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¿Por qué en el segundo país más poblado del mundo apenas hay casos de coronavirus?
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¿Por qué en el segundo país más poblado del mundo apenas hay casos de coronavirus?

Las razones van desde el insuficiente número de test hasta condiciones climáticas e inmunológicas, pasando por el confinamiento y la falta de correlación entre las cifras reales y las registradas

Foto: Una estación de pruebas para el coronavirus en un barrio de Delhi, India. (Reuters)
Una estación de pruebas para el coronavirus en un barrio de Delhi, India. (Reuters)

India ha retomado parcialmente la actividad económica un mes después de imponer el encierro a los 1.300 millones de habitantes del segundo país más poblado del mundo. El primer ministro, Narendra Modi, restablece parte de la producción por temor a la crisis por el coronavirus, que ha reducido la estimación del crecimiento de India al 1,9% y con los peores datos de empleo en 40 años. Pero el confinamiento sigue hasta el 3 de mayo mientras crecen los casos de covid-19, que ya superan los 17.500 contagios y las 560 muertes.

Desde el lunes, India permite actividades económicas fuera de municipios, solo en zonas libres de contagios y siempre que haya protección. El levantamiento de restricciones excluye actividades deportivas y de ocio, así como actos políticos, culturales y religiosos, para proteger a la población mientras se usan los 650.000 nuevos equipos de test, llegados de China la semana pasada. Las pocas pruebas diagnósticas hechas a una población de sus dimensiones hacen dudar del éxito de la gestión de la crisis en el país asiático, donde apenas se registran casos a pesar de la densidad de población y los pobres hábitos de higiene.

La respuesta inicial a la pandemia

La semana pasada, durante su anuncio de la extensión del confinamiento, Modi ensalzaba la rapidez con que India había atajado la crisis. Si bien es cierto que los tres principales aeropuertos nacionales (Delhi, Mumbai y Calcuta) hacían pruebas de temperatura corporal a pasajeros de China y Hong Kong desde mitad de enero, dos semanas antes de detectar ningún caso, la revisión médica a todos los viajeros en todos sus puertos de entrada no empezó hasta principios de marzo. Para entonces, más de 20 países estaban afectados e India contaba 27 contagiados en cinco regiones diferentes del país después de más de un mes desde su primer caso, el 30 de enero, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia global. Asimismo, India no vetó visados a ciertos países hasta mitad de marzo, cuando ya tenía decenas de casos entre viajeros.

Foto: Uno de los paquetes de ayuda china enviados a África. (Reuters)

Desde esa semana, los expertos alertaban de que India era un foco potencial de la pandemia y la OMS insistía en aumentar las pruebas diagnósticas. Entonces, India hacía 10 test por cada millón de habitantes. Cifra ínfima comparada con, por ejemplo, los 3.692 de Corea o los 2.477 de Italia para la misma proporción. Pero también pequeña respecto a vecinos en vías de desarrollo como Vietnam o Tailandia, con 40 y 140 test por millón, respectivamente. El viernes pasado, un mes después, las pruebas apenas habían llegado a 24 por millón de habitantes, según el informe del Consejo de Investigación Médica de India (ICMR), para un total de 318.449 personas testadas desde el inicio de la pandemia; es decir, un 0,02% de su población.

El ICMR no es ajeno a la obvia falta de test. “India tiene que testar a 24 personas para encontrar un positivo. En Japón, uno de cada 11,7 test es positivo, de las ratios más grandes del mundo. En Italia, uno de cada 6,7, y en Estados Unidos, uno de cada 5,3”, decía la semana pasada el Dr. Gangakhedkar, director del ICMR, a cargo de la gestión de la crisis. “India tiene una población inmensa y no todos son vulnerables”. Explicación seguida del elogio del Ministerio de Salud. “Es una indicación clara de nuestra capacidad para contener hasta cierto punto la expansión de la epidemia gracias a la rápida acción del Gobierno”, decía su secretario, Lav Agarwal: “No es solo el número absoluto de test, sino cómo las medidas de contención y las pruebas dan resultados”.

Los factores propios y el confinamiento

La vulnerabilidad de India es objeto de debate. Desde marzo, laboratorios europeos trabajan en ensayos para ratificar el estudio biomédico que halló correlación entre la morbilidad del covid-19 y la vacuna BCG, de uso extendido contra la tuberculosis en India y otros países donde la pandemia no ha sido tan virulenta. Como la hidroxicloroquina —fármaco considerado paliativo del covid-19— es de uso generalizado en India como anti-malárico. Mientras, otras publicaciones —de la Universidad de Maryland, del MIT, otra coescrita por un español y varias en China— vinculan una mayor transmisión del actual SARS-CoV-2 en ambientes con temperatura y humedad bajas, en comparación con el virus que originó el brote global de SARS en 2002.

Pese a la base científica, las especulaciones sobre el comportamiento del nuevo coronavirus fueron relegadas por el aislamiento y la prevención. Pero el factor climático explicaría, por ejemplo, el mes transcurrido entre los tres primeros contagios en India y el cuarto. Los primeros, a principios de febrero, se detectaban en Kerala, estado sureño con temperatura y humedad altas, los mejores índices socioeconómicos del país y un sistema hecho a lidiar con otros virus letales. Alojado también en murciélagos, el nipha es más mortal que el ébola y no tiene cura, pero Kerala contuvo brotes en 2019, con un solo muerto, y en 2018, con 17 fallecidos.

