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Chile se polariza: elegirá entre un defensor de Pinochet y un admirador de Allende
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Un estrecho país partido en dos

Chile se polariza: elegirá entre un defensor de Pinochet y un admirador de Allende

El ultraderechista José Antonio Kast y el izquierdista Gabriel Boric pasaron a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en medio de un tenso un ambiente de división política

Foto: El candidato presidencial del Partido Republicano, José Antonio Kast. (Elvis González, EFE)
El candidato presidencial del Partido Republicano, José Antonio Kast. (Elvis González, EFE)

“Lo primero que corresponde es darle gracias a Dios por cómo se desarrolló todo”, fueron las palabras de apertura del discurso de José Antonio Kast, ganador de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Chile. Con el 27,9% de los votos, el candidato de extrema derecha se impuso por dos puntos a su principal adversario, Gabriel Boric, representante de la coalición de izquierda Apruebo Dignidad, que sumó el 25,8% y que agrupa al bloque Frente Amplio y al Partido Comunista. Eran los dos nombres que las encuestas habían posicionado durante semanas como posibles candidatos para ir al balotaje del 19 de diciembre. Los pronósticos se cumplieron, pero no del todo. La mayoría de los sondeos habían instalado a Boric en primer lugar, aunque se percibía una elección muy ajustada. De hecho, ha sido el resultado con la diferencia más estrecha entre las dos primeras mayorías de la primera vuelta en los últimos 20 años. Chile se ha partido en dos.

“No tengo un candidato que me identifique, voto por mi derecho a expresarme. Pero he marcado por Kast porque tenemos muchos grupos violentos, de estos que dicen: ‘O yo o nadie”, opinaba María, una profesora de 63 años al salir de su colegio electoral, en el centro de Santiago. “He votado por Gabriel Boric porque es con quien tengo más afinidad con sus propuestas. Este Gobierno ha sido pésimo y necesitamos un cambio y nuevas caras”, decía Loreto, de 40 años, que tuvo que hacer una fila durante cuatro horas para poder sufragar. Las largas colas de votantes a los exteriores de los colegios en una de las jornadas más calurosas de la primavera austral fue una de las imágenes de la jornada. La acumulación, sin embargo, no se tradujo en una masiva participación que quedó en un mero 47%. Se debió a problemas de organización en algunos locales y a los requisitos de la pandemia.

Una elección polarizada

Desde el estallido social de octubre de 2019, la sociedad chilena se ha polarizado. Este domingo, las urnas consolidaron esa característica. Tanto Boric como Kast representan bloques políticos relativamente nuevos, situados a los extremos de los partidos tradicionales chilenos —derecha y centro-izquierda—. Ambos se disputan dos modelos de país totalmente antagónicos que representan, por un lado, el cambio que buena parte de la sociedad reclama con fuerza desde las protestas de hace dos años y, por otra parte, la continuidad o incluso la profundización del sistema actual heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Kast ha recuperado la figura del dictador y de su régimen, al que presenta como eficaz en lo económico. Su discurso gira en torno a la migración, el orden público y la seguridad ciudadana. “Hemos dado el primer paso para que la esperanza sea una realidad. Vamos a recuperar la paz, el orden, el progreso y la libertad […]. El Chile violento se acabará. La única candidatura que traerá la paz es la nuestra”, dijo con una bandera chilena en sus manos desde el escenario donde celebró su triunfo ante cientos de militantes eufóricos. “No solamente vamos a elegir un presidente, vamos a elegir entre libertad y comunismo, entre democracia y comunismo”, añadió, usando un lema que no resultará desconocido para los madrileños.

Foto: El candidato presidencial Gabriel Boric participa en un debate. (EFE)
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Boric tiene 35 años y es exlíder del movimiento estudiantil. Del activismo pasó a la política como diputado por dos periodos y ahora busca la presidencia de La Moneda. El candidato, que ha evocado en múltiples ocasiones la figura del presidente chileno Salvador Allende como una de sus referencias, propone aumentar el salario mínimo, subir impuestos a los más ricos y reformas importantes en los sistemas de pensiones, salud y educación. “No va a ser la primera vez que partimos [la campaña para la segunda vuelta] desde atrás […]. Sabemos que será estrecha, difícil, pero la vamos a ganar”, expresó cuando compareció pasadas las 22:30 de la noche ante sus electores. En su comando, las primeras horas del recuento se vivieron con mucha incertidumbre e inquietud. Esperaban que en algún momento la tendencia se revirtiera a su favor, sin embargo, los últimos votos que llegaron del conteo de la Región Metropolitana, donde Boric es más fuerte, no fueron suficientes para superar a su rival.

