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'Karoshi' o muerte por trabajo, los estragos de la nueva epidemia global
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UN TRABAJADOR SE SUICIDA POR MOTIVOS LABORALES

'Karoshi' o muerte por trabajo, los estragos de la nueva epidemia global

Hace un par de semanas se suicidó un directivo de FNAC Francia y en su carta de despedida culpó directamente a la empresa de su muerte

Foto: 'Karoshi' o muerte por trabajo, los estragos de la nueva epidemia global
'Karoshi' o muerte por trabajo, los estragos de la nueva epidemia global

Hace un par de semanas se suicidó un directivo de FNAC Francia y en su carta de despedida culpó directamente a la empresa de su muerte voluntaria. FNAC le impuso, al parecer, un traslado a la ciudad de Clermont-Ferrand para dirigir la oficina local, pero el trabajador (MR) no quería moverse, entre otras cosas, porque cuidaba de un amigo enfermo terminal de cáncer.

En el email de despedida que dirigió a su familia y a la dirección de la empresa, el trabajador se lamentaba de que ésta no le hubiera permitido retrasar un poco el traslado, ya que su amigo falleció sólo dos días después de que él llegara a Clermont-Ferrand. “Me debo a mis superiores”, escribió en ese mail, “pero podía haberlo acompañado hasta el final”, se lamentaba poco antes de ahorcarse en una zona boscosa de la ciudad.

La empresa, por su parte, se desmarca de la muerte de su empleado y argumenta que la enfermedad de su amigo y “problemas financieros” provocaron en él la agonía que le llevó al suicidio. Frente a esta consideración, MR hacía hincapié en su carta en que lo había dado “todo” por la empresa, “aceptando cambios sin pestañear”, pero a un precio muy caro, el de “destruir sistemáticamente las amistades que se hacen”. Al parecer MR había soportado repetidas veces comentarios homófobos contra su persona por parte de algunos directivos de FNAC.

La FNAC se ha pronunciado al respecto asegurando que está “molesta” con la noticia y, al igual que ocurrió con los suicidios de otros dos trabajadores de la empresa en 2010, insiste en que no tienen nada que ver con su situación laboral. Rue 89, la web que ha publicado la noticia del suicidio, hace referencia además a unas ‘listas negras’ que la empresa tendría sobre empleados que están a punto de ser despedidos, una medida de presión que algunos trabajadores no pueden soportar.

Cuando el trabajo, lejos de ser salud, es muerte

Desgraciadamente, el de este trabajador francés no es ni mucho menos el primer caso de suicidio por causas laborales. De hecho, en los últimos años es algo tan frecuente que ya tiene nombre: karoshi. El término, que proviene de Japón, fue reconocido por primera vez por el Gobierno nipón en 1992 para designar la muerte causada por la falta de descanso por las obligaciones laborales. Desde entonces se ha extendido no sólo a la muerte involuntaria (sobre todo, por cardiopatías provocadas por el estrés) si no a la muerte voluntaria causada por las presiones laborales.

El más sonado de los casos, precisamente en Francia, ha sido el de France Telecom, una gran empresa que desde el año 2000 ha tenido que bregar con el suicidio de al menos 115 trabajadores, y con una tremenda caída de su popularidad a causa de este desafortunado motivo. Un informe de la Inspección de Trabajo francesa confirmó en 2010 que las intenciones de la empresa nacional de telecomunicaciones, con su terminante e incesante política de traslados y cambios de actividad, era minar la moral y suprimir 22.000 puestos de trabajo, la mayoría funcionarios, de los 100.000 que tiene.

Pero no es el único. En febrero de este mismo año el grupo japonés Mazda Motor tuvo que indemnizar con 63 millones de yenes (unos 560.000 euros) a los familiares de un empleado que se suicidó en 2007 por "exceso de trabajo". En febrero de 2009 una cooperativa agrícola nipona fue condenada a pagar 100 millones de yenes (890.000 euros) por la muerte de un hombre de 33 años que se quitó la vida agobiado por la carga laboral. En 2006 cuatro trabajadores de Renault se suicidaron también, tres de ellos en las propias oficinas del fabricante de coches. Y suma y sigue…

Hace un par de semanas se suicidó un directivo de FNAC Francia y en su carta de despedida culpó directamente a la empresa de su muerte voluntaria. FNAC le impuso, al parecer, un traslado a la ciudad de Clermont-Ferrand para dirigir la oficina local, pero el trabajador (MR) no quería moverse, entre otras cosas, porque cuidaba de un amigo enfermo terminal de cáncer.

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