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Paramilitares serbobosnios entrenados por Rusia, el fenómeno que inquieta a Europa
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¿prepara la república srpska la secesión?

Paramilitares serbobosnios entrenados por Rusia, el fenómeno que inquieta a Europa

El auge de grupos ultranacionalistas armados está vinculado al apoyo del Kremlin. Moscú moviliza a sus aliados locales para impedir el acercamiento de Bosnia a Occidente y su entrada en la OTAN

Foto: Algunos de los integrantes de Honor Serbio, una de las fuerzas paramilitares serbobosnias que ha recibido apoyo de Rusia
Algunos de los integrantes de Honor Serbio, una de las fuerzas paramilitares serbobosnias que ha recibido apoyo de Rusia

“Rusia está apoyando activamente a actores políticos y paramilitares locales que quieren dividir Bosnia y Herzegovina. El Kremlin está cooperando con el Gobierno de la República Srpska del presidente Milorad Dodik para lograr este objetivo, por medios violentos si es necesario”. Así empieza un informe del think tank conservador estadounidense Instituto de Investigación en Política Exterior (FPRI, por sus siglas en inglés) publicado a mediados de este mes, en el que se describe un fenómeno que viene siendo observado con creciente alarma en las cancillerías europeas: el surgimiento de grupos paramilitares serbobosnios que pueden servir de apoyo al programa ultranacionalista de Dodik, y que, cada vez más, cuenta con el respaldo de Moscú. Un crecimiento que viene acompañado de una progresiva penetración rusa en los Balcanes, el nuevo teatro de la rivalidad entre Rusia y los países occidentales.

La alarma la hizo saltar la publicación bosnia Zurnal, que a mediados de enero informaba de la existencia de una milicia llamada Honor Serbio y de sus vínculos con Dodik. Este grupo había participado en los desfiles del 9 de enero, durante el llamado “Día Nacional” de la República Srpska -la entidad serbia dentro de Bosnia-Herzegovina-, una celebración considerada ilegal por el Gobierno central de Sarajevo. En su reportaje, Zurnal citaba un documento filtrado de los servicios de seguridad en el que miembros del equipo de Dodik discutían la utilidad de la milicia, incluyendo “la posible intervención si la oposición intenta obstruir el trabajo de las autoridades”. El artículo, además, aseguraba que miembros de Honor Serbio habían recibido entrenamiento militar en Serbia y Rusia, e incluso algunos de ellos eran veteranos de la campaña en el este de Ucrania. Posteriormente, publicaciones como The Guardian o Al Jazeera han verificado gran parte de estas alegaciones.

Foto: Ciclistas se reflejan en una ventana del 'Putin bar', en Novi Sad, Serbia, el 10 de octubre de 2014 (Reuters).
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A la existencia de estos grupos se suma otro elemento de preocupación: la adquisición, por parte del Gobierno serbobosnio de Dodik, de 2.500 rifles automáticos de origen ruso a través de Serbia a principios de este año, que se suma a otra similar en 2017, para armar a la policía. En total, más de cuatro mil fusiles ametralladores. “El poder de fuego y la sofisticación de estas armas demuestra la militarización proactiva de la policía de la República Srpska, que tiene 5.238 oficiales, según datos oficiales. Actualmente, el Gobierno de la República Srpska es capaz de armar a alrededor del 75% de su policía con un arma de fuego del tipo Kalashnikov, desproporcionada para los deberes protectores básicos de un agente policial”, afirma el informe del FPRI.

El ejecutivo de Dodik se defiende alegando que es una adquisición legítima, necesaria ante el aumento del terrorismo yihadista en la región. “Desde 2011, pero más intensamente desde 2015, la República Sprska viene anunciando que va a rearmar a su policía debido al auge del islamismo radical. Oficialmente, de hecho, ese rearme es 'para la defensa contra el extremismo y el terrorismo', se define de esta manera”, explica Mira Milosevich-Juaristi, investigadora senior del Real Instituto Elcano para Rusia y Balcanes. “Este rearme no viola los acuerdos de Dayton [que pusieron fin a la guerra de Bosnia] ni significa que tenga que amenazar necesariamente la seguridad y la defensa de Bosnia”, dice a El Confidencial.

placeholder Miembros de Honor Serbio posan armados y enmascarados
Miembros de Honor Serbio posan armados y enmascarados

