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La pregunta de los 5.000 millones: ¿dónde está la fortuna oculta del dictador Marcos?
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DE OBRAS DE ARTE A LINGOTES DE ORO

La pregunta de los 5.000 millones: ¿dónde está la fortuna oculta del dictador Marcos?

La Comisión Presidencial para el Buen Gobierno lleva 32 años tratando de recuperar los bienes robados por el expresidente filipino. Más de un tercio sigue en paradero desconocido

Foto: Protesta frente a un retrato de Ferdinand Marcos por el enterramiento del ex dictador en el Cementerio de los Héroes de Manila, en noviembre de 2016. (Reuters)
Protesta frente a un retrato de Ferdinand Marcos por el enterramiento del ex dictador en el Cementerio de los Héroes de Manila, en noviembre de 2016. (Reuters)

En el ocaso del 25 de febrero de 1986, la infame pareja formada por Ferdinand e Imelda Marcos abandonó a toda prisa el palacio de Malacañang dejando atrás los famosos mil pares de zapatos, pilas de documentos comprometedores y una cuenta sin pagar de 57.250 dólares del centro en el que cuidaban a doña Josefa, la madre enferma de 93 años del dictador de Filipinas que fallecería allí mismo dos años más tarde.

Pocas horas después, mientras miles de participantes en la "Revolución del Poder del Pueblo" ocupaban el complejo presidencial y ponían punto y final a 21 años de tiranía, el matrimonio y sus vástagos aterrizaban en Hawai a bordo de los dos C-141 que los habían transportado junto a los enseres listados en el registro oficial de aduanas. A saber: 12 maletas y bolsas, 23 cajas de madera, 413 piezas de joyería, una estatua de marfil del niño Jesús con un manto plateado y un collar de diamantes, 24 lingotes de oro con la inscripción "A mi marido en nuestro 24º aniversario" y más de 27 millones de pesos filipinos en billetes recién impresos entre otros bienes. En total, una fortuna que rondaba los 15 millones de dólares, una cifra sorprendente para alguien cuyo salario oficial era de unos 13.500 dólares al año.

En su huida, los Marcos se llevaron una fortuna de unos 15 millones de dólares en bienes y efectivo

Pese a lo elevado de su volumen, el nuevo gobierno de Corazón Aquino estimó en un principio que el matrimonio huido había amasado una riqueza 650 veces mayor hasta alcanzar los 10.000 millones de dólares (aunque otros cálculos posteriores la rebajaron a "sólo" 5.000 millones). En un país en el que el 40% de su población sobrevivía con menos de dos dólares al día y con sed de justicia, la primera acción tomada por el Ejecutivo fue ordenar la creación de la Comisión Presidencial para el Buen Gobierno (CPBG), alumbrada con la misión de "recuperar toda la riqueza adquirida ilegalmente por el ex presidente Marcos, su familia inmediata, parientes, subordinados y asociados cercanos" y devolverla al pueblo filipino. Después de 32 años, siguen aplicándose a esas tareas.

"Esto es un proceso continuo", asegura John Agbayani, uno de los últimos comisarios en llegar a la institución de la mano del actual presidente del país, Rodrigo Duterte, a El Confidencial. "Siempre hay que presentar nuevas pruebas ante los tribunales, nuevas pistas que seguir, nuevos bienes que identificar. Pese a las tres décadas transcurridas y los esfuerzos del clan Marcos por borrar sus huellas, seguimos trabajando por recuperar cada centavo".

placeholder Imelda Marcos visita la tumba de su marido en el Día Nacional de los Héroes, el 28 de agosto de 2017. (EFE)
Imelda Marcos visita la tumba de su marido en el Día Nacional de los Héroes, el 28 de agosto de 2017. (EFE)

El encuentro tiene lugar en una sala de reuniones de la sede de la comisión, sita en un anodino edificio de dos plantas localizado en una de las principales avenidas de la caótica Manila. Allí, se entremezclan las habitaciones llenas de archivos con los cubículos de sus trabajadores y las oficinas de sus superiores, separados por unos pasillos cuyas paredes adornan carteles como el que muestra una tiara de oro blanco, perlas y diamantes que en su día perteneció a Imelda junto a la leyenda: "Puede proveer de casas a 1.200 personas sin hogar".

¿Uno de los mayores robos de la historia?

Con un personal que ahora ronda los 90 empleados y un presupuesto anual de 2,7 millones de dólares, la CPBG ha recuperado de cuentas en el extranjero y mediante la venta de propiedades y bienes confiscados cerca de 3.600 millones de dólares, que podrían ser 4.200 si se deciden a su favor varios procesos civiles pendientes en los que se disputa la titularidad de algunos bienes incautados. Ese dinero ha sido remitido en su integridad al Tesoro Nacional, que tiene la obligación de repartirlo entre un programa destinado a ayudar a los agricultores y a otro a reparar a las víctimas de los abusos de los derechos humanos cometidos durante el gobierno de Marcos, que encarceló a 70.000 personas, torturó a 34.000 y asesinó a 3.240, según Amnistía Internacional.

"Marcos robó más y mejor. Fue un modelo del político como ladrón", afirma el periodista Nick Davies

Pero a pesar de haber seguido minuciosamente el rastro de lo sustraido por jurisdicciones de medio mundo y de haber abierto decenas de casos judiciales -algunos de ellos atascados en los tribunales desde 1987-, la CPBG no ha recuperado ni la mitad de lo afanado por los Marcos y sus aliados, que disfrutan de un retiro dorado y sin que nadie haya puesto un pie en la cárcel. "Desde un principio dijeron que no habían robado nada, que toda su fortuna provenía de los negocios privados de Ferdinand previos a su labor política", explica Agbayani.

