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Netanyahu, logros y desafíos de un superviviente
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'BIBI' SALE FORTALECIDO DE LAS ELECCIONES

Netanyahu, logros y desafíos de un superviviente

Conforme se disipa la resaca electoral y se concretan los últimos resultados oficiales, la figura del primer ministro israelí aparece más fortalecida

Foto: Benjamin Netanyahu y su mujer reaccionan al conocer los resultados de las elecciones, en Tel Aviv. (Reuters)
Benjamin Netanyahu y su mujer reaccionan al conocer los resultados de las elecciones, en Tel Aviv. (Reuters)

Se equivocaron las encuestas, los sondeos a pie de urna, los analistas políticos y los detractores del primer ministro de Israel. Erraron quienes consideraron que los escándalos de corrupción que le salpican pesarían más que su carisma y su malicia política, quienes garantizaron que incluso los votantes de derecha estaban hartos y querían un cambio y aquellos que vieron claro como un tren en un túnel el inminente fin de la era Netanyahu.

Las elecciones legislativas fueron presentadas en Israel como un referéndum sobre la figura de “Bibi”, como llaman en Israel a Netanyahu, y conforme se disipa la resaca electoral y se concretan los últimos resultados oficiales, la figura del primer ministro israelí aparece más fortalecida. Su partido, el Likud (derecha), ha logrado cinco escaños más que en la anterior legislatura y aunque la diferencia de votos con la formación Azul Blanco del exgeneral Benny Gantz (centro) es mínima, tiene ante sí un cómodo panorama para formar sin problemas un gobierno con otros partidos de derecha y religiosos.

“Es notable, inédito, lo que ha logrado Netanyahu. Nadie pensaba que el Likud iba a tener 35 escaños. Netanyahu ejerce una gran atracción sobre varios sectores de la población. Es un superpolítico y en esta elección ha sabido atraer votos de la ultraderecha”, estima Arie Kacowicz, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Netanyahu concretaría así su quinto mandato como jefe de gobierno y se convertirá dentro de algunos meses en el primer ministro más ‘longevo’ de la historia de Israel, con más de 13 años en total, por encima del padre del Estado, David Ben Gurion. Ni el tiempo ni los escándalos ni el hecho de haber tenido frente a sí en esta ocasión a un rival de peso parecen haber hecho mella en el jefe de gobierno.

“La pregunta no es cuáles serán los socios de Netanyahu en el nuevo gobierno, sino qué precio le harán pagar para unirse a la coalición”, estima el politólogo israelí Emmanuel Lavon. El experto se refiere a que Netanyahu podría ser inculpado por soborno, fraude y abuso de confianza en las semanas venideras. Y si bien un primer ministro israelí no tiene la obligación de dimitir cuando es acusado, Netanyahu sí podría terminar en la cárcel si es declarado culpable.

Foto: Benjamin Netanyahu. (Reuters) Opinión

“Formar un gobierno será fácil. Lo complicado será mantenerlo unido en medio de la tormenta judicial. El mayor rival de Netanyahu no es Gantz sino el Fiscal general, que está al acecho y que marcará el inicio de este quinto mandato de Netanyahu que podría terminar mucho antes de lo previsto”, opina el politólogo israelí Reuven Hazan.

Por ello, el juego político para formar un nuevo gobierno será tenso, complicado y durará semanas. Y sobre la mesa habrá un tema espinoso: reactivar en el Parlamento una antigua ley que da inmunidad al primer ministro mientras esté en el cargo. Es decir, que impide que sea investigado, juzgado o condenado. Netanyahu no ha hablado claramente sobre esta ley, que le blindaría mientras sea jefe de gobierno, pero es un proyecto que su partido sí colocó desde hace semanas en la agenda de conversaciones.

Y en la legislatura que ahora termina varios políticos, incluso miembros de la coalición gubernamental, mostraron su rechazo ante esta maniobra legal porque para ellos tenía por fin principal beneficiar a una sola persona: Benjamin Netanyahu. “Está claro que Netanyahu, a su edad y en su situación, lo que quiere es librarse de este juicio. Y esta ley sería la solución. Pero hay muchos partidos de ultraderecha que no se lo van a poner fácil. Bibi va a sudar para conseguir su apoyo”, opina Kacowicz.

Sin embargo, otras formaciones religiosas y de extrema derecha sí podrían respaldar esta ley a cambio de puestos claves en el Gobierno y de una posición muy clara del futuro Ejecutivo hacia los asentamientos israelíes de Cisjordania, en los que viven más de 400.000 colonos. Sería, como resume el diario israelí 'Haaretz', la política de “inmunidad a cambio de soberanía”.

placeholder El primer ministro israelí y presidente del partido Likud, Benjamin Netanyahu, se dirige a simpatizantes en el mercado de Mahane Yehuda, en jerusalén. (EFE)
El primer ministro israelí y presidente del partido Likud, Benjamin Netanyahu, se dirige a simpatizantes en el mercado de Mahane Yehuda, en jerusalén. (EFE)

En la recta final de su campaña y haciendo un claro guiño al electorado de extrema derecha, Netanyahu se dijo favorable a la anexión de las colonias de Cisjordania, explicó que la soberanía israelí se extendería progresivamente sobre estos territorios palestinos ocupados y que ningún habitante de los asentamientos sería evacuado. Ni de las de las grandes colonias ni de las pequeñas implantaciones judías que salpican las colinas palestinas. “Yo no distingo entre los grandes bloques de asentamientos y los asentamientos aislados, porque cada asentamiento es israelí, y yo no lo entregaré a la soberanía palestina”, dijo Netanyahu la semana pasada.

Todo esto coincidirá con la publicación del esperado plan de paz del Gobierno de Donald Trump para israelíes y palestinos en el que, según informaciones que se han filtrado en las últimas semanas” se dará a conocer en junio y adoptará muchas de las ideas de la derecha israelí. Los palestinos ya han dado a entender que no aceptarán esta propuesta unilateral de Washington ya que no reconocen el papel de Estados Unidos como mediador desde que Trump declaró a Jerusalén capital de Israel en 2018.

Tras conocer los resultados de las elecciones israelíes, los dirigentes palestinos han admitido que se avecinan tiempos difíciles y han lamentado que los israelíes hayan votado por candidatos comprometidos con “mantener la opresión, ocupación, anexión y expolio palestinos”. “Han elegido un Parlamento xenófobo y antipalestino para que les represente. Los israelíes escogieron fortalecer y expandir el apartheid”, estimó Hanan Ashrawi, una de las dirigentes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

El martes por la noche, al celebrar los resultados de las elecciones, Benjamin Netanyahu prometió “un gobierno de derecha, pero un primer ministro para todos”. “De todos los ciudadanos de Israel. Derecha, izquierda, judíos, no judíos. De todos”, enfatizó el primer ministro. Pero sus declaraciones chocan con sus promesas de campaña y harán falta más que palabras para convencer a sus detractores.

Se equivocaron las encuestas, los sondeos a pie de urna, los analistas políticos y los detractores del primer ministro de Israel. Erraron quienes consideraron que los escándalos de corrupción que le salpican pesarían más que su carisma y su malicia política, quienes garantizaron que incluso los votantes de derecha estaban hartos y querían un cambio y aquellos que vieron claro como un tren en un túnel el inminente fin de la era Netanyahu.

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