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La lucha de las mujeres de Arabia Saudí por conducir que Occidente ignora hace 20 años
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muchas han sido encarceladas solo por conducir

La lucha de las mujeres de Arabia Saudí por conducir que Occidente ignora hace 20 años

Las mujeres de Arabia Saudí podrán conducir en junio de 2018, pero conseguirlo ha costado sudor, sangre, lágrimas y apretar ilegalmente el acelerador desde los años 90

Foto: Las activistas Loujain al-Hathloul, Manal al-Shafir y Mayssa Al Amoudi.
Las activistas Loujain al-Hathloul, Manal al-Shafir y Mayssa Al Amoudi.

Arabia Saudí ha dado a conocer el que es el fruto de décadas de lucha feminista: el decreto que permitirá a las mujeres obtener licencias para conducir y que constituye un atisbo de libertad en uno de los países más machistas del mundo. El único que todavía prohíbe a sus mujeres ponerse al volante de un coche y que seguirá haciéndolo hasta junio de 2018.

Hace años que las mujeres saudíes han reivindicado su derecho a la independencia en la conducción. Sus nombres no se escuchan en los países occidentales y sus rostros no son conocidos fuera del activismo feminista saudí, pero ellas son las responsables de los (todavía insuficientes) avances conseguidos en el país en cuestión de igualdad.

El último, que las mujeres puedan por fin conducir por sí mismas. Hasta ahora, sus maridos o “guardianes” eran los que debían llevarlas al trabajo si no tenían dinero para pagar un conductor. “Si conduces significa que tienes acceso a lo público, a las instituciones. Pero si eres totalmente incapaz de moverte salvo que tengas un hombre que pueda llevarte, estás completamente paralizada”, explicaba la activista Fawzia al Bakr. Estar anclada en un mismo lugar afecta, sin duda, a la economía de la mujer. “Quiero conducir, no puedo trabajar porque no puedo conducir”, se lamentaban algunas según Hossa al Sheikh. Ambas fueron instigadoras de la primera acción que plantó cara a la ley. Empezaba el ‘Women to drive movement’.

placeholder Aisha al Mana, participante en la protesta de 1990 (Youtube)
Aisha al Mana, participante en la protesta de 1990 (Youtube)

Un convoy de profesoras hacia Riyadh, la capital de Arabia Saudí, fue lo que prendió la mecha en 1990. Varias de las 47 integrantes fueron despedidas de su trabajo, tanto a ellas como a sus maridos se les prohibió viajar al extranjero durante un año y fueron mentadas como “inmorales que pretenden destrozar la sociedad saudita”. Pero el fuego había comenzado y ya no podía pararse.

Aisha al Mana es una mujer de negocios en Al Khobar y fue otra de las integrantes de la acción de 1990. “Valió la pena, porque sacamos a la luz el problema de la mujer en Arabia Saudí y la concienciación sobre ello”, aseguraba. Un año de acoso fue el precio a pagar por reivindicar una causa que se sabía no aceptada por la sociedad. “Nos llamaban ‘Las conductoras’”, recordaba. Y se reía. Y aunque fue un apodo que debería generar orgullo, acabó estigmatizándolas cuando recuperaron sus empleos dos años después. “En cualquier sitio en el que trabajes te ponen la etiqueta de ‘Conductora’ y nunca podrás tener un ascenso. No importa lo buena que seas”, contaba Bakr.

Tras conocerse la noticia, usuarios de Twitter recordaban los nombres de las conductoras de 1990

Estas valientes mujeres, algunos de cuyos nombres han sido recordados recientemente en Twitter, se reúnen cada mes de noviembre, 18 años después de haber desafiado juntas lo establecido, entre rugidos de motor y olor a asientos de cuero. “En su momento dio mucho miedo porque nos perseguía mucha gente religiosa. Pero decidimos que fue un momento histórico y que deberíamos reunirnos y sacarnos una foto”, cuenta Bakr. “Y estoy segura de que esa foto algún día estará en un museo”.

Cargos: conducir siendo mujer

Tuvieron que pasar 21 años hasta la siguiente protesta, esta vez individual y terminada en cárcel. Manal al-Shafir se subió a un coche, se grabó conduciendo y lo subió a sus redes sociales. La activista y asesora de ciberseguridad pasó nueve días en la cárcel, perdió la custodia de su hijo, su trabajo y su casa solo por conducir por las calles de Arabia Saudí y no ser un hombre. “Cuando estaba sentada en la cárcel, lo único de lo que me arrepentía fue de no estar con mi hijo cuando él estaba en el hospital”, recogía el Daily Mail. “Mis cargos fueron ‘conducir siendo mujer’. Cuando lo vi no me lo podía creer”.

placeholder Manal al-Shafir muestra su licencia de conducir de Emiratos Árabes (dailymail)
Manal al-Shafir muestra su licencia de conducir de Emiratos Árabes (dailymail)

“Somos ignorantes a la hora de conducir. Encontrarás a una mujer con un doctorado, una profesora en la universidad, pero no sabrá conducir. Queremos un cambio en nuestro país”, asevera en el vídeo mientras conducía por las calles de Khobar en mayo de 2011. “¿Qué va a hacer una mujer durante una emergencia?”, se preguntaba. A medida que el vídeo se hacía viral en Arabia Saudí, las amenazas de muerte e insultos hacia Manal y su familia crecían. “La gente me decía que estaba loca y que deberían internarme en un hospital psiquiátrico”.

