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Sin justicia para Giulio Regeni: Italia y Egipto juegan a desinformar dos años después
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“CAIRO NO COOPERA. ROMA NO ES MUCHO MEJOR”

Sin justicia para Giulio Regeni: Italia y Egipto juegan a desinformar dos años después

El asesinato del joven italiano sigue impune dos años después de su desaparición mientras Egipto e Italia juegan a desinformar en favor de sus buenas relaciones

Foto: Un hombre sostiene un cartel durante una vigilia por Giulio Regeni, en el centro de Roma. (Reuters)
Un hombre sostiene un cartel durante una vigilia por Giulio Regeni, en el centro de Roma. (Reuters)

“He visto todos los males del mundo en el rostro de Giulio”. Con esas palabras tras haber reconocido a su hijo “por la punta de la nariz”, la madre de Giulio Regeni denunciaba que lo que le habían hecho a su hijo era “inenarrable”. El doctorando italiano habría cumplido la semana pasada 30 años. Su vida fue interrumpida, sin embargo, poco después de haber cumplido los 28. Dos años después de su desaparición forzada, que se cumplen hoy, las incógnitas siguen sin despejarse, y la investigación en torno a su muerte parece más una trama de cine negro que una historia real. Aunque bien podría representarla también aquel juego de espejos en el que Bruce Lee se pierde en Operación Dragón. Con mil imágenes de un enemigo difuso al que no puede alcanzar y al que persigue de uno reflejo a otro.

Desde que se encontró el cuerpo torturado de Regeni diez días después de su desaparición las teorías conspirativas y la desinformación han sido una constante que apenas ha dejado ver la luz a sus familiares y amigos. Pocos dudan, sin embargo, de la responsabilidad de las fuerzas de seguridad egipcias en la muerte torturado de Giulio. Cualquiera que ha intentado desvelar esa realidad ha sufrido las consecuencias, que, en un país donde la desapariciones forzosas y la tortura son una constante, implica la posibilidad de acabar como Giulio.

Nos encontramos todavía muy lejos de la verdad”, lamenta Riccardo Noury, portavoz de Amnistía Internacional en Italia. “La cooperación del Gobierno egipcio es ineficiente y la del italiano no es mucho mejor”.

Egipto desvía la atención

“Estoy saliendo”. Un mensaje a su novia a las 7.41 pm de aquel 25 de enero es la última prueba de vida de Regeni. La fecha de su desaparición es importante. El día de la Policía, el 25 de enero de 2011, los egipcios se alzaron contra un régimen, el de Hosni Mubarak cuyo pilar principal, igual que para el nuevo régimen de Abdelfatah al Sisi, era el Ejército. Desde entonces, aquellos que han gobernado, la Junta Militar primero, el islamista Morsi y ahora el exmariscal Sisi, se han encargado de que nada favorezca un nuevo clima revolucionario. Cada año se silencia cualquier intento de protesta y el día en el que Giulio desapareció no fue diferente. Grandes medidas de seguridad, y deseo de tener todo atado y bien atado.

La campaña ¿dónde está Giulio? sirvió de poco. Mientras las redes sociales ardían exigiendo respuestas Giulio era torturado. Hasta siete días, según reveló la autopsia. Su cuerpo mostraba cortes y arañazos, tenía los pies y las manos rotos, letras grabadas en su piel y quemaduras de cigarrillos, técnicas de tortura, estas últimas, que son seña de identidad de los servicios de seguridad egipcios.

Foto: Homenaje al joven italiano asesinado Giulio Regeni ante la Embajada de Italia en El Cairo, el 6 de febrero de 2016 (Reuters).

En Egipto se ha intentado desviar la atención desde el primer momento. “Han estado divulgando diferentes historias, falsas e incluso ofensivas para Giulio”, denuncia el representante de Amnistía. Primero se intentaron explicar los múltiples signos de tortura de su cuerpo como el resultado de un accidente de tráfico; después se habló de un asunto de drogas que acabó mal; se le acusó de ser homosexual y ser víctima de un crimen pasional y después de ser un espía extranjero. Hasta se llegó a hablar de una posible trama en la que los intereses de su desaparición y asesinato serían enturbiar las relaciones comerciales entre Italia y Egipto.

Un mes después de su desaparición se acusó a una banda y se presentaron como pruebas el pasaporte, tarjeta de crédito y carnet de identidad italiano entre otros efectos personales, pero a los supuestos secuestradores no se les pudo interrogar porque según la versión oficial murieron en un tiroteo con la policía durante su arresto. Muerto el perro se acabó la rabia. A nadie convenció sin embargo la cortina de humo extendida con esos asesinatos extrajudiciales tan comunes en el Egipto de Al Sisi.

Mientras las redes ardían exigiendo respuestas Giulio era torturado. Le habían roto los pies y las manos, tenía letras grabadas en su piel y quemaduras de cigarrillos

“Es un asesinato de Estado”, denuncia Noury. “Con la connivencia de las agencias de seguridad y al menos nueve o 10 personas involucradas directamente en la desaparición y asesinato de Giulio”, explica. “El clima de represión en Egipto es muy alto, pero a pesar de ello mucha gente en la sociedad civil intenta ayudar… y han sufrido las consecuencias”, lamenta Noury. El abogado Ibrahim Metwaly fue secuestrado cuando se dirigía a declarar sobre el caso ante una comisión de Naciones Unidas. Apareció poco después y se presentaron cargos contra él acusándole de “hablar con entidades extranjeras para dañar la seguridad nacional”.

