El Cervantes conquista Harvard
Las crisis tienen al menos algo de positivo: obligan a agudizar el ingenio y la imaginación mucho más que en tiempos de abundancia y bonanza. E ingeniosa es, cuando
Las crisis tienen al menos algo de positivo: obligan a agudizar el ingenio y la imaginación mucho más que en tiempos de abundancia y bonanza. E ingeniosa es, cuando menos, la última iniciativa del Instituto Cervantes poniendo una pica en Flandes, o su equivalente del siglo XXI, inaugurando una nueva delegación como parte integral de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Harvard.
Se trata de un centro singular y único dentro de la red mundial de los Cervantes, pues el objetivo no es la enseñanza del español, actividad habitual en el resto, sino convertirse en un think tank que genere información y prestigie la lengua española. Se pretende crear un observatorio de la lengua española y las culturas hispánicas, propiciando debates, investigaciones, encuentros, exposiciones… con la ambición de convertirse en el referente del español en los Estados Unidos. La financiación es privada -el Santander aporta un millón de euros para los próximos tres años- y el control de la calidad académica es responsabilidad del director, nombrado por el propio Instituto Cervantes y ratificado por Harvard.
A mediados de los noventa pude comprobar de primera mano que lo hispano y español en Harvard apenas si trascendía los muros del Department of Romance Languages and Literature, con una simbólica derivación en el Real Colegio Complutense alejado del Harvard Yard. Cuando hace un par de años visité a mis antiguos colegas en el departamento de Boylston Hall se contabilizaban 17 grupos de hispanos organizados en esa prestigiosa institución. La realidad de los más de cincuenta millones de habitantes de origen hispano que actualmente viven en los Estados Unidos había terminado por imponerse incluso en la tradicional Harvard.
Las cifras resultan una realidad incontestable, y España puede y debe asumir su papel de liderazgo en la nueva realidad social que está transformando aquel país. Sin embargo, lo hispano es importante en Estados Unidos gracias fundamentalmente a los casi cuarenta millones de personas de origen mexicano y el resto de centro y sudamericanos, por lo que la firma de un convenio de mutuo interés con el Gobierno mexicano –este tiene a su disposición las instalaciones del centro de Harvard y el Cervantes los 20 centros culturales de México en Estados Unidos- resulta una alianza natural tan inteligente como necesaria. En ese sentido, esperemos que también en el proyectado Museo Latino de Washington se considere finalmente la irrenunciable presencia española.Deben figurar actuaciones dirigidas a desterrar la idea de que el español es el idioma de los emigrantes y las capas sociales más bajas.
Entre las primeras iniciativas que deberá tomar Francisco Moreno, que abandona su puesto de director académico para hacerse cargo de la dirección del centro, deben figurar actuaciones dirigidas a desterrar la idea de que el español es el idioma de los emigrantes y las capas sociales más bajas. Resulta urgente prestigiar el español y lo hispano, considerado tradicionalmente como una suerte de subcultura restringida al ámbito familiar en el mejor de los casos. Pero no sólo entre la población de origen 'anglo'. Durante décadas en muchas familias de emigrantes hispanos los padres evitaban hablar en español con sus hijos considerando que el desconocimiento de nuestro idioma les hacía parecer más 'yanquis'. Una dinámica obsoleta para las familias de segunda o tercera generación –el incremento del 15% en los ingresos para quienes hablan español es un argumento de peso-, pero que continúa siendo habitual en los recién llegados. No se trata de plantear una disyuntiva o alternativa entre hispanos o anglos, sino de asumir la singularidad de los Estados Unidos irrepetible en ninguna otra nación.
Este Instituto Cervantes de Harvard debería estar llamado a convertirse en el buque insignia del desarrollo cultural de la 'Marca España'. Los réditos tendrían tanto de cultural como de económico. La matriculación anual de estudiantes norteamericanos en los programas de estudios hispánicos en un centro universitario como el Instituto Franklin-UAH se aproxima a los 500. Además de la Universidad de Alcalá, también las de Salamanca, Granada, Sevilla… reciben anualmente centenares de estudiantes norteamericanos que reportan un elevado porcentaje a las maltrechas contabilidades universitarias. El español, en definitiva, es nuestro patrimonio más valioso; patrimonio cultural, histórico, y económico.
Las crisis tienen al menos algo de positivo: obligan a agudizar el ingenio y la imaginación mucho más que en tiempos de abundancia y bonanza. E ingeniosa es, cuando menos, la última iniciativa del Instituto Cervantes poniendo una pica en Flandes, o su equivalente del siglo XXI, inaugurando una nueva delegación como parte integral de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Harvard.