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Del Sinn Féin a las FARC: cómo otras democracias han digerido a sus 'bildus'
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ENTREVISTA A ANICCÉ VAN ENGELAND

Del Sinn Féin a las FARC: cómo otras democracias han digerido a sus 'bildus'

En plena polémica por el posible apoyo a los presupuestos de Bildu, ¿qué es lo que ha ocurrido en otros países en casos similares?

Foto: Arnaldo Otegi, coordinador general de EH Bildu. (EFE)
Arnaldo Otegi, coordinador general de EH Bildu. (EFE)
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Hace tres días, Pablo Casado se preguntó en el Congreso qué pasaría si Macron pactara con los terroristas yihadistas de Bataclan o Joe Biden se sentara en la misma mesa que Bin Laden, en referencia al posible pacto entre el Gobierno de Pedro Sánchez y Bildu. Más allá de la hipérbole, el líder del Partido Popular desvelaba un sentimiento generalizado en la derecha española sobre la postura hacia el partido de la izquierda abertzale. En un artículo publicado en este mismo periódico, Esteban González Pons titulaba una columna "expulsar a los nazis es lo contrario de normalizarnos", criticando el posible 'sí' de Bildu a los presupuestos del Gobierno y recordando que el Sinn Féin, un partido cercano en su día al movimiento terrorista IRA, ha sido apartado por los dos principales partidos de Irlanda del Norte. Pero ¿cómo de lejos están estas afirmaciones de la realidad de otros países?

Anicée Van Engeland es una profesora asociada de la universidad de Cranfield y coautora de 'From terrorism to politics', un libro en el que estudia varios casos prácticos de grupos terroristas que acabaron deponiendo las armas y se metieron a política. En esta entrevista habla sobre todo de qué es lo que tiene que ocurrir en una sociedad —y qué tienen que hacer los responsables— para aceptar que un partido político donde algunos líderes estuvieron involucrados en un movimiento terrorista sea legitimado por grandes grupos de la sociedad. La conclusión es clara: Bildu es un partido legítimamente democrático, pero es probable que, en estos momentos, la sociedad española pueda castigar estos pactos.

PREGUNTA. ¿Qué ocurre en otras partes del mundo cuando partidos como Bildu tratan de llegar al gobierno o pactan con el Gobierno? ¿Por qué empezaste a investigar partidos políticos con raíces históricas en grupos terroristas?

RESPUESTA. El libro se ha quedado un poco desactualizado y mi colega y yo estamos pensando en volver a escribirlo. Estaba interesada en terrorismo antes de Al Qaeda y antes del 9/11. Estaba especialmente interesada en el IRA en Irlanda del Norte. Quería entender cómo tienes un grupo que algunos consideran como grupo terrorista pero que, al mismo tiempo, tiene una legitimidad popular grande y cómo eso se acaba transformando en votos. Primero me interesé por las plataformas políticas de estos grupos. Hace poco leí un artículo sobre mi libro acerca del extremismo islámico. Y dije no, esto no es cierto. El extremismo islámico tiene como objetivo la destrucción. Mientras que los diferentes grupos políticos que investigamos querían contribuir a la sociedad y la sociedad quería acogerlos para que dejaran las armas.

Foto: El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, presentando el proyecto de presupuestos generales del Estado. (EFE)

P. ¿Cómo ve el caso particular de Bildu?

R. El caso de Bildu es muy interesante porque es un grupo que desde hace años ha conseguido legitimidad democrática y en el País Vasco es una de las fuerzas más votadas. La pregunta es: ¿dirías que esta legitimidad democrática nace del populismo? ¿O hay algo más profundo en términos de gobernanza estatal? ¿Es posible que el Estado de España u otros Estados se están fragmentando porque no están solucionando los problemas de una parte de la población? Este tipo de grupos acaban cuestionando el funcionamiento del propio Estado. En el caso de España se ve aún más por lo que ocurrió con Cataluña en 2017 y en adelante. La crisis territorial en España no se puede entender sin Bildu y viceversa.

Cuando escribimos este libro, nos dimos cuenta de que la izquierda abertzale quería trasladar ideas de un antiguo grupo terrorista a un grupo político legítimo. Pero quizá había algo más. ¿No es el principio del fin del estado nación tal y como lo conocemos? ¿Han encontrado los actores no-estatales la forma de acabar con el estado desde dentro? Estoy pensando en las FARC en Colombia, las negociaciones con los Talibán en Afganistán; o Hamás o Hezbolá; donde han jugado la baza democrática pero, poco a poco, han conseguido lo que querían a través de otros medios.

P. ¿Qué deberían hacer estos movimientos políticos para desligarse por completo de su oscuro pasado? Tan solo han pasado unos pocos años desde el último asesinato de ETA y hay algunos aún sin resolver. En la línea con lo que dices, muchos políticos de centro y de derecha en España dicen que el problema de un grupo como Bildu no es solo su pasado sino su presente, especialmente cuando celebra la vuelta de presos de ETA o no siempre condenan la violencia. ¿Cuándo puede estar una sociedad preparada para asumir estos movimientos políticos?

placeholder Anicée Van Engeland. (Foto cedida)
Anicée Van Engeland. (Foto cedida)

R. Es importante recalcar que hay desacuerdos sobre la estrategia a seguir dentro de este tipo de grupos políticos. Hay gente dentro que simplemente quiere seguir la pelea a través de los medios políticos. Por lo tanto, en el caso de Bildu y de otros movimientos políticos hay gente que sigue pensando en esa retórica de lucha contra el Estado. En otros países, hay otros, los menos, que piensan que retirarse a la política es tan solo algo temporal porque dan por hecho que volverán al frente de guerra. Y, por último, tienes aquellos que de verdad creen en el cambio. Y lo que dices coincide con lo que ocurrió con Gerry Adams en Irlanda del Norte, él era muy respetado y condujo la transición.

P. ¿Podrías poner un ejemplo del primer caso?

R. Hace poco vi que un diputado de Bildu, Óskar Matute, citaba a un sociólogo francés llamado Daniel Bensaïd: "Nos hemos equivocado a veces, incluso a menudo, y sobre bastantes cosas. Al menos, no nos hemos equivocado ni de combate ni de enemigos". Cuando tienes a un diputado de Bildu que dice estas cosas, significa que todavía consideran al Estado español como su enemigo. Y es compatible decir que son legítimos democráticamente y, al mismo tiempo, reconocer que parte del partido quiere acabar con el estado español. Y si tú como político nacional quieres avanzar en la paz social e integrar a este tipo de partidos, tienes que identificar a los individuos que quieren pactar, quieren hablar y quieren avanzar y olvidarse de esta retórica. Pero tienes que ser consciente de que dentro de esos partidos habrá actores que tratarán de mantener una retórica de lucha.

P. Antes has hablado del Sinn Féin. Es curioso porque aquí en España, cuando se habla de Bildu, tanto la derecha como la izquierda usan el caso de Irlanda del Norte como ejemplo de cómo se deben hacer las cosas. La derecha dice: mira, no han dejado que el partido con herencia terrorista llegara al gobierno. La izquierda les dice: la reina incluso le dio la mano a Gerry Adams, ya lo han superado. ¿Qué ha ocurrido allí? ¿Por qué en España se usa tanto?

R. La razón es, sobre todo, porque es un ejemplo europeo. Es más fácil trasladarlo que Hezbolá o las FARC. Viajo bastante y trabajo con Fuerzas Armadas y funcionarios de distintos países y siempre nos piden que hablemos del caso del IRA en Irlanda del Norte. Creo que se ha convertido en un caso práctico por todo el mundo. El problema es que ha habido tantos cambios en Irlanda del Norte de izquierda a derecha que puedes usar el ejemplo de Sinn Fein para cualquier argumento. Lo que tenemos que darnos cuenta es que la transición política ha sido un éxito... pero no un 100%. Todavía hay raíces del IRA que llevan a cabo delitos y actividades criminales. En el libro decimos que el 9/11 obliga a todos los grupos terroristas a revisar su estrategia. No es cierto. Sí ocurrió, pero ahora ya no.

Los grupos terroristas están ganando terreno de nuevo, especialmente por la debilidad del estado. Puede ser que un grupo como Bildu esté viendo la oportunidad perfecta para lograr sus objetivos políticos. "España no es tan fuerte como pensábamos si necesitan nuestro apoyo". El ejemplo de Sinn Féin ya no os aplica a vosotros. Hay otro punto: ¿qué pasa si Irlanda del Norte se reunifica con Irlanda como resultado del Brexit? Los irlandeses odian el Sinn Féin. Nunca les gustó el IRA. En ese sentido, la historia del IRA, el Sinn Féin e Irlanda del Norte todavía no es un libro cerrado. El caso de ETA en España es muy particular. Al principio, vimos al sistema judicial tratando de evitar que grupos políticos independentistas existieran. Y eso no ocurre en otros lados. Por eso creo que tratar de entender a Bildu, el terrorismo de ETA en el País Vasco y su evolución en España a través de lo que pasa en el resto del mundo no es la mejor solución. Creo que vuestra idea de cómo resolver esto es la mejor.

P. ¿A qué te refieres?

R. La mejor forma de saber si el Gobierno socialista se está equivocando o no al pactar con Bildu en este caso, como me contabas antes, es ver cuál es la reacción de los españoles.