Ahora, Al-Sharif vive en Sidney disfrutando de una vida completamente diferente y de un permiso de conducción. “Fueron los 300 dólares mejor invertidos de mi vida”.

placeholder Manal al-Shafir con su hijo (dailymail)
Manal al-Shafir con su hijo (dailymail)

“Arabia Saudí está preparada para nosotras”

La rebelión no terminó, por suerte, con el encarcelamiento de Al-Sharif. En 2013 tuvo lugar una protesta masiva, la más numerosa hasta entonces, contra la ley que prohíbe conducir a las mujeres. Más de 60 se lanzaron a la carretera, decididas a alzar la voz contra la injusticia armadas con su permiso de conducir extranjero.

¿Lo más curioso? La mayoría de los otros coches no se daban cuenta de que quien conducía era una mujer. Así lo cuenta la joven activista Rana, que según recoge Buzzfeed, pidió ser identificada solo por su primer nombre. “Un hombre paró al verme y tocó la bocina. Me asusté porque pensaba que me iba a atacar, pero sonrió, saludó y siguió conduciendo”. Muchas de las conductoras fueron paradas por la policía y alertadas por el gobierno de que tendrían que afrontar represalias si participaban en la protestas, como le advirtieron vía telefónica a Azzia Youssef, profesora y activista.

La cita fue el 26 de octubre de 2013. Ese día, la activista sexagenaria Madehah al-Ajroush se dio cuenta de que dos policías de paisano la seguían por las calles de Riyadh mientras conducía hacia un centro comercial. Allí, decidió bajarse, y comprar un pequeño obsequio que luego le daría a sus perseguidores: un pequeño coche de juguete. “Hola, hoy es 26 de octubre y solo quería daros este regalo”, ofreció a los agentes con un dulce sarcasmo.

Las amenazas del gobierno parecieron más una maniobra disuasoria que se quedó en el intento: según las activistas, ninguna fue apresada después. “Arabia Saudí está preparada para nosotras”, afirmaba Rana. Varias de ellas decidieron subir la hazaña colectiva a Youtube:

72 días detenida por conducir

Un año después otra activista fue arrestada cuando intentaba conducir hasta Arabia Saudí desde los Emiratos Árabes, donde las mujeres sí que pueden conducir y cuyos residentes han celebrado hoy el anuncio por el Real Decreto del país vecino. Loujain al-Hathloul fue detenida el 1 de diciembre de 2014, cuando le fue confiscado el pasaporte y permaneció 24 horas en el borde del país al no permitírsele el paso.

La conocida activista, Loujain al-Hahthlo, enseña su licencia de conducir.La conocida activista, que ya había participado previamente la iniciativa del 26 de octubre, tuvo que pasar la noche durmiendo en su coche y narró su desventura a través de su cuenta de Twitter con más de 300.000 seguidores. Pero no tuvo que pasarlo sola. Su amiga y periodista Mayssa Al Amoudi también fue en coche hasta la frontera para suministrarle los recursos que necesitaba. A pesar de que Al Amoudi no pretendía entrar al país, ambas permanecieron detenidas durante 72 días.

“Es como respirar aire puro en este clima desértico”, decía su amiga activista Eman Al Nafjan sobre Loujain. Fue una de las que le propuso participar como celebridad en la conducción grupal de octubre para ayudar a conseguir repercusión. “Muchos a los que se lo propusimos se echaron atrás porque tenían miedo de perder seguidores”. Loujain, tras conocer la propuesta, reservó de inmediato un vuelo desde Canadá, donde se encontraba estudiando, a Riyadh. “Lo hago para continuar la campaña de mujeres conduciendo”, explica en el vídeo.

Las mujeres saudíes no solo están reclamando su derecho a conducir de forma independiente. Este verano, Loujain puso voz a las demandas requeridas al gobierno y que reclamaban un cambio importante en el sistema: eliminar todas las leyes que legitimen el detestable mandato del “hombre guardián”, la figura que debe acompañar a las mujeres a cualquier lugar y que debe dar su consentimiento para que puedan hacer cosas tan sencillas como abrir una cuenta bancaria.

En junio, Louijain fue retenida en el aeropuerto internacional King Fahd, en la ciudad saudita Dammam y fue interrogada en la capital. Según reportó Amnistía Internacional, las autoridades no le permitieron el derecho a un abogado ni contactar con su familia.

Arabia Saudí ha dado a conocer el que es el fruto de décadas de lucha feminista: el decreto que permitirá a las mujeres obtener licencias para conducir y que constituye un atisbo de libertad en uno de los países más machistas del mundo. El único que todavía prohíbe a sus mujeres ponerse al volante de un coche y que seguirá haciéndolo hasta junio de 2018.

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