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Leopoldo López sigue preso y Venezuela continúa igual: 100 días de protestas
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hay más de 400 presos de conciencia en el país

Leopoldo López sigue preso y Venezuela continúa igual: 100 días de protestas

Según el Foro Penal Venezolano, hay más de 400 presos de conciencia en el país. Y una de las condiciones que pone la oposición para el fin de las protestas es la liberación de todos

Foto: El opositor venezolano Leopoldo López saluda a seguidores en la entrada de su casa en Caracas. (EFE)
El opositor venezolano Leopoldo López saluda a seguidores en la entrada de su casa en Caracas. (EFE)

“A 100 días de la resistencia volvemos a la calle”, cerraba el comunicado de Leopoldo López que se conocía por boca de Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional, integrante de Voluntad Popular. También llamaba a participar en el plebiscito anunciado por la oposición e integrantes de la sociedad civil para el próximo 16 de julio. A las horas, el presidente Nicolás Maduro daba más detalles de la Asamblea Nacional Constituyente para el 30 de julio. Así que, por ahora, a pesar de que muchas cosas han cambiado, otras siguen igual.

El traslado de la cárcel de Ramo Verde a su casa, supone un cambio sustancial para la vida de Leopoldo López y su entorno. Pero sigue bajo arresto y, hasta lo que se sabe, su condena está intacta: 13 años y 9 meses de condena de los que ya ha cumplido más de 3 años. No es el único preso con arresto domiciliario.

Antonio Ledezma, alcalde metropolitano de Caracas, también de oposición, condenado por conspiración contra el gobierno, empezó condena en febrero de 2015 y fue trasladado a su casa después de ser operado de una hernia inguinal. Daniel Ceballos, ex alcalde de San Cristóbal del Táchira, tuvo un cambio de la cárcel a su casa. Pero en agosto 2016 fue enviado de nuevo a prisión.

Y tampoco es el único preso político. Según el Foro Penal Venezolano, hay más de 400 presos de conciencia en el país. Y una de las condiciones que pone la oposición para el fin de las protestas es la liberación de todos.

Así que, por ese lado, la cosa sigue igual.

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Elías Jaua, uno de los portavoces del Gobierno, decía en su cuenta de Twitter que “ojalá la MUD lo asuma con madurez (el casa por cárcel) y pare la violencia”. El Ministro de Comunicación Ernesto Villegas decía que “debemos acatar esta decisión nos guste o no (…) ahora su vida (la de López) es responsabilidad exclusiva de su esposa y aliados”. Sobre las gestiones del expresidente Zapatero para el diálogo, Villegas decía que “fueron saboteadas durante semanas por actos de violencia fascista”.

Nicolás Maduro, en cadena nacional grabada temprano pero emitida en horas de la tarde, hizo una nueva llamada al diálogo, a “hacer un gran acuerdo firmado por las partes del Gobierno bolivariano y las fuerzas contra revolucionarias con la CELAC como testigo”.

Pero la última vez que se hizo ese llamado al diálogo, y la oposición acudió, la calle se enfrió el Gobierno no cumplió, por ejemplo, el requisito de liberar a los presos políticos. Tampoco el de abrir un canal humanitario de comida y medicamentos. Eso fue en noviembre de 2016.

Desde entonces, el Gobierno ha apretado otras tuercas y la oposición ha puesto más peticiones sobre la mesa. Empezaron las protestas hace 100 días y dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia anularon de facto la Asamblea Nacional, de mayoría opositora desde diciembre de 2015. Entonces se sumó la petición de reconocer al Parlamento y que se reconstruyera el hilo constitucional.

Ha habido más de 90 muertos, parte de ellos de la mano de las fuerzas del Estado, como ha quedado documentado en fotografías y vídeos. Y se pidió que las Fuerzas Armadas tuvieran un papel de defensa del venezolano y no un uso político, así como que se depuraran responsabilidades. Maduro ha hecho el llamado a una Constituyente que su propia base la rechaza. Chavistas duros como la Fiscal Luisa Ortega Díaz se han salido de la línea oficialista. Se ha convocado a un plebiscito popular por parte de la oposición para rechazar dicha Constituyente.

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Hay un Gobierno que no reconoce a una Asamblea y una Asamblea que no reconoce a un Gobierno. Una Fiscal que no reconoce al Gobierno, a la que un Tribunal Supremo de Justicia que quiere eliminar, quitarle sus funciones y dárselas a la Defensoría del Pueblo, enjuiciarla y le impone una vicefiscal que no es reconocida ni por los empleados de la Fiscalía ni por la Fiscal.

Y todo esto en en el plano político.

Porque en la calle, efectivamente, sigue la escasez de medicamentos y de algunos rubros básicos de comida e insumos. O, los que se consiguen, son a un precio que pocos venezolanos pueden permitirse porque la inflación se come el salario, así Nicolás Maduro lo haya subido por tercera vez en lo que de año.

Venezuela ostenta el dudoso honor de ser uno de los países con la tasa más alta de homicidios, 70,1 por cada 100 mil habitantes, según cifras de la Fiscalía. Ese conteo, que nada tiene que ver con las protestas, sigue día a día, a media de 48 muertos por cada jornada.

Y la gente sigue haciendo cola por el pan.

“A 100 días de la resistencia volvemos a la calle”, cerraba el comunicado de Leopoldo López que se conocía por boca de Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional, integrante de Voluntad Popular. También llamaba a participar en el plebiscito anunciado por la oposición e integrantes de la sociedad civil para el próximo 16 de julio. A las horas, el presidente Nicolás Maduro daba más detalles de la Asamblea Nacional Constituyente para el 30 de julio. Así que, por ahora, a pesar de que muchas cosas han cambiado, otras siguen igual.

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