Foto: Pedro Sánchez y Carmen Calvo, durante el pleno en el Congreso. (EFE)

P. Eso significaría que si en las siguientes elecciones se castiga al Gobierno socialista por llegar a un acuerdo de estado con Bildu, es que una mayoría de la sociedad española, o bien no está preparada, o bien no quiere que la izquierda abertzale forme parte de las grandes decisiones del país.

R. Exacto. Es el proceso de rendición de cuentas democrático. Es innegable que Bildu cuenta con la legitimidad democrática. Tú puedes negociar el presupuesto con ellos, nadie te lo impide, es democracia. Pero si fracasa es porque la sociedad española no está dispuesta a que lo hagas. Y tienes que ser consciente de ello.

P. En este sentido, cuando pasan unos años, se tiende a olvidar a las víctimas. En el caso de España, por ejemplo, ya no hay terrorismo, pero la atmósfera en el País Vasco sigue estando contaminada. Algunos políticos no pueden ir a celebrar mítines allí. Esa es una de las razones por las cuales se argumenta que, pese a que son legítimos desde un punto de vista democrático, no se deberían alcanzar acuerdos de estado con ellos.

R. Es un punto muy importante. Si piensas en todos los soldados estadounidenses que han muerto a manos de los talibanes en Afganistán y ahora ves al Gobierno de EEUU negociando con ellos... He trabajado con asociaciones de víctimas de ETA en España porque he hablado varias veces para la ONU sobre este tema en el consejo de los derechos humanos, reconciliación y víctimas de terrorismo. Hay un trauma burocrático para esas víctimas. Y cuando empiezas a negociar con esta gente revives esos traumas. En las sociedades occidentales tenemos un problema, pensamos que nuestras democracias son muy robustas. Tenemos que mirar a otros países, como Sudáfrica. Necesitamos saber cuál fue la verdad y también llegar a una reconciliación. Tenemos que tener una conversación. Chile, Sudáfrica o Ruanda la han tenido. Pensamos que nosotros no tenemos que tener justicia transicional.

Pero necesitamos que las víctimas de terroristas hablen con los terroristas para entender qué ha pasado. Suena un poco ingenuo, pero hay muchos ejemplos de lo curativo que es, tanto a nivel individual como social, dejar que una víctima pueda preguntar: ¿querías un país independiente, pero para qué mataste a mi hijo? No lo entiendo. "Estoy preparado para hacer cualquier cosa". ¿Por qué? En África hay un principio que se llama Ubuntu, la idea de que lo que es bueno para la sociedad es bueno para mí. Es una especie de espíritu de comunidad. Por lo que cuando un Gobierno se pone a negociar los presupuestos con Bildu, necesita tener una base sólida social de apoyos. Y ahora mismo creo que no la tiene. Francia, por ejemplo, parece estar tratando de hacer un esfuerzo para reintegrar a su comunidad musulmana. Desafortunadamente, los últimos ataques han congelado esto. Pero como sociedad europea tenemos que entender que no somos especiales y que podemos aprender de África.

P. ¿Qué crees que puede pasar en España?

R. Somos democracias con una enfermedad y España también lo es, se vio desde 2017 con el tema catalán. El debate sobre si integrar a Bildu a la conversación nacional o no es solo un síntoma de esa enfermedad. Creo que si no solucionamos este tipo de problemas nuestras democracias van a colapsar. El reto para el Reino Unido el problema es el Brexit. Para Francia es el terrorismo y la integración de las comunidades musulmanas, igual que Bélgica. Para Alemania es el tema de los inmigrantes. Y para España es la capacidad de integrar las diferentes sensibilidades culturales en el territorio. Lo de Bildu es un test para la democracia española. ¿Conseguirá resistirlo? Puedes hablar con ellos pero tienes que preguntarte si cuentas con una mayoría de la sociedad española que está dispuesta a que formen parte de las grandes decisiones del país, porque lo que hemos visto en otros países es que, si no cuentas con esa legitimidad nacional, acabarás fracasando.

Hace tres días, Pablo Casado se preguntó en el Congreso qué pasaría si Macron pactara con los terroristas yihadistas de Bataclan o Joe Biden se sentara en la misma mesa que Bin Laden, en referencia al posible pacto entre el Gobierno de Pedro Sánchez y Bildu. Más allá de la hipérbole, el líder del Partido Popular desvelaba un sentimiento generalizado en la derecha española sobre la postura hacia el partido de la izquierda abertzale. En un artículo publicado en este mismo periódico, Esteban González Pons titulaba una columna "expulsar a los nazis es lo contrario de normalizarnos", criticando el posible 'sí' de Bildu a los presupuestos del Gobierno y recordando que el Sinn Féin, un partido cercano en su día al movimiento terrorista IRA, ha sido apartado por los dos principales partidos de Irlanda del Norte. Pero ¿cómo de lejos están estas afirmaciones de la realidad de otros países?

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