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La UE gastó 58 millones para deportar a 18.000 inmigrantes desde 2009
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LA expulsión de personas irregulares en la ue

La UE gastó 58 millones para deportar a 18.000 inmigrantes desde 2009

En los últimos 6 años, los países miembros de la UE han expulsado a miles de personas en situación irregular en los denominados "vuelos de la vergüenza"

Foto: EFE|Integrantes de una ONG alemana observan un avión en el aeropuerto de Rostcok-Laage en el que cerca de 100 refugiados serán deportados a países como Albania o Serbia
EFE|Integrantes de una ONG alemana observan un avión en el aeropuerto de Rostcok-Laage en el que cerca de 100 refugiados serán deportados a países como Albania o Serbia

La imagen de centenares de personas colgadas de la valla de Melilla o el desalojo del campamento de Calais, en el que miles de personas esperaban cruzar la frontera en busca de oportunidades, muestran cómo los países de la UE se exponen para evitar la entrada o expulsar a personas en situación irregular. Pero no siempre sus políticas anti inmigración han ocupado el foco de la actualidad. Desde 2009, los países europeos han expulsado, por la puerta de atrás de la UE, a 17.786 personas en situación irregular. Para ello, utilizaron 58 millones de euros procedentes de fondos europeos.

Las expulsiones en vuelos organizados de forma coordinada por los Estados y finanaciada por la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), suponen un gasto de 3.000 euros de media por persona expulsada. La “limpieza” fue silenciosa, con la cortina corrida. Sin ruborizar a medio mundo como ocurrió en Melilla o Calais. De hecho, un buen número de estos vuelos se planifican de madrugada.

"Me llevaron a las 5 de la mañana a Barajas, era el primer pasajero. Aunque los policías que me acompañaban dijeron que no me iban a forzar a subir al avión, acabaron por hacerlo", relata un joven sin papeles que ha solicitado preservar su identidad. Dicho calvario tuvo que vivirlo hasta en dos ocasiones, pero en su caso pudo evitar la deportación por negarse a volar.

Los datos a los que ha tenido acceso este diario, gracias a una solicitud de acceso a la información presentada a Frontex, demuestran que los vuelos de repatriación de personas sin papeles son una práctica habitual en los últimos años en los países de la UE. Unas operaciones, denominadas JROs (Joint Return Operations, en inglés) y asistidas por Frontex, que en 2015 permitieron deportar a casi el doble de personas en relación con años anteriores.

Estos vuelos son una parte de todos los que se llevaron a cabo durante el período ya que cada país puede fletar un vuelo de deportación sin contar con el apoyo de Frontex u otros Estados. Además, las operaciones conjuntas entre países abaratan los costes de deportación. Si comparamos esos 3.000 euros con los 7.000 que le costó al Gobierno español deportar a cada persona en situación irregular en los últimos cuatro años, las operaciones suponen un menor coste que, además, financia en parte la UE.

Junto con Alemania, España es el país desde el que más personas se han deportado. Los destinos más habituales son Colombia, Ecuador, y Nigeria, algunas de las nacionalidades más representadas entre la población extranjera. En el caso de Alemania, los vuelos se dirigen en su mayoría hacia Kosovo y Serbia. Más de tres millares de personas han sido deportadas a los países balcánicos en el último lustro.

Un futuro negro

A pesar de las continuas denuncias de organizaciones humanitarias de los denominados "vuelos de la vergüenza", lo cierto es que lejos de decrecer, han aumentado en los últimos tiempos. Si en 2012 se expulsó a dos millares de personas entre todos los países miembro, tres años después la cifra alcanza las 3623 personas. Los vuelos además pasaron de los 37 anuales a casi el doble. Aunque la información para el presente año es parcial, ya que sólo se dispone de datos hasta el mes de mayo, todo apunta a que en diciembre el número de deportados alcanzará una cifra récord en Europa.

No sólo ha aumentado el número de vuelos y personas deportadas en los últimos meses. Además, esta semana el director de Frontex, Fabrice Leggeri, anunció que en 2017 la agencia aumentará su partida presupuestaria de repatriaciones. Aunque no precisó la cifra, sí señaló que el presupuesto global crecerá hasta los 330 millones, comparados con los 250 millones de euros del presente año.

Desde Karibu, una de las organizaciones que trabajan con personas internas en CIE, defienden que ese dinero debería invertirse en el “establecimiento de vías seguras de entrada a Europa”. Una de las integrantes de la ONG, Begoña Santos Olmeda puntualiza que “sería más eficaz invertir el dinero en la integración de las personas extranjeras en la UE”.

La opinión es compartida Danae García de SOS Racismo que destaca que, por desgracia, “los países de Europa sólo les interesa salvaguardar la frontera, en lugar de buscar el origen del problema”.

El aumento podía preverse de acuerdo también al gasto cada vez mayor de los Estados en miembro en ejecutar estos vuelos de deportación. El año pasado entre todos los países que participaron y cooperaron en este tipo de operaciones se gastó 11'2 millones de euros. Una cifra muy superior a los 7 millones de 2012, 2013 y 2014. Durante la primera mitad de este año ya se ha alcanzado esa cifra por lo que se prevé que el gasto final supere los registros anteriores.

Del CIE al avión o cómo se deporta a extranjeros

“Calculamos que un tercio de las personas deportadas en España provienen de un CIE”, señala Begoña Santos Olmedo de la ONG Karibu. Es uno de los casos más preocupantes ya que en los CIE “se producen vulneraciones de derechos de manera cotidiana, las condiciones de internamiento no son las adecuadas y no se respeta su propia normativa”.

Existen tres tipos de vuelos para deportar a personas en situación irregular. Los más efectivos, los vuelos organizados por cada país en en solitario o en cooperación con otros Estados miembro, en este caso coordinados por Frontex. Los más silentes, las operaciones en vuelos comerciales donde se detiene a la persona sin papeles, se la introduce en un avión y se la deporta a su país de origen.

Foto: Mimbu Kasay. (A.Rivera)

En este último caso, la persona puede evitar la deportación si se niega a volar. Aunque, como señalan desde Karibu, “a veces se desconoce esta posibilidad”. Sí conocía esa opción el joven en situación irregular contactado por este diario. En su caso, trataron de que montase en dos vuelos comerciales, con pasajeros regulares, por lo que pudo alegar que no quería regresar a su país. Gracias a su resistencia pasiva y a la intervención de la tripulación pudo permanecer en tierra.

"Llegué en patera en busca de una oportunidad en el deporte. Me lesioné, cumplí la mayoría de edad y comenzaron los problemas", relata el joven al otro lado del teléfono. Todavía sigue indocumentado y ve la situación con desesperanza. "Me esfuerzo, busco un contrato de un año de trabajo para obtener los papeles, pero acaban deteniéndome por mi situación irregular y otra vez vuelta a empezar. ¡Cómo voy a encontrar así un trabajo!", subraya.

"No he hecho nada malo. Sólo busco un trabajo y triunfar en mi deporte, es lo único que me anima", concluye el jóven. Su sueño choca con la cada vez más férrea política migratoria europea.

Metodología

Los datos de los que parte el artículo provienen de  una solicitud de acceso a la información a la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), a través del portal AsktheEU. Los datos son parciales ya que no se proporcionan el coste de los vuelos, ni la empresa o aerolínea que gestionó cada uno de los procedimientos de expulsión.

Durante la limpieza de los datos, y ante la imposibilidad de conocer cuántas personas habían sido deportadas a cada país en el caso de vuelos con escalas, se ha optado por dividir en grupos iguales a los expulsados y asignarlos a cada uno de los países de destino de un vuelo. De esta forma, es posible tener una estimación más real del flujo de vuelos de "la vergüenza" que se han producido en los últimos años. 

 

La imagen de centenares de personas colgadas de la valla de Melilla o el desalojo del campamento de Calais, en el que miles de personas esperaban cruzar la frontera en busca de oportunidades, muestran cómo los países de la UE se exponen para evitar la entrada o expulsar a personas en situación irregular. Pero no siempre sus políticas anti inmigración han ocupado el foco de la actualidad. Desde 2009, los países europeos han expulsado, por la puerta de atrás de la UE, a 17.786 personas en situación irregular. Para ello, utilizaron 58 millones de euros procedentes de fondos europeos.

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