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La todopoderosa Asociación del Rifle no lo era tanto: pierde influencia en Washington
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EL DINOSAURIO 'LOBBYSTA' PIERDE FUERZA

La todopoderosa Asociación del Rifle no lo era tanto: pierde influencia en Washington

El poder casi mítico de la NRA en Estados Unidos está cayendo por los escándalos internos de su cúpula, sospechosa de corrupción, y los cambios de la opinión pública

Foto: Un hombre probando un rifle semiautomático en el congreso anual de la Asociación Nacional del Rifle. (Reuters)
Un hombre probando un rifle semiautomático en el congreso anual de la Asociación Nacional del Rifle. (Reuters)

La Asociación Nacional del Rifle (NRA) es uno de los grandes colosos de la política americana. Una especie de muro contra el que se estrellan todos los intentos, hasta los más tímidos, de limitar la venta de armas, sin importar el ruido del debate o el tamaño de las masacres. Su poder casi mítico sobre los dos grandes partidos. Sin embargo, ha ido cayendo como consecuencia de los escándalos internos de su cúpula, sospechosa de corrupción, y los cambios de la opinión pública.

“Han hecho tanto daño a su reputación que la efectividad de cualquier comunicado de la NRA en modificar la opinión tiene que ser considerada disminuida”, dijo a la agencia AP Rob Pincus, instructor de tiro y miembro de la NRA. Pincus, igual que otros representantes de la asociación, exige la dimisión de su presidente, Wayne LaPierre, acusado de llevar un tren de vida lujoso gracias al dinero de la NRA, que cerró el año pasado con un déficit de 18 millones de dólares.

En 2015, la asociación recaudó 95 millones de dólares de las contribuciones de sus miembros, de los cuales más de cinco millones fueron a parar al bolsillo de LaPierre. 'The Wall Street Journal' descubrió que, en mayo de 2018, la NRA prometió comprarle a LaPierre una mansión de 6,5 millones de dólares en Dallas. El comportamiento del CEO ha generado una cascada de dimisiones en la cúpula directiva de la NRA, y la fiscalía neoyorquina está investigando la posible apropiación de fondos sin ánimo de lucro por parte de sus altos miembros.

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump, en un evento de la NRA. (Reuters)

Los problemas de la NRA han tenido un impacto en el resto del 'lobby' de las armas. Las donaciones políticas empiezan a virar hacia otras asociaciones, como Second Amendment Foundation o Gun Owners of America. Además, 2018 fue el primer año en que los grupos que abogan por un mayor control de las armas gastaron más dinero en campañas políticas que los grupos como la NRA.

El secreto de la influencia histórica de la NRA, sin embargo, no es el dinero. Otros grupos de presión de Washington, como los sindicatos SEIU o AFSCME, organizaciones progresistas, han gastado igual o más presupuesto que los del rifle a la hora de influir en las decisiones políticas, pero con mucho menos éxito.

El ejército de fieles

“Lo que tiene la NRA, y que tienen relativamente pocos grupos de interés en Washington, es una auténtica afiliación masiva”, escribía en 2014 Matthew Yglesias. “Los cinco millones de miembros de la NRA le dan tropas sobre el terreno que se movilizan para llamar a las oficinas del Congreso, hacen de voluntarios en campañas y comparten sus ideas políticas con amigos y vecinos”.

Además de tener un ejército de militantes, la asociación del rifle está muy centrada. Mientras otros grupos tienen mil frentes abiertos, a veces volubles y de corto alcance, la NRA está motivada por la ferocidad del creyente y la defensa numantina de la Segunda Enmienda. De hecho, solo hace una cosa: evitar al precio que sea cualquier obstáculo a la venta y posesión de armas.

La pregunta es si esta capacidad de movilización no está siendo superada, en número y ruido, por una reciente evolución de la opinión pública. Las encuestas de los últimos años, tanto del Pew Research, como de Gallup, Qunnipiac o la de NBC y The Wall Street Journal, señalan una postura cada vez más a favor de un mayor control de las ventas. Si miramos el calendario, vemos que, después de una matanza, el apoyo al control de armas sube de golpe, para luego bajar, y mantenerse a un nivel algo más alto de como estaba al principio.

Después de una matanza, el apoyo al control de armas sube de golpe, luego baja y después se mantiene a un nivel algo más alto del inicial

Este cambio de la calle se ha ido reflejando en las opiniones del Partido Demócrata. Si bien los republicanos se mantienen firmes junto a la NRA, es entre los demócratas donde su influencia, antaño sólida, se ha ido desvaneciendo. Según la contabilidad de The New York Times, el número de congresistas demócratas considerados por la NRA como favorables a sus ideas, y por tanto calificados con la letra “A”, ha pasado de 63 en 2008 a solo tres en 2018.

Por qué la NRA pierde fuerza

Un caso representativo es del representante demócrata de Ohio, Tim Ryan, que ha pasado de tener el beneplácito de la NRA, con una “A”, a recibir una “F”. El propio Ryan reconoció a NBC News que había modificado su postura. “Estoy viendo cómo esto se va desarrollando en nuestro país y mis votos han empezado lentamente a cambiar”, declaró, después de liderar marchas por un mayor control de las armas. Oponerse a la NRA ya no entraña el mismo riesgo.

La oposición demócrata a estos postulados, encarnada también por la veintena de candidatos presidenciales, pone en peligro a la NRA, sobre todo si los demócratas recuperan las dos cámaras del Congreso. “Esto hace que la posición de la NRA sea más precaria”, escriben Maggie Astor y Weiyi Cai en el Times. “En el largo plazo, la pérdida del amortiguador demócrata plantea una amenaza a la influencia del grupo, pase lo que pase en actual debate sobre el control de armas”.

Hasta el propio Donald Trump, después de las matanzas de El Paso y Dayton a principios de agosto, dejó abierta una finísima rendija a reforzar la comprobación de antecedentes del comprador de un arma. “Sabéis, es un terreno sensible”, dijo el presidente de Estados Unidos. “Creo que podemos hacer una comprobación de antecedentes significativa, muy significativa. Quiero ver qué sucede”. Esta reforma, según diferentes sondeos, está apoyada por el 90% de los estadounidenses, sean demócratas y republicanos, posean o no un arma.

Pero la NRA sigue siendo fuerte, un dinosaurio que ahora mismo tiene vía directa con el Despacho Oval. Poco después de que el presidente Trump dijese que intentaría convencer a la NRA de que fueran neutrales con esta pequeña reforma, dio marcha atrás y dejó de hablar del asunto. Según The Washington Post, el CEO de la NRA, Wayne LaPierre, tuvo una conversación telefónica con Trump. Este le prometió que dicha reforma no sería considerada.

La Asociación Nacional del Rifle (NRA) es uno de los grandes colosos de la política americana. Una especie de muro contra el que se estrellan todos los intentos, hasta los más tímidos, de limitar la venta de armas, sin importar el ruido del debate o el tamaño de las masacres. Su poder casi mítico sobre los dos grandes partidos. Sin embargo, ha ido cayendo como consecuencia de los escándalos internos de su cúpula, sospechosa de corrupción, y los cambios de la opinión pública.

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