Fuerzas tradicionales en declive

Los grandes perdedores de la noche fueron las dos coaliciones tradicionales de la política chilena: Chile Podemos Más (antes Alianza por Chile y luego Chile Vamos), por la derecha; y Nuevo Trato (antes la Concertación y luego la Nueva Mayoría), por la centro-izquierda. Ambas se han alternado el poder desde el retorno a la democracia en 1991 y ahora, por primera vez, han quedado excluidas del balotaje que se celebrará el próximo 19 de diciembre.

“No nos fue bien, es bueno reconocerlo […]. Los chilenos decidieron que otras personas pasaran a segunda vuelta”, dijo Sebastián Sichel, candidato por la derecha, quien sumó el 12,7% de votos. Por su parte, Yasna Provoste, abanderada de la centro-izquierda, con el 11,6%, lamentó: “Hicimos todo lo que estaba en nuestras manos”. La derrota de ambos ha sido tal que incluso el candidato Franco Parisi, que vive en Estados Unidos y no ha pisado el país en toda la campaña, ha logrado superar sus resultados y quedar en tercera posición.

Foto: Franco Parisi, durante su candidatura presidencial de 2013. (EFE/Mario Ruiz)

Apoyos y acuerdos

Falta menos de un mes para la segunda vuelta y ahora será tiempo de que los dos candidatos busquen apoyos con el resto de fuerzas políticas que hoy han quedado descartadas de la carrera. Ambos tendrán que hacer ajustes y modificaciones a sus respectivos programas para convencer al resto. Es probable que tengan que tomar posiciones más moderadas para conquistar a un centro político que ha quedado desplazado de la elección presidencial.

Este mismo domingo el Partido Socialista llamó a votar a Boric “sin ambigüedades” y “sin negociaciones” porque Kast representa una “amenaza y un retroceso”. Más difícil será convencer a los votantes demócrata-cristianos y a los más desencantados que votaron por Parisi. En los discursos de este domingo, ambos candidatos se esforzaron para hacer gestos tanto a sus aliados naturales de cara al balotaje como a los votantes de estos otros sectores: “Tenemos que empezar a convocar a muchas más personas, tenemos que ir por todos aquellos que por alguna razón no se atrevieron a votar por nosotros”, dijo Kast. “No caigamos en ninguneo ni desprecio por quienes optaron por otras alternativas, debemos escuchar y entender por qué tomaron otras alternativas”, aseveró, por su parte, Boric.

Foto: Miles de personas se manifiestan durante una protesta en plaza Italia en contra del Gobierno de Sebastián Piñera, en Santiago, el 16 de octubre de 2020. (EFE)

Chile vive estas elecciones en medio de un proceso constituyente surgido a raíz de las protestas del estallido social de 2019. Kast fue uno de los máximos exponentes del rechazo al cambio, mientras que Boric, uno de sus impulsores. El acompañamiento de la recta final de la reescritura de la carta magna será uno de los mayores desafíos del próximo presidente. El plebiscito de salida para ratificar el texto se celebrará a mediados del segundo semestre de 2022, con el nuevo Gobierno ya instalado. El avance o la obstaculización del proceso estará en manos del nuevo mandatario, por lo que el domingo 19 de diciembre también está en juego el futuro de la Constitución chilena.

“Lo primero que corresponde es darle gracias a Dios por cómo se desarrolló todo”, fueron las palabras de apertura del discurso de José Antonio Kast, ganador de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Chile. Con el 27,9% de los votos, el candidato de extrema derecha se impuso por dos puntos a su principal adversario, Gabriel Boric, representante de la coalición de izquierda Apruebo Dignidad, que sumó el 25,8% y que agrupa al bloque Frente Amplio y al Partido Comunista. Eran los dos nombres que las encuestas habían posicionado durante semanas como posibles candidatos para ir al balotaje del 19 de diciembre. Los pronósticos se cumplieron, pero no del todo. La mayoría de los sondeos habían instalado a Boric en primer lugar, aunque se percibía una elección muy ajustada. De hecho, ha sido el resultado con la diferencia más estrecha entre las dos primeras mayorías de la primera vuelta en los últimos 20 años. Chile se ha partido en dos.

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