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Bombazo diplomático: Trudeau acusa al Gobierno indio de asesinar a un líder sij en Canadá
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Tensión sin precedentes

Bombazo diplomático: Trudeau acusa al Gobierno indio de asesinar a un líder sij en Canadá

El asesinato el pasado junio de Hardeep Singh Nijjar, una destacada figura de la comunidad sij, ha desatado una crisis diplomática entre ambos países

Foto: Un mural con el rostro del asesinado Singh Nijjar. (Reuters/Chris Helgren)
Un mural con el rostro del asesinado Singh Nijjar. (Reuters/Chris Helgren)

Fue una acusación sin precedentes en la historia de Canadá. El primer ministro del país, Justin Trudeau, anunció el lunes de forma solemne ante la Cámara de los Comunes, la Cámara Baja del Parlamento del país, que "agentes del Gobierno de la India" eran responsables del asesinato de Singh Nijjar, un destacado líder de la comunidad sij de la provincia occidental canadiense de Columbia Británica. "Cualquier participación de un Gobierno extranjero en el asesinato de un ciudadano canadiense en suelo canadiense es una violación inaceptable de nuestra soberanía", sentenció Trudeau en su discurso.

La explosiva declaración del mandatario tuvo consecuencias inmediatas. Mélanie Joly, la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, anunció poco después la expulsión de un alto cargo diplomático indio, Pavan Kumar Rai, a quien describió como el jefe de la agencia de inteligencia de la India en Canadá. La respuesta de la contraparte india llegó a primera hora del martes, con un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores en el que afirma que las acusaciones "son absurdas" y están "motivadas políticamente".

Foto: Un cartel muestra la imagen del primer ministro indio, Narendra Modi, antes de la Cumbre del G20 en Nueva Delhi. (Reuters / Anushree Fadnavis)

Nijjar fue tiroteado por desconocidos el pasado mes de junio en el aparcamiento de un templo sij, una religión monoteísta originaria de la región india de Punjab. El líder comunitario había sido acusado de terrorismo por las autoridades indias por defender la creación del estado independiente de Khalistán para la minoría. Su asesinato ha elevado la tensión entre ambos países a un nivel sin precedentes, con la India acusando a Canadá de proteger a "extremistas" que amenazan la seguridad de su país, y Ottawa paralizando las negociaciones sobre un tratado de libre comercio con Delhi.

placeholder El primer ministro indio, Narendra Modi, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, durante el G20. (Reuters)
El primer ministro indio, Narendra Modi, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, durante el G20. (Reuters)

Trudeau también anunció el lunes que había planteado la "conexión creíble" hallada por la inteligencia canadiense entre el Gobierno indio y el asesinato de Nijjar al primer ministro del país asiático, Narendra Modi, durante la cumbre del G20, celebrada los pasados 9 y 10 de septiembre. El encuentro internacional fue ampliamente considerado como un éxito diplomático para la India, pero también puso a la vista de todos los roces de la potencia en alza con Canadá. Modi, por ejemplo, excluyó a Trudeau de la lista de líderes con los que mantuvo reuniones bilaterales formales.

Canadá cuenta con unos 770.000 sijs, lo que supone la mayor comunidad del mundo fuera de su tierra natal. Entre ellos se incluye a Jagmeet Singh, líder del opositor Nuevo Partido Democrático, cuyos 25 diputados mantienen en el poder al Gobierno minoritario de Trudeau. El primer ministro afirmó que muchos canadienses de origen indio (que representan alrededor del 4% de la población) estaban indignados con el asesinato y que algunos incluso han empezado a temer por su seguridad personal.

El Gobierno indio ha incrementado su presión en los últimos años sobre los tres países con mayor población sij (Canadá, Reino Unido y Australia) para que pongan freno al "extremismo" dentro de la comunidad. Nijjar es también el tercer miembro de la minoría en fallecer recientemente tras haber sido acusado de terrorismo por Delhi. Un supuesto líder del grupo separatista Fuera de Liberación de Khalistán, Avtar Singh Khanda, murió en la ciudad británica de Birmingham el pasado mes de junio en lo que la BBC califica como "circunstancias misteriosas" y Paramjit Singh Panjwar, dirigente de la Fuerza de Comando de Khalistan, fue asesinado a tiros en mayo en Lahore, capital de la provincia pakistaní de Punjab.

Durante la década de los 80, una insurgencia sij violenta causó la muerte de varios funcionarios gubernamentales. El Gobierno respondió con abusos generalizados de los derechos humanos contra la minoría religiosa, incluyendo torturas y ejecuciones extrajudiciales, de acuerdo con Human Rights Watch y otras organizaciones. En 1984, la entonces primera ministra Indira Gandhi mandó al ejército contra Templo Dorado en Amritsar, el lugar más sagrado del sijismo, en el que se habían refugiado militantes fuertemente armados. La cifra oficial del incidente es de cientos de muertos, pero las estimaciones de la comunidad superan los varios miles. Ghandi fue más tarde asesinada a tiros por dos de sus guardaespaldas sijs.

Fue una acusación sin precedentes en la historia de Canadá. El primer ministro del país, Justin Trudeau, anunció el lunes de forma solemne ante la Cámara de los Comunes, la Cámara Baja del Parlamento del país, que "agentes del Gobierno de la India" eran responsables del asesinato de Singh Nijjar, un destacado líder de la comunidad sij de la provincia occidental canadiense de Columbia Británica. "Cualquier participación de un Gobierno extranjero en el asesinato de un ciudadano canadiense en suelo canadiense es una violación inaceptable de nuestra soberanía", sentenció Trudeau en su discurso.

La explosiva declaración del mandatario tuvo consecuencias inmediatas. Mélanie Joly, la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, anunció poco después la expulsión de un alto cargo diplomático indio, Pavan Kumar Rai, a quien describió como el jefe de la agencia de inteligencia de la India en Canadá. La respuesta de la contraparte india llegó a primera hora del martes, con un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores en el que afirma que las acusaciones "son absurdas" y están "motivadas políticamente".

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