Foto: Ayuda china en un aeropuerto de la República Checa. (Reuters)

De los casi 400 casos de covid-19 de Kerala, dos murieron, más de la mitad se recuperaron y solo se registra un caso desde el viernes. La región planea volver a cierta rutina tras aplanar la curva con test generalizados, el control médico de viajeros desde mediados de enero y la imposición de la alarma a principios de febrero. Otro caso único fue el de Bhilwara, ciudad del estado de Rajasthan. Sin gozar del desarrollo de Kerala, este distrito de cinco millones de habitantes contuvo un brote en la segunda mitad de marzo, de casi 30 positivos y dos muertes. Llamado a ser la Lombardía de India, su éxito fue apodado 'modelo Bhilwara' tras un aislamiento casi militar —bienes y comida repartidos a domicilio— y el mayor control médico casa por casa de todo el país.

Miedo, contradicciones y un misterioso patrón

Las excepciones de Kerala y Bhilwara no se aplican al resto del vasto territorio indio, pero similares medidas policiales y el cese de los transportes explicarían la concentración de casos en enclaves de megalópolis como Bombay, donde es difícil la movilidad a pie y crecen casos por covid-19 en barrios de infraviviendas. En los 'slums' de Govandi y, sobre todo, en Dharavi (considerado el más poblado de Asia), se multiplican los casos de contagios, mientras los sintomáticos evitan informar de su estado de salud, por temor a un tratamiento costoso para el que no tienen recursos o por el estigma social que un diagnóstico positivo supondría en comunidades donde se hacina gran parte de los cientos de miles de jornaleros migrantes de las megalópolis indias.

Mientras la pandemia llega a los barrios pobres, las fuentes se contradicen. Desde el inicio del encierro, los datos del ministerio, de cada uno de los estados indios y del ICMR difieren en varios miles de contagios. De hecho, un informe del ICMR daba por sentado que los casos por covid-19 en India eran ya autóctonos (no por contacto con viajeros), aunque Sanidad lo negaba y aclaraba que notificaría si India estaba en esa fase. Entre tanto, el retorno rural masivo de trabajadores migrantes tras el confinamiento hizo muy probable la propagación del virus a sus pueblos de origen. En la India rural, no solo faltan recursos para el diagnóstico del covid-19 sino que las muertes por neumonía y otras enfermedades prevenibles eran comunes ya antes de la pandemia; lo que indica que se pueden dar fallecimientos que no figuren aún en el recuento oficial.

La policía de India castiga con golpes a los que se saltan el confinamiento

La difícil gestión de la crisis en un país de tales dimensiones se complica por la comunicación oficial. El Gobierno solicitó al Supremo que toda información sobre el coronavirus tuviese que pasar por su control para evitar bulos y 'fake news', mientras los profesionales critican la reducción de la presencia de periodistas en las ruedas de prensa acerca de la crisis. Entre tal desconfianza, una agrupación independiente de periodistas publicaba un análisis comprometido para las autoridades. IndiaSpend halló que la diferencia entre el total de test por covid-19 y el número de personas diagnosticadas (980) estuvo repitiéndose durante nueve jornadas.

La misteriosa repetición del patrón hace dudar de la versión de las autoridades, que insisten en que se hacen varios test a la misma persona para verificar los posibles 'falsos positivos', ya que eso haría que la diferencia entre los test y las personas testadas variase cada día. Además, la diferencia diaria entre los test realizados, los resultados positivos y los pacientes recuperados no debería repetirse. Asimismo, la discrepancia entre los datos del ministerio y los del IMRC hizo que, desde hace semanas, este último dejase de publicar el número de individuos a los que se les hacen pruebas para solo divulgar el total de muestras testadas.

Ya sea por la insuficiencia de test, por las condiciones climáticas del país e inmunológicas de su población, por el éxito del encierro, por falta de correlación entre cifras reales y registradas o por una combinación de todos estos factores, India aguanta la pandemia mejor que muchos países. No sería la primera vez que sus resultados tumban todos los pronósticos. En 2002, Bill Gates auguró una epidemia de sida en India que elevaría el número de contagiados hasta los 25 millones en 2010. Una estimación errónea repetida como un mantra por todo el mundo, mientras que India registraba aquel año 2,45 millones de personas con VIH.

Aunque el comportamiento del actual SARS-CoV-2 varíe durante el monzón —entre junio y septiembre— para regresar después, el análisis transparente de la crisis inicial en India es vital ahora. Sobre todo para sus 1.300 millones de habitantes (alrededor del 17% de la población mundial) y para la ciencia ante futuras pandemias globales.

India ha retomado parcialmente la actividad económica un mes después de imponer el encierro a los 1.300 millones de habitantes del segundo país más poblado del mundo. El primer ministro, Narendra Modi, restablece parte de la producción por temor a la crisis por el coronavirus, que ha reducido la estimación del crecimiento de India al 1,9% y con los peores datos de empleo en 40 años. Pero el confinamiento sigue hasta el 3 de mayo mientras crecen los casos de covid-19, que ya superan los 17.500 contagios y las 560 muertes.

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