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El Sea Watch y las cámaras llegan a Italia y los inmigrantes... a España y Grecia
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VICTORIA DE SALVINI

El Sea Watch y las cámaras llegan a Italia y los inmigrantes... a España y Grecia

En 2019, Italia ha recibido 2.784 sin papeles, por los 13.263 y 17.865 de España y Grecia. Es decir, multiplican por 4,7 y por 6,4 las cifras italianas respectivamente

Foto: Carola Rackete. (Reuters)
Carola Rackete. (Reuters)

El Sea Watch va camino de desembarcar en Italia. Salvini, no Italia, eso al menos se señala en los titulares, anuncia que no permitirá el desembarco de una nave que ha recogido 41 inmigrantes de alta mar. Comienza entonces toda una campaña en medios de comunicación y redes sociales de Matteo Salvini, actual Vicepresidente y Ministro de Interior italiano, con 3,6 millones de seguidores en Facebook y más de un millón de seguidores en Twitter, en la que anuncia desde la llegada hasta la detención de la capitana del famoso Sea Watch, la alemana Carola Rackete.

La detención de la capitana alemana en la isla de Lampedusa es seguida por miles de personas en todo el mundo y una mezcla de apoyos y críticas en tierra firme. Algunas personas le aplauden y otros le gritan "¿Te gustan las pollas negras? Espero que te violen". La alemana es detenida y llevada ante la Justicia por contravenir las leyes italianas, algo que ella ya sabía cuando forzó el desembarco. Una juez acaba decretando su puesta en libertad aduciendo que la capitana "cumplió con su deber de salvar vidas en alta mar". El propio Salvini, enfurecido, califica la medida de "vergonzosa" y anuncia que se debe cambiar el sistema judicial italiano.

La mentira de Italia

Todo este relato de hechos se ha sucedido en el transcurso de una semana y ha ocupado los titulares de los medios de comunicación de todo el planeta. A tenor del ruido que constantemente se produce en Italia sobre el tema migratorio, lo lógico sería pensar que el país sufre una crisis de presión migratoria superior al resto de Europa. Sin embargo, según datos de la UE y del propio Ministerio del Interior Italiano, el Sea Watch y las cámaras de televisión llegan a Italia, pero la inmigración ilegal donde desembarca de verdad es en España y Grecia.

Según datos de la UE, durante este año -hasta el 2 de julio- Italia ha recibido 2.784 inmigrantes ilegales. En España, en ese mismo periodo, esa cifra sube hasta 13.263 y en Grecia a 17.865. Es decir, España y Grecia multiplican por 4,7 y por 6,4 las cifras italianas.

Una tendencia que se repitió en 2018. En ese año a Italia llegaron 23.370 inmigrantes a través de desembarcos ilegales, mientras que a España lo hicieron más de 65.000 y a Grecia alrededor de 50.000 (cifra aproximada de sus ministerios correspondientes).

Foto: Carola Rackete, el pasado 1 de julio. (Reuters)

En el caso italiano, la fuerte presión migratoria ya descendió bruscamente antes de la llegada del actual Gobierno. En 2015, Italia recibió 153.842 inmigrantes, cifra que aumentó a 181.436 en 2016, año récord, y bajo ya a 119.369 en 2017, el último año de Gobierno del Partido Democrático. Durante la llegada de la coalición entre el Movimiento 5 Estrellas y la Lega de Salvini la inmigración ilegal se hundió.

El descenso italiano es pronunciado, pero es general en toda Europa aunque con porcentajes algo más altos. Por ejemplo, la UE señala que: "A España han llegado la última semana 664 personas, 96 por tierra, respecto a las 1190 de la semana anterior. El número total de llegadas a España en 2019 es 13.263, lo que supone un 23% menos que en el mismo periodo de 2018 (17.300). Después del pico de enero, los siguientes meses han sido todos por debajo de las cifras de 2018".

La semana entre el 24 y 30 de junio pasado llegaron a Grecia 735 inmigrantes, por los 664 que lo hicieron a España y los 382 que alcanzaron Italia.