No es esa la opinión del periodista y escritor Nick Davies, que disfrutó durante un tiempo de acceso ilimitado a los archivos de la CPBG, para quien esos papeles demuestran que estamos ante uno de los mayores robos de la Historia. "Su carrera comenzó con un cinismo que ahora nos parece familiar, manipulando al electorado, usando el dinero para comprar poder y el poder para ganar dinero. Pero, además, dio un paso adelante fusionando la política y las finanzas, convirtiendo los instrumentos de gobierno en una gran máquina de efectivo. Otros autócratas también robaban a su gente en esa época (Haití, Nicaragua o Irán) pero Marcos robó más y mejor (...) Fue un modelo del político como ladrón", escribió en 2016 en el diario The Guardian.

placeholder La CPBG muestra varias de las joyas confiscadas a Imelda Marcos, guardadas en el Banco Central de Manila, en noviembre de 2015. (Reuters)
La CPBG muestra varias de las joyas confiscadas a Imelda Marcos, guardadas en el Banco Central de Manila, en noviembre de 2015. (Reuters)

Un caso paradigmático que refleja la impunidad con la que actuaron es el de las obras de arte. Poco después de fundar la CPBG, sus agentes descubrieron que las paredes del salón de baile de Malacañang lucían 23 manchas pálidas donde una vez hubo obras maestras. Algo similar sucedió cuando entraron en el apartamento que los Marcos ostentaban en la calle 66 Este de Manhattan, donde tan solo quedaban varias placas de bronce en las que figuraban nombres de pinceles de primera fila. "Renoir, Michelangelo, Goya, Van Gogh, Gauguin.... Nombra uno famoso y ellos lo tenían, no se dejaron ni uno solo", detalla Agbayani.

Al principio, cuando los procedimientos no eran tan estrictos y lo primordial era recuperar todo lo posible sin muchos miramientos, tuvieron logros reseñables como la incautación de una colección de antiguos maestros (incluidos Rafael, Tiziano o El Greco) a Adnan Khashoggi, un adinerado traficante de armas saudí asociado en el pasado con los Marcos. Sin embargo, el paso del tiempo y la burocratización de los procesos hizo mella y enfrió los rastros, por lo que sigue habiendo 196 lienzos desaparecidos de un total de 371 listados.

"No es cuestión de venganza"

Para lograr algún avance, la institución no ha dudado en experimentar con nuevas vías, como la creación en 2016 de una página web con información sobre las obras en busca y captura y el lanzamiento del hagstag #ShowMeTheMonet (#EnseñameElMonet, en inglés) apelando a la colaboración ciudadana. "Las obras pueden estar en cualquier lado, desde un pequeño museo a una oficina o una casa privada. Necesitamos toda la ayuda posible y que si alguien ve una de esas pinturas, que nos avise", apuntó al respecto Daniel Danilo, director de la CPBG, en la que trabaja desde su fundación.

placeholder Ferdinand 'Bongbong' Marcos, hijo del dictador filipino, saluda a sus seguidores a su llegada al Tribunal Supremo en Manila, el 2 de abril de 2018. (Reuters)
Ferdinand 'Bongbong' Marcos, hijo del dictador filipino, saluda a sus seguidores a su llegada al Tribunal Supremo en Manila, el 2 de abril de 2018. (Reuters)

Por ahora, la web no les ha reportado soplos productivos, lo que no quita para que Danilo confie en que campañas como esta sirvan para educar a la juventud filipina acerca de los excesos cometidos por los Marcos y sus aliados "y conseguir que no se repita", una tarea que se antoja ahora más importante que nunca.

Los Marcos han vuelto a la política filipina. Imelda es congresista, y su hijo Fernando será candidato a la presidencia del país

No en vano, desde que regresaron del exilio a comienzos de los 90, los Marcos han sido capaces de volver a hacerse un hueco en la política patria. A sus 88 años, Imelda es congresista por Ilocos Norte, la provincia donde se hizo fuerte su marido y que desde 2010 gobierna una hija de la pareja, Imee. Otro de sus vástagos, el senador Ferdinand "Bonbong" Marcos, quedó segundo en la carrera por la vicepresidencia en 2016, y ya se perfila como candidato para las elecciones presidenciales que tendrán lugar en cuatro años.

De lograrlo, pocos dudan de que la CPBG desaparecerá de un día para otro. "Siempre hemos estado en la cuerda floja", reconoce Marita Villarica, otra de las investigadoras más veteranas. "Tan solo dos años después de nacer, ya se empezó a hablar de abolir la agencia, y los rumores se repiten con cada nueva Administración", algo que también sucedió con la llegada de Duterte.

Frente a la inseguridad que esto provoca, el equipo al completo dice concentrarse en las tareas del día a día sin querer pensar más allá. "El tiempo es un poderoso aliado de los Marcos y hace que cada vez sea más dificil dar con nuevas pistas, pero no desesperamos", apunta Agbayani, que reconoce que hace años que dedican más tiempo a los temas legales y administrativos que a la pura investigación. "No es una cuestión de venganza, yo prefiero que Imelda devuelva lo expoliado a verla encerrada. Por el bien de todos los filipinos, ese es nuestro principal objetivo".

En el ocaso del 25 de febrero de 1986, la infame pareja formada por Ferdinand e Imelda Marcos abandonó a toda prisa el palacio de Malacañang dejando atrás los famosos mil pares de zapatos, pilas de documentos comprometedores y una cuenta sin pagar de 57.250 dólares del centro en el que cuidaban a doña Josefa, la madre enferma de 93 años del dictador de Filipinas que fallecería allí mismo dos años más tarde.

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