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Mimbu, tres años de travesía: "Una ola levantó la patera y pensé que era el final"
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el drama de la inmigración en el mediterráneo

Mimbu, tres años de travesía: "Una ola levantó la patera y pensé que era el final"

Este es el testimonio en primera persona de un periodista de República Democrática del Congo recién llegado al puerto de Málaga de una patera que salió de Nador (Marruecos)

Foto: Mimbu Kasay. (A.Rivera)
Mimbu Kasay. (A.Rivera)

El Puerto de Málaga se ha convertido en receptor masivo de inmigrantes que vienen en patera (500 más en 2016 respecto a 2015). El Confidencial ha hablado con uno de ellos. El testimonio que sigue, recogido este en la sede de la Cruz Roja en Málaga, está elaborado en primera persona tras entrevista personal.

Me llamo Mimbu Kasay y tengo 26 años. Soy de la República Democrática del Congo y el día 3 llegué en una patera al puerto de Málaga. He tardado casi tres años desde que salí de mi país. Estoy de paso, como la mayoría de las personas que llegamos a España. Mi intención es conseguir papeles e irme a Francia o a Bélgica. Hablo francés y el idioma influye. Allí tendré más oportunidades de empleo.

En mi país era periodista. Me formé en el Instituto Congoleño de Televisión y en la RTNC (Radio Television Nationale Congolaise), en la capital, Kinshasa. Trabajé en un canal de televisión llamado Futur. Luego abrí una pequeña agencia de noticias. Tuve que irme de mi país porque no estoy de acuerdo con el Gobierno del presidente Kabila. He participado en manifestaciones y soy activista en redes sociales. Era complicado seguir allí. Mi intención es pedir asilo político. [Kasay está contra el Gobierno de Joseph Kabila, quien rechaza abandonar el poder tras acabar su mandato],

Tengo dos hijos, de tres y ocho años. Ellos se han quedado con mi pareja. Mi intención es trabajar, ahorrar dinero y volver con ellos. Quiero volver a ejercer mi profesión y llegar a ser director de cine. En República Democrática del Congo no hay muy buenos realizadores. Podría aprender en Francia, donde se hacen muy buenas películas, y filmar luego en mi país. Quiero rodar películas africanas, que reflejen lo que ocurre en mi tierra.

¿Que cómo llegué a Málaga? He pasado por muchos países: Brazzaville (Congo), Benín, Togo, Costa de Marfil, Mali, Argelia y Marruecos. En Rabat trabajé en 'telemarketing'. Antes lo hice en la construcción, como pintor…, pequeñas cosas para coger dinero y seguir avanzando en mi ruta a Europa.

El pasado mes de diciembre ya intenté irme en una patera. No pudo ser. La Policía marroquí nos pilló. Otros lo han intentado tres o cuatro veces… El día 2, sobre las siete de la tarde, por fin pudimos salir de Nador. La patera era muy pequeña, nada segura. No se gastan mucho dinero porque saben que la pueden perder. Son malos materiales, viejos.

“El agua entraba sin parar”

Pasamos mucho frío. Íbamos mucha gente, teníamos poco oxígeno, y el agua entraba sin parar en la patera. Había olas, no teníamos chaleco salvavidas, sino una especie de flotador amarrado a la cintura, muy inestable, y en cualquier momento podíamos caernos al mar.

El agua es muy peligrosa. Una ola levantó mucho la patera y empecé a rezar. Pensaba que era el final… Tenía muchísimo miedo. Estuvimos 12 horas a la deriva hasta que nos rescató la Cruz Roja.

Para el viaje tuve que pagar 500 euros. Llevaba varios meses en un bosque de Nador. Estábamos personas de 50 nacionalidades, la mayoría subsaharianos. Nos organizábamos, recaudábamos el dinero y nos reunimos con un árabe. Le dimos el dinero. Él compró el material, pero nosotros nunca supimos el día que nos trasladarían a la patera. Nos llevaron a la playa y nos fuimos. Así funciona.

Somos jóvenes, fuertes y queremos trabajar, vivir tranquilamente y no meternos en problemas

A otros compañeros de patera el viaje les ha costado 1.000 euros. Tengo amigos que han ahorrado 11 años para viajar a Europa. Lo que hay que hacer es aligerar los visados y hacerlo de manera legal. Somos jóvenes, fuertes y queremos trabajar, vivir tranquilamente y no meternos en problemas. No debería pasar eso. Conozco a gente que tenía dinero para pagar su billete de barco o avión a Europa, pero en Marruecos nos les dejan salir.

¿Sabes qué es lo que ocurre en mi país? En República Democrática del Congo y en el África Subsahariana la mayoría de los que quieren llegar aquí tienen problemas con los políticos. No crean empleos. Y aunque te esfuerzas y estudias duro para tener un buen trabajo y familia yo ganaba 80 euros al mes. Si tienes niños y mujer no puedes vivir así. ¿Qué hago con ese dinero? Un policía gana en mi país 70 euros.

[En Congo, como relató Trinidad Deiros en El Confidencial, “el subsuelo atesora unos recursos minerales que se han llegado a evaluar en 24 billones de dólares en oro, cobre, diamantes, cobalto, coltán y otras codiciadas materias primas, más de ocho de cada diez personas (82%) viven bajo el umbral de la pobreza absoluta y uno de cada seis niños muere antes de cumplir cinco años a fuerza de miseria y malnutrición”].

Somos pobres porque no hay trabajo. La pobreza viene porque no hay política de empleo y estamos abandonados a nosotros mismos. Si tuviéramos buen empleo no nos iríamos. Sabemos que en Europa hay más posibilidades. Y ese es el sueño que nos ronda la cabeza para ganarnos la vida, volver y arreglar la familia. Si me dan los papeles quiero regresar después de ahorrar dinero.

Y no es un problema de riqueza. Mi país tiene diamante y cobalto suficiente como para que no tuviéramos problemas. ¿Por qué tienen que sufrir? Quiero que los dirigentes de mi país vean mi sufrimiento. La juventud sufre. Si todos nos vamos, ¿quién va a trabajar allí, quién estará allí? ¿Por qué hay que vivir con menos de un euro al día? Si se solucionara el problema de la creación de empleo, el pueblo dejaría tranquilo a Kabila.

Hemos llegado a Europa de manera clandestina, pero nos han tratado muy bien, dándonos de comer y ropa para vestirnos; algo que nunca han hecho en mi país. Lo agradezco mucho.

El Puerto de Málaga se ha convertido en receptor masivo de inmigrantes que vienen en patera (500 más en 2016 respecto a 2015). El Confidencial ha hablado con uno de ellos. El testimonio que sigue, recogido este en la sede de la Cruz Roja en Málaga, está elaborado en primera persona tras entrevista personal.

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