diez años, detenido por su asesinato
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En Olesa de Montserrat (Barcelona)

El hermano de una desaparecida hace diez años, detenido por su asesinato

El caso llegó a la Guardia Civil, que decidió investigar a fondo. Llegaron al convencimiento de que ella estaba muerta, así que realizaron un informe y se lo trasladaron a un juez

Foto: Un agente de la Guardia Civil en una imagen de archivo. (Cedida)
Un agente de la Guardia Civil en una imagen de archivo. (Cedida)

Una mujer salió de prisión hace diez años, en el 2012, y se fue a vivir a la finca en la que residía su hermano. En realidad, la casa, que estaba en la zona rural de Olesa de Montserrat (Barcelona), no le pertenecía a ninguno de los dos. En el catastro está a nombre de un varón que había sido pareja de ella, pero que murió antes de que ella fuese condenada a pena de cárcel. Como nadie la reclamó, hablamos de personas de entornos muy desestructurados, los hermanos se quedaron a vivir allí.

Ella fue detenida y condenada y, durante el tiempo que la mujer estuvo en prisión, su hermano siguió habitando la finca. Hasta que salió y volvieron a convivir. A ella le acompañaba un nuevo novio. Los vecinos del lugar se acostumbraron a la presencia de los tres, con sus idas y venidas y con sus conflictos, porque discutían mucho y eran muy ruidosos y malhablados.

Los vecinos del lugar se acostumbraron a la presencia de los tres, con sus idas y venidas

Meses después, la pareja de la mujer enfermó de cáncer y acabó falleciendo. En un entorno tan pequeño, los vecinos de las fincas colindantes se enteraron de lo ocurrido. Una vez que los hermanos se quedaron solos, volvieron a surgir las discrepancias habituales y la mujer tomó la drástica decisión de pedir a su hermano que se fuera: "Esta casa no es tuya. Me pertenece a mí porque era de mi novio. Quiero que te vayas. Me he cansado de vivir contigo". El joven se defendió diciendo que durante el tiempo que ella había estado encerrada él es el que había cuidado el domicilio y que no pensaba marcharse porque no tenía dónde ir.

Un día sin más, se resolvió el problema. La mujer desapareció. Los vecinos dejaron de verla y se preocuparon. Preguntaron al hermano que les dijo que había decidido marcharse al extranjero a vivir, pero su aseveración no le sonó convincente a nadie. Como en teoría se había ido por su propio pie, nadie presentó denuncia por su desaparición. Así que nadie la buscaba.

De alguna manera, el caso llegó a la Guardia Civil de Barcelona, que decidió investigar a fondo el asunto. Revisaron las cuentas de la desaparecida y se dieron cuenta de que ya no se movía un euro, ni tampoco su teléfono móvil daba ninguna señal. Tampoco tenía presencia en redes sociales ni nada parecido. Llegaron al convencimiento de que estaba muerta, así que realizaron un informe y se lo trasladaron a un juez que les concedió una orden de entrada y registro para buscar el cuerpo en la finca en la que seguía residiendo, como si fuera suya, el hermano de la desaparecida.

De alguna manera, el caso llegó a la Guardia Civil de Barcelona, que decidió investigar a fondo

Cuando los agentes se presentaron en su puerta, fue consciente de que lo iban a detener, así que decidió colaborar, pero haciéndose el loco. Por eso, cuando le preguntaron si había algún lugar en la propiedad donde hubiese olido mal en el pasado, no tuvo dudas de señalar un almacén abandonado anejo a la casa: "Ahí dentro hay veces que me viene un mal olor". Los agentes de la Guardia Civil, acompañados de un perro experto en la detección de restos biológicos, se acercaron al lugar y el animal no tardó ni cinco segundos en marcar positivamente una zona de escombros.

Se trataba de una pila de residuos. Los agentes empezaron a retirar las piedras y otros elementos y debajo encontraron un cadáver. Estaba parcialmente saponificado porque justo por allí pasaba una canalización de agua que hizo que se conservara. De hecho, tenía parte del cuerpo reconocible. Inmediatamente se avisó al médico forense del juzgado y a Su Señoría para el levantamiento del cadáver. Tras observar el cuerpo, el especialista determinó que la causa de la muerte era de etiología violenta homicida, concretamente un profundo traumatismo cráneo encefálico en la parte posterior. La deducción que hacen los investigadores es que su hermano, el que dijo que se había ido al extranjero, la mató por la espalda de un fuerte golpe para evitar tenerse que ir de la casa. Desde entonces, ha convivido con ella muerta en el almacén de al lado, pero quizá por miedo, no tuvo la prudencia criminal de esconder el cuerpo mejor. Los dos son españoles.

Una mujer salió de prisión hace diez años, en el 2012, y se fue a vivir a la finca en la que residía su hermano. En realidad, la casa, que estaba en la zona rural de Olesa de Montserrat (Barcelona), no le pertenecía a ninguno de los dos. En el catastro está a nombre de un varón que había sido pareja de ella, pero que murió antes de que ella fuese condenada a pena de cárcel. Como nadie la reclamó, hablamos de personas de entornos muy desestructurados, los hermanos se quedaron a vivir allí.

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