Reparto de inmigrantes

Es reseñable también que la llegada de inmigrantes no debe confundirse con la estancia de inmigrantes, aunque aquí queda mucho por hacer. Ser puerta de entrada no significa ser el destino final de esos inmigrantes. El mediático Sea Watch sirve de ejemplo. Los inmigrantes que iban en el barco no se quedarán en Italia, sino que serán enviados a Francia, Finlandia, Alemania, Luxemburgo y Portugal.

La llegada de inmigrantes no debe confundirse con la estancia de inmigrantes. Ser puerta de entrada no significa ser el destino final de esos inmigrantes

En este aspecto, ha mejorado algo el sistema de recolocación y repartición de inmigrantes, una de las grandes guerras del Ejecutivo italiano desde 2015 que se queja en todo caso de los altos costes que genera la atención migratoria y la falta de solidaridad europea. Las cifras ahí avalan su tesis.

Hasta el 30 de octubre de 2018, último reporte realizado por la Comisión Europea, 12.706 inmigrantes llegados a Italia desde 2015 fueron enviados a países europeos. Alemania, con 5.446, ocupa el primer lugar de recepción de forma destacada, seguida de Suecia con 1.392. Grecia, en ese mismo periodo, recolocó 21.999 inmigrantes, siendo también Alemania con 5.391 el principal destino aunque aquí seguido de cerca por Francia con 4.394. La cifra italiana es bajísima, comparada con las llegadas que en ese mismo espacio de tiempo superaron las 450.000.

Es cierto que muchos inmigrantes, de forma voluntaria -lo que se conoce como migración secundaria- salen después a Francia, Alemania o Gran Bretaña..., pero la presión migratoria de los países mediterráneos sobre los países nórdicos sigue en todo caso muy desbalanceada. No hay datos de recolocaciones desde España.

¿Por qué España habla de inmigración menos que Italia pese a tener cifras más altas de llegadas desde 2018? Es un decisión política del Ejecutivo, posiblemente en clave electoral y por propias convicciones. En unos países presumir de una política antiinmigrantes da votos y en otros no. Salvini saca rédito entre su electorado con este tema. Es un círculo perfecto: si llegan inmigrantes en masa mantiene la amenaza ante la que se ha erigido él como salvador y si no llegan, demuestra que sus políticas están dando resultado.

Si llegan inmigrantes en masa, Salvini mantiene la amenaza ante la que se ha erigido como salvador. Si no llegan, demuestra que sus políticas funcionan

En España, el electorado de izquierda del Ejecutivo socialista castigaría un endurecimiento del discurso migratorio y por ello el Gobierno de Pedro Sánchez no alardea de amenazar al Open Arms (otro barco migratorio como el Sea Watch) con multas de hasta 900.000 euros si sigue rescatando migrantes en el Mediterráneo. Italia, por ejemplo, con su actual decreto de seguridad, puede imponer una multa máxima de 50.000 euros al Sea Watch.

La política vuelve a estar detrás de un problema que genera por un lado cada vez más enfrentamiento social y, por otro, más rédito electoral entre los partidos europeos. Ser aparentemente permisivo o ser manifiestamente restrictivo en el control de fronteras son hoy señas de identidad política que conviven paralelamente. Salvini lo sabe bien.

El Ministro del Interior italiano explicó en su cuenta de Twitter el pasado 4 de julio que 72 "huéspedes" de un centro de acogida de inmigrantes, de los que especifica que 18 son tunecinos y que serán expulsados en las próximas horas, han comenzado una huelga de hambre. "Peor para ellos si se niegan a comer, querrá decir que ahorramos un poco de dinero antes de echarlos", dice su mensaje seguido de un emoticón con un beso. Superó en horas los 3.700 me gusta.

El Sea Watch va camino de desembarcar en Italia. Salvini, no Italia, eso al menos se señala en los titulares, anuncia que no permitirá el desembarco de una nave que ha recogido 41 inmigrantes de alta mar. Comienza entonces toda una campaña en medios de comunicación y redes sociales de Matteo Salvini, actual Vicepresidente y Ministro de Interior italiano, con 3,6 millones de seguidores en Facebook y más de un millón de seguidores en Twitter, en la que anuncia desde la llegada hasta la detención de la capitana del famoso Sea Watch, la alemana Carola Rackete.

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