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Florencia multará a las personas que coman y beban por la calle con hasta 500 euros
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¿MEDIDA RECAUDATORIA O NECESARIA?

Florencia multará a las personas que coman y beban por la calle con hasta 500 euros

El alcalde quiere acabar con los turistas "maleducados" y, de paso, incentivar que consuman en los restaurantes de la ciudad

Foto: Florencia quiere acabar con los turistas maleducados (EFE/Mónica Faro)
Florencia quiere acabar con los turistas maleducados (EFE/Mónica Faro)

En abril de 2017, un hombre se metió desnudo en la Fontana de Trevi, uno de las mayores joyas arquitectónicas del mundo, y comenzó a nadar a braza. El hombre, español para más señas, fue detenido, pero aquella acción marcó un antes y un después en el turismo de Roma. Desde entonces, no se permite bañarse ni comer en las principales atracciones de la capital italiana.

Ahora ha sido Florencia la que da el paso a la hora de perseguir conductas incívicas, aunque en este caso van a ir un paso más allá. El alcalde de la Ciudad de los talentos, Darío Nardella, ha anunciado que multarán a las personas que coman y beban por la calle, unas sanciones que oscilarán entre los 150 y los 500 euros.

Foto: Turistas en la plaza de la Señoría de Florencia. (Reuters)


La medida llega para acabar con la suciedad en las calles florentinas, un problema que Nardella achaca a ‘turistas maleducados’, pero también para fomentar el consumo en bares y restaurantes de la ciudad. Es habitual ver comer a muchas personas por las calles para ahorrarse los euros correspondientes a una comida en un restaurante, pero también para no perder tiempo y aprovechar al máximo su estancia en la ciudad.

La medida entra en vigor esta semana y se aplicará sólo en ciertas calles de la ciudad y en unos horarios previamente establecidos. Según el alcalde Nardella, será válida hasta el próximo 6 de enero, cuando acaba la temporada de vacaciones en el país transalpino.

En abril de 2017, un hombre se metió desnudo en la Fontana de Trevi, uno de las mayores joyas arquitectónicas del mundo, y comenzó a nadar a braza. El hombre, español para más señas, fue detenido, pero aquella acción marcó un antes y un después en el turismo de Roma. Desde entonces, no se permite bañarse ni comer en las principales atracciones de la capital italiana.

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