“Desde el principio han entorpecido la investigación”, concluye el representante de AI, quien no tiene mejor opinión de la actuación del Gobierno italiano. En septiembre de 2017 Italia envió de vuelta a El Cairo a su embajador, al que había retirado como medida de presión. Un error a ojos de Noury. “Deberían cambiar las relaciones con Egipto, deberían presionar, acudir a la comisión de Tortura de la ONU, insistir, pedir la verdad, internacionalizar el caso de Giulio que representa lo que les ocurre a cientos de egipcios anónimos”, insiste el activista. “Hay que presionar a Egipto”.

Pero lejos de eso, parece que hay un mutuo afán en desviar la atención en favor de las buenas relaciones entre ambos países. Hay muchos intereses comerciales y económicos en juego.

placeholder Los padres de Giulio, Claudio y Paola, enseñan la parte de un mural en Berlín que lleva pintada la imagen de su hijo por artistas egipcios. (EFE)
Los padres de Giulio, Claudio y Paola, enseñan la parte de un mural en Berlín que lleva pintada la imagen de su hijo por artistas egipcios. (EFE)

Meter el palo en el avispero

La última maniobra de ambos Gobiernos ha sido desacreditar a la supervisora de tesis de Regeni, Maha Abdelrahman. La investigación sobre los sindicatos que Regeni llevaba a cabo para su doctorado tiene visos de ser lo que le puso bajo el radar de las fuerzas de seguridad. Las uniones de trabajadores independientes son vistos como una amenaza por el régimen. Aunque el primero se formó en 2009, tras la revolución que derrocó a Mubarak en 2011 surgieron más de mil. Hasta entonces los sindicatos, bajo control gubernamental, eran sólo un modo de controlar a la masa, no de representarlos y lograr hacer avanzar sus derechos. Las protestas de 2011 dieron impulso al movimiento sindical y a la formación de la primera federación de sindicatos independientes. Ese germen, según los expertos, como el propio Regeni, suponen un activo de cambio que favorece la participación democrática, fortalece a la sociedad civil y a los trabajadores, algo que sin duda no interesa a un régimen que aspira a perpetuarse en el poder.

Un extranjero, hablando árabe y preguntando entre los vendedores callejeros sobre política, economía, debatiendo sobre derechos, no pasaría desapercibido al bien nutrido tejido de informantes de la policía que infecta El Cairo. Egipto ha sugerido repetidas veces que Regeni habría estado involucrado en fomentar un alzamiento sin aportar ninguna prueba. Aún así, es difícil explicar que alguien creyera que la desaparición y muerte de un ciudadano italiano no levantaría una tormenta, a posteriori se ha demostrado que la maquinaria de desinformación en los medios egipcios han hecho lo imposible porque la mirada se aparte del Gobierno y las fuerzas de seguridad egipcia y las buenas y lucrativas relaciones entre ambos países vuelvan pronto a la normalidad. Más sorprendentemente, los medios italianos han comprado también la versión que acusa a la supervisora de tesis de Regeni.

La investigación sobre los sindicatos que llevaba a cabo para su doctorado parece ser lo que le puso bajo el radar de las fuerzas de seguridad

Abdelrahman había sido acusada ya de negarse a colaborar con la investigación. Fue empujada bajo los focos poco después de la aparición del cuerpo de Regeni con la acusación de haber alentado al joven a centrar su investigación en los sindicatos independientes. La experta está especializada y ha escrito ampliamente sobre los movimientos sociales y de protesta en Egipto. Además, ha sido muy crítica con los sucesivos gobiernos militares y en 2015 escribió sobre el reclutamiento de informantes policiales entre los ciudadanos comunes.

Al principio de la investigación se negó a facilitar sus emails y mensajes, se presentó tarde al interrogatorio… y todo ello se ha usado para fabricar la sospecha en torno a ella. Sin embargo, su comportamiento es comprensible en el contexto de represión policial que prevalece en Egipto. Alguien que conoce tan bien el modus operandi de la policía, y dadas las circunstancias y el estado en el que se descubrió el cadáver de Regeni, no colaboraría con los posibles responsables de su muerte.

Abdelrahman no habla con los periodistas pero habría dicho a sus compañeros en Cambridge que colaboró con la policía italiana el día del funeral, según publicó el diario 'The Guardian'. La semana pasada, tras serle confiscados su móvil y ordenador portátil, Cambridge salió al frente de estas acusaciones. En una carta a la comunidad académica de la universidad emitida el martes, el vicerrector de Cambridge, Stephen Topp, afirmó que la institución rechaza cualquier acusación de que Abdelrahman sea responsable de poner al estudiante italiano en peligro y señala que dichas especulaciones son “inexactas, dañinas y peligrosas”.

Para Noury solo se explican como un intento de distraer la atención de los verdaderos culpables. Un juego de espejos como aquel al que Lee se enfrentaba en Operación dragón y que habrá que hacer añicos, como decía Lee, para acercarse a la verdad: “El enemigo solo tiene imágenes e ilusiones tras las que esconde sus verdaderos motivos. Destruye la imagen y destruirás al enemigo”.

“He visto todos los males del mundo en el rostro de Giulio”. Con esas palabras tras haber reconocido a su hijo “por la punta de la nariz”, la madre de Giulio Regeni denunciaba que lo que le habían hecho a su hijo era “inenarrable”. El doctorando italiano habría cumplido la semana pasada 30 años. Su vida fue interrumpida, sin embargo, poco después de haber cumplido los 28. Dos años después de su desaparición forzada, que se cumplen hoy, las incógnitas siguen sin despejarse, y la investigación en torno a su muerte parece más una trama de cine negro que una historia real. Aunque bien podría representarla también aquel juego de espejos en el que Bruce Lee se pierde en Operación Dragón. Con mil imágenes de un enemigo difuso al que no puede alcanzar y al que persigue de uno reflejo a otro.

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