Violencia en Francia: ultimátum de los chalecos a Macron tras su ley antidisturbios
Nueva jornada de protestas, destinada a mostrar que el movimiento mantiene su fuerza tras la caída en el seguimiento a sus marchas y marcada por la violencia y los enfrentamientos
Cuatro días después de que el Parlamento francés aprobase una polémica ley para prevenir los disturbios en las manifestaciones, los chalecos amarillos lanzan un ultimátum a Emmanuel Macron. Una nueva manifestación, destinada a mostrar que el movimiento mantiene su fuerza tras la caída en el seguimiento a sus convocatorias, ha registrado altercados y destrozos desde primera hora de la mañana. En toda Francia hubo unos 32.300 manifestantes, de ellos unos 10.000 solo en París, una cifra al alza facilitada por el Ministerio del Interior. Hay al menos 230 detenidos.
"Después de esta jornada, al menos para mí, no habrá más manifestaciones. Habrá acciones de verdad, tendremos que proponer bloqueos. Hemos demostrado que sabemos manifestarnos, que no ha funcionado y que no hemos sido escuchados", dijoen las redes sociales uno de sus líderes radicales delmovimiento, Éric Drouet.
La Prefectura de Policía de París había movilizado para este fin de semana 5.000 efectivos, un número superior a los desplegados en protestas anteriores, consciente de que la jornada es de alto riesgo y de que los chalecos iban a coincidir con la gran marcha contra del cambio climático. El Arco del Triunfo fue epicentro de los altercados en la capital, que las fuerzas del orden intentaron contener con cañones de agua y gases lacrimógenos. Los manifestantes tenían como objetivo acercarse al Elíseo, pero los accesos al Palacio presidencial, igual que a otros puntos considerados "sensibles", fueron bloqueados.
En los Campos Elíseos hubo comercios de lujo saqueados o incendiados, el histórico restaurante Fouquet's acabó destrozado y, en una avenida cercana, el incendio de un banco obligó a evacuar todo el edificio, donde hubo once heridos leves. Una mujer y su bebé salvaron la vida de milagro.
"No hay duda: instan a la violencia y están ahí para sembrar el caos en París. Profesionales del desorden equipados y con máscaras han infiltrado los cortejos. Mi consigna a la Prefectura de Policía: responder con la mayor firmeza a esos ataques inadmisibles", dijo en Twitter el ministro del Interior, Christophe Castaner.
Los disturbios llegan cuando el Gobierno de Macron impulsa una ley para prevenir los altercados en las manifestaciones en el contexto de la crisis de los chalecos amarillos, a pesar de que el movimiento solo logró reunir a 29.000 personas en su decimoséptimo fin de semana de protestas -solo 3.000 en París, la cifra más baja desde que comenzaron las marchas.
Esta décimo octava manifestación se consideraba crucial porque se cumplen cuatro meses de protestas y tuvo lugar un día después del final del Gran Debate Nacional impulsado en enero por Macron para atajar la que llegó a ser la peor crisis social y política que sufre Francia desde mayo de 1968.
"El gran debate lo que ha sido es una gran broma", denunció a la agencia EFE Quentin, un participante en la manifestación de París, de 30 años de edad y llegado a la capital desde Nantes,. En este tiempo, agrega, no ha cambiado nada a nivel político, pero "gente de diferentes medios ha aprendido a conocerse en favor de una lucha común".
El llamado RIC, Referéndum de Iniciativa Ciudadana (RIC), sigue siendo la principal reivindicación de los chalecos, que también reclaman la disolución de la Asamblea Nacional y la constitución de otra provisional "mientras se reorganiza el sistema". Aunque no está clara bajo qué forma continuarán las protestas después de la manifestación de este sábado, manifestantes como Van-Thanh Nguyen, francés de origen vietnamita que ha participado en 16 de las 18, aseguraba a EFE que seguirá luchando "hasta que las cosas cambien". "Macron es una marioneta del sistema", apuntaba este parado de 60 años, que ha acudido a la capital desde Seine Saint-Denis, en la región parisina.
Cuatro días después de que el Parlamento francés aprobase una polémica ley para prevenir los disturbios en las manifestaciones, los chalecos amarillos lanzan un ultimátum a Emmanuel Macron. Una nueva manifestación, destinada a mostrar que el movimiento mantiene su fuerza tras la caída en el seguimiento a sus convocatorias, ha registrado altercados y destrozos desde primera hora de la mañana. En toda Francia hubo unos 32.300 manifestantes, de ellos unos 10.000 solo en París, una cifra al alza facilitada por el Ministerio del Interior. Hay al menos 230 detenidos.