No obstante, Milosevich señala un dato importante: este armamento “es por valor de 930.000 dólares y viene de Rusia”. Y es precisamente el vínculo ruso lo que inquieta a muchos observadores occidentales: desde 2015, Rusia coopera y entrena a las fuerzas de seguridad de la República Srpska, tal y como reconoció el ministro del Interior serbobosnio, Dragan Lukac, lo que motivó una protesta formal del Parlamento Europeo. Y aunque éstas también lo hacen con tropas y asesores de EEUU, existe el temor de que la policía serbobosnia pueda ser el germen de una fuerza militar si en un momento dado Dodik decide implementar por la fuerza la independencia de la República Sprska (aunque muchos expertos son escépticos sobre sus intenciones reales, en febrero Dodik volvió a expresar este deseo en una entrevista con el New York Times: “Soy un político. Solo reacciono al deseo de la gente que vive aquí. Y la gente aquí ya no quiere estar en Bosnia”, aseguró. “Era un matrimonio concertado, y no ha funcionado. Bosnia-Herzegovina es un 'estado concertado', y queremos salirnos. De forma pacífica, si es que eso es posible”).

Rusia vuelve a los Balcanes

¿Cuál es el interés de Rusia en todo esto? Milosevich aporta algo de contexto: “La desintegración de Yugoslavia coincidió con la de la URSS, y después a Rusia no se le permitió participar activamente, en el sentido de poder jugar el papel de gran potencia junto a EEUU. Participó en las fuerzas de paz en la KFOR [la fuerza de pacificación internacional en Kosovo], pero Putin retiró todas las tropas rusas en 2003, porque consideró que no era su principal objetivo”, comenta. “Desde 2014 Rusia ha empezado a volver a Bosnia activamente, como forma de confrontación con Occidente y para impedir una hipotética entrada del país en la Unión Europea y la OTAN y un acercamiento a la esfera occidental. Es solo un elemento más que el Kremlin ve como posibilidad de ganar influencia”, señala.

Foto: La guardia de honor montenegrina inspecciona las banderas del país y de la OTAN antes de una ceremonia en Podgorica, el 7 de junio de 2017. (Reuters)

Esta analista señala, además, la necesidad de ver estos incidentes en un contexto más amplio: en concreto, “el anuncio y la insistencia de Kosovo, con apoyo de EEUU, en establecer un ejército kosovar propio, al que se oponen tanto Serbia como Rusia. Las acciones rusas en Bosnia-Herzegovina son una respuesta a esta iniciativa estadounidense”, indica. “Si EEUU crea un ejército en Kosovo, que no es miembro de la ONU y mucho menos de la OTAN, eso significaría que EEUU tenga casi con certeza, incluso de forma no oficial, otra base militar en los Balcanes, y eso Rusia intentará evitarlo por todos los medios”.

placeholder Un miembro de Honor Serbio recibiendo entrenamiento militar en Nis, en el sur de Serbia
Un miembro de Honor Serbio recibiendo entrenamiento militar en Nis, en el sur de Serbia

Para Moscú, además, la situación es más urgente de lo que parece. Tras la entrada de Montenegro en la OTAN el año pasado, tan sólo cuatro estados balcánicos permanecen fuera de esta alianza militar: Macedonia, Serbia, Kosovo y Bosnia. Y el tiempo corre en contra del Kremlin. “En julio de 2018, oficiales de la OTAN se reunirán en Bruselas para discutir la estrategia de ampliación de la alianza”, indica el analista Harun Karcic en un reciente artículo en Al Jazeera. “Un ex alto funcionario de defensa bosnio me ha dicho que Bosnia verá su Plan de Acción de Pertenencia (MAP) activado durante esa cumbre, que sería un paso formal hacia una entrada en la OTAN (…). Rusia claramente no estaría muy feliz si Bosnia se uniese [a la Alianza]”, escribe.

“Clave para la estrategia rusa es la explotación de sentimientos paneslavos y del culto ortodoxo. Al movilizar estos sentimientos, el Kremlin forja una causa común con los serbios étnicos a lo largo de los Balcanes occidentales. Un nacionalismo serbio muy extendido, inherente al cual es la formación de una Gran Serbia, deja a los agentes rusos un terreno fértil para el reclutamiento y el apoyo a sus actividades políticas y paramilitares”, señala el informe del FPRI. “La exitosa organización y movilización de grupos ultranacionalistas serbios en la República Srpska y la propia Serbia son un testamento a su éxito en el uso de esta ideología. Rusia no ha creado las milicias proserbias en Bosnia, pero ha explotado las divisiones locales para sus propios propósitos”, subraya.

¿Una amenaza exagerada?

Honor Serbio está lejos de ser la única agrupación de estas características: el FPRI afirma haber identificado 78 formaciones nacionalistas en la República Sprksa, entre las que destacan también la Organización de Veteranos, muy cercana a Dodik, y los Lobos Nocturnos, un club de moteros fundado en Rusia que tiene ramificaciones locales en Serbia, Montenegro y esta entidad serbobosnia. Los Lobos Nocturnos cuentan con el respaldo explícito de Vladímir Putin, y muchos de sus miembros participaron en la invasión de Crimea y los combates en el Donbas. “Estos grupos [en la República Srpska] tienen tres denominadores comunes: exhiben un nacionalismo serbio extremo, son vocales en sus sentimientos abiertamente prorrusos, y se han fundado en los últimos seis años”, indica el informe de FPRI, que asegura también que Honor Serbio cuenta con más de 40.000 miembros entre Serbia, Bosnia y Montenegro.

placeholder Alexander Zaldostanov, alias 'Cirujano', el líder de los Lobos Nocturnos, durante una concentración motera en San Petersburgo en 2015. (EFE)
Alexander Zaldostanov, alias 'Cirujano', el líder de los Lobos Nocturnos, durante una concentración motera en San Petersburgo en 2015. (EFE)

Pero Milosevich no se muestra demasiado alarmada por el problema que representan estas formaciones. “Es cierto que lo de 'Honor Serbio' llama la atención, porque son paramilitares de estética neonazi. Son preocupantes, pero no tienen un poder político capaz de desequilibrar seriamente la frágil paz que existe”, señala. También se muestra escéptica respecto a las cifras indicadas. “Si existiese una fuerza paramilitar semejante en la República Srpska, las otras dos entidades de Bosnia-Herzegovina no estarían de manos cruzadas, porque esto supondría una clarísima amenaza para la seguridad y defensa de la región”, comenta. “Lo significativo es que la prensa local, cuando habla de ello, lo hace citando fuentes extranjeras, no propias. Y me cuesta creer que cuarenta mil personas estén a punto de provocar una guerra y nadie reaccione”, opina.

De hecho, según ella, es dudoso incluso que el propio presidente serbobosnio esté realmente dispuesto a llegar a las armas. “Dodik juega la carta de promover un referéndum de independencia, pero lo que se ha dicho desde Belgrado es que Serbia no aceptaría una integración de la República Sprska en su país. El presidente serbio Alexander Vucic no tiene interés en cabrear a Occidente con el nacionalismo de Dodik”, asegura. Y en la propia República Sprska la economía está por los suelos, hay una crisis profundísima y un altísimo nivel de corrupción. Dodik usa el lenguaje del nacionalismo radical como instrumento de distracción, pero es muy consciente de que realmente hay muy poca probabilidad de que la República Srpska se independice. Lo dice más como un juego de distracción para mantenerse en el poder que como una amenaza en serio”, afirma.

Foto: Vista general de Sarajevo, en noviembre de 2016. (Reuters)

Algunos actores, no obstante, parecen muy interesados en tensar la cuerda. La semana pasada, decenas de miembros de los Lobos Nocturos pasaron por la República Srpska como parte de un tour por los Balcanes, lo que hizo temer a algunos observadores que se estuviese gestando una operación de desestabilización similar a la de Ucrania.

“Yo no estoy de acuerdo con esta opinión de que se quiere creer un conflicto tipo Ucrania, creo los occidentales muchas veces confunden los contextos”, sostiene Milosevich, que se muestra optimista: “Puede que Rusia lo busque, como instrumento de impedir el acercamiento de Bosnia a Occidente. Pero a diferencia de Ucrania, Bosnia ya ha pasado por una guerra, la peor de los Balcanes, con sucesos como Srebrenica, con un genocidio... Por muchas declaraciones y agresiones verbales nacionalistas, nadie en Bosnia-Herzegovina quiere realmente una guerra”, asegura. La incógnita es, pues, si la diminuta Bosnia será capaz de resistirse a las dinámicas generadas por los intereses extranjeros.

“Rusia está apoyando activamente a actores políticos y paramilitares locales que quieren dividir Bosnia y Herzegovina. El Kremlin está cooperando con el Gobierno de la República Srpska del presidente Milorad Dodik para lograr este objetivo, por medios violentos si es necesario”. Así empieza un informe del think tank conservador estadounidense Instituto de Investigación en Política Exterior (FPRI, por sus siglas en inglés) publicado a mediados de este mes, en el que se describe un fenómeno que viene siendo observado con creciente alarma en las cancillerías europeas: el surgimiento de grupos paramilitares serbobosnios que pueden servir de apoyo al programa ultranacionalista de Dodik, y que, cada vez más, cuenta con el respaldo de Moscú. Un crecimiento que viene acompañado de una progresiva penetración rusa en los Balcanes, el nuevo teatro de la rivalidad entre Rusia y los países occidentales.

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