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Coordenadas | Emperador contra sultán: la fructífera enemistad Macron-Erdogan
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Rifirrafe entre Turquía y Francia

Coordenadas | Emperador contra sultán: la fructífera enemistad Macron-Erdogan

Los rifirrafes entre ambos mandatarios vienen ya de lejos, y en cierta manera favorecen a ambos tanto en su estrategia doméstica como en su narrativa en el escenario internacional

Foto: File photo: france's president emmanuel macron shakes hands with turkey's president recep tayyip erdogan ahead of a bilateral meeting on the sidelines of a nato summit in brussels in 2018
File photo: france's president emmanuel macron shakes hands with turkey's president recep tayyip erdogan ahead of a bilateral meeting on the sidelines of a nato summit in brussels in 2018

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha llamado al boicot contra los productos franceses en el mundo musulmán después de lo que ha considerado un "ataque contra los musulmanes" por parte del presidente francés, Emmanuel Macron, de quien ha dicho que "debe hacerse un chequeo psicológico". Macron ha respondido llamando a consultas a su embajador en Ankara e instando a la UE aplicar sanciones contra Turquía, su aliado en el marco de la OTAN. Este rifirrafe entre ambos mandatarios, sin embargo, viene ya de lejos, con insultos y críticas, y en cierta manera favorece a ambos tanto en su estrategia doméstica como en su narrativa en el escenario internacional. El "emperador-Napoleón" Emmanuel Macron contra el "sultán-líder del mundo musulmán" Recep Tayyip Erdogan.

En breve

Tras el funeral del profesor de historia Samuel Paty, asesinado por un terrorista islamista de origen checheno, Emmanuel Macron presentó su esperado plan para hacer frente a la radicalización islamista en Francia. En su discurso, habló de que "Francia necesita luchar el separatismo islamista", entre otros medios mediante el control de los imanes financiados por potencias extranjeras (entre ellas Turquía) y que los franceses "seguirán haciendo caricaturas [como las de Mahoma]". Las palabras de Macron no han sentado bien en parte del mundo árabe, pero Erdogan ha sido su crítico más vocal. "¿Cuál es el problema de esta persona llamada Macron con los musulmanes y el islam? Macron necesita tratamiento mental".

Foto: Erdogan y Macron en una rueda de prensa en Estambul en 2018. (Reuters)

Contexto

No es la primera vez que Erdogan se muestra especialmente insultante con Macron. En noviembre de 2019, Erdogan ya acusó a Macron de "estar en muerte cerebral" tras unos comentarios del presidente francés sobre la parálisis de la OTAN y también habló de las "capacidades mentales" del presidente galo cuando éste criticó la incursión militar turca en el norte de Siria. Hace apenas un mes lo llamó "Napoleón de pacotilla" por su agresiva presencia en el Mediterráneo Oriental (donde Grecia y Turquía se disputan zonas limítrofes marítimas para poder explotar los recursos gasísticos de la región). Este verano, Francia reforzó su presencia militar en el Mediterráneo Oriental, un movimiento que la prensa oficialista turca acogió con indignación, acusando a Francia de "buscar la guerra", mientras que el ministro de Exteriores turco Mevlüt Cavusoglu acusó a París de comportarse "como un capo [de la mafia]" y "aumentar las tensiones" en la región.

Ambos países han chocado también en la guerra civil libia o incluso en el conflicto en Nagorno-Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán, donde Turquía apoya a los azeríes y Francia ha denunciado el "uso de yihadistas" enviados por Turquía. El pasado abril, París celebró una conmemoración oficial sobre el genocidio armenio, algo que Turquía denunció como "hipócrita" por la responsabilidad francesa en el genocidio de Ruanda. El lenguaje violento elegido por Ankara es, sin embargo, un reflejo de las tensiones geopolíticas entre ambos países, una Francia preocupada por la ascendencia de Turquía entre los musulmanes franceses y la ampliación de los escenarios de influencia turca en el Mediterráneo y Oriente Medio, y una Turquía queriendo reforzar su rol como potencia regional frente a Arabia Saudí o Emiratos en Oriente Medio y frente a Francia y la UE en el Mediterráneo, al tiempo que enarbola una narrativa desde el neo-otomanismo al nacionalismo islámico turco.

Actores

Emmanuel Macron, presidente de Francia. Con polémicas declaraciones como la de que "la OTAN está en muerte cerebral", Macron ha intentado dibujarse como el líder europeo junto a Alemania. Alzar la voz frente a los "desmanes" de Turquía refuerza esa narrativa de campeón de los intereses europeos en el escenario mundial, y especialmente ahora tras recibir el apoyo de otros socios dentro de la UE. Por supuesto, sus pasos adelante en conflictos que inicialmente tienen poco que ver con Francia (como Armenia-Azerbaiyán) amplían el escenario geopolítico donde Francia sigue siendo voz cantante. También tiene motivaciones domésticas: sus medidas para regular el islam (entre otros, controlando la influencia de imanes financiados por potencias extranjeras, como la propia Turquía) le pueden ayudar a superar a la extrema derecha xenófoba en Francia del partido Agrupación Nacional (antiguo Frente Nacional).

Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía. "Los musulmanes [en Francia y Europa] están sujetos a una campaña de linchamiento similar a la en contra de los judíos en Europa antes de la Segunda Guerra Mundial".

El presidente de Turquía está jugando fuerte para ampliar su área de influencia entrando en numerosos frentes, más allá de los que choca con Francia. Podemos seguir rastros de la tensión de Erdogan con sus vecinos en Grecia, Siria, Israel, Chipre, Irak, Armenia y Egipto, pero también con otros rivales como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos en Oriente Medio, India o incluso Rusia. Esta ampliación de frentes en los que ha entrado Turquía en la última década puede leerse tanto como interés geopolítico como el deseo de Erdogan de afirmarse como un defensor global del islam suní y los musulmanes oprimidos: un ejemplo claro es el reciente boicot a los productos franceses, pero no es el único, desde Palestina a Cachemira.

En casa se enfrenta a un menguante apoyo interno (en las últimas elecciones su partido perdió la alcaldía de las principales ciudades turcas, incluidas Estambul y Ankara. Si se celebrasen hoy las elecciones presidenciales, Erdogán obtendría apenas el 28,7% de los votos frente al 41,9% de Ekrem İmamoğlu, el alcalde de Estambul, según una encuesta de Avrasya) y una fuerte crisis económica: este lunes, la lira turca alcanzó un mínimo histórico. En este contexto, su retórica desafiante intenta alimentar el nacionalismo interno.

¿Y qué pasa ahora?

"Macron y Erdogan han encontrado en el otro el enemigo ideal. Este rifirrafe funciona para ambos líderes de una manera algo extraña, tanto en el escenario doméstico como en términos de influencia que intentan proyectar en el extranjero", afirma Asli Aydintasbas, investigadora del European Council on Foreign Relations, en un artículo del Washington Post.

Según apuntan analistas, Erdogan hace lo que le dejan hacer. Es decir, hasta el momento sus comentarios y acciones en política exterior no han recibido una respuesta especialmente contundente. En este caso, tras los insultos a Macron, varios jefes de gobierno europeos se han posicionado junto al presidente galo, pero está por ver si se establecen sanciones europeas contra Turquía.

Para saber más...

Las ansias de Erdogan por convertir a Turquía en una potencia regional la han llevado a embarcarse en numerosos frentes, de Libia a Nagorno-Karabaj o Siria. Pero sentar a la mesa a Turquía con otras grandes potencias le ha valido ya otras tensiones con EEUU, Francia, Rusia o Emiratos Árabes Unidos.

"La Turquía de Recep Tayyip Erdogan está cada vez más lejos de la del fundador de la República turca, Mustafa Kemal Atatürk, y su lema "paz en casa, paz en el mundo". En los últimos cinco años, Erdogan ha pasado a decantarse por acumular conflictos fuera de sus fronteras: en Irak, Siria, Libia, el Mediterráneo Oriental y –recientemente– en Nagorno-Karabaj, la presencia turca se traduce en el envío de armamento, tecnología militar, fuerzas navales o efectivos militares, que muchas veces vienen en forma de fuerzas 'proxy', o incluso en la construcción de bases militares", escribe nuestro compañero en Estambul Albert Naya.

Foto: Foto de archivo del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan durante una cumbre de la OTAN en diciembre de 2019. (Reuters)

Otro ángulo

Para entender un poco mejor la estrategia de Erdogan para convertirse en el líder del mundo musulmán suní hay que mirar a la reconversión de Santa Sofía, un museo desde hace décadas, en una mezquita. Un acto fuertemente simbólico y que deja claro el proceso de islamización-nacionalista de la Turquía de Erdogan.

"Los muros de Hagia Sofia, o Santa Sofía, han visto pasar y caer imperios y civilizaciones. Construida hace 1.500 años sobre un templo romano como una de las mayores basílicas del Imperio Bizantino, con la llegada de los otomanos al poder en Turquía fue convertida en mezquita, con sus paredes estucadas y la imaginería cristiana cubierta. La declaración de la República de Turquía como un país secular por Mustafá Kemal Ataturk utilizó como un símbolo de esa laicidad la transformación de la antigua mezquita en un museo de ambas religiones y culturas. Su estatus, sin embargo, ha vuelto a cambiar al calor de los sueños de los islamistas del país, tras la histórica decisión de la Justicia turca de declarar "ilegal" la transformación de Hagia Sofia en un museo, posibilitando así la cacareada posibilidad de reabrir el edificio al rezo musulmán renacida de nuevo como mezquita."

Foto: Hagia Sofia (EFE)

La imagen

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha llamado al boicot contra los productos franceses en el mundo musulmán después de lo que ha considerado un "ataque contra los musulmanes" por parte del presidente francés, Emmanuel Macron, de quien ha dicho que "debe hacerse un chequeo psicológico". Macron ha respondido llamando a consultas a su embajador en Ankara e instando a la UE aplicar sanciones contra Turquía, su aliado en el marco de la OTAN. Este rifirrafe entre ambos mandatarios, sin embargo, viene ya de lejos, con insultos y críticas, y en cierta manera favorece a ambos tanto en su estrategia doméstica como en su narrativa en el escenario internacional. El "emperador-Napoleón" Emmanuel Macron contra el "sultán-líder del mundo musulmán" Recep Tayyip Erdogan.

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