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García Bercero: "Tal y como está la situación, es difícil aprobar el TTIP antes de fin de año"
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ENTREVISTA CON EL NEGOCIADOR JEFE del ttip

García Bercero: "Tal y como está la situación, es difícil aprobar el TTIP antes de fin de año"

El futuro del TTIP pasa por un mar de dudas. El negociador jefe de la UE ante Estados Unidos, Ignacio García Bercero, trata de resolver algunos interrogantes sobre el tratado.

Foto: EU chief negotiator Bercero speaks as he holds a joint news conference with U.S. chief negotiator Mullaney in Brussels
EU chief negotiator Bercero speaks as he holds a joint news conference with U.S. chief negotiator Mullaney in Brussels

La negociación del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre la Unión Europea y los Estados Unidos atraviesa uno de los momentos clave del proceso. La presión social, contraria a cerrar un acuerdo en los términos actuales, y las declaraciones de algunos pesos pesados en Europacomo el ministro alemán de Economía, Sigmar Gabriel, que señaló que las negociaciones “están bloqueadas”, hacen que la aprobación del acuerdo de libre comercio esté cada día más lejana. El negociador jefe del TTIP del lado europeo, Ignacio García Bercero, atiende a El Confidencial,para hacer balanceen la semana previa a las conversaciónque hoy inicia en Bratislava la Comisaria europea de Comercio, Cecilia Malström, con los 27 Estados miembro.

P.- En las últimos días se han sucedido declaraciones en la línea de las de Sigmar Gabriel, ministro alemán de Economía, poco favorables al TTIP. Es el caso de Matthias Fekl, ministro de Comercio de Francia, que afirmó que pedirá “el fin de la negociación del tratado”. ¿Está el TTIP tocado y hundido?

R.- Ha habido muchas declaraciones políticas pero la realidad es que en la Comisión estamos trabajando sobre la base de un mandato unánime que nos han dado los Estados miembro. Cuando la Comisión ha preguntado a los Estados si están de acuerdo con que se siga esta negociación, ninguno ha dicho lo contrario. En cualquier caso, la comisaria de Comercio, Cecilia Malström, tendrá una conversación (el próximo 23 de septiembre) con los ministros de Comercio de los Estados miembro para plantearles cuál es el estado actual de la negociación con Estados Unidos y cuáles son las próximas etapas. Podrá explicar dónde estamos y cuáles son las dificultades principales. En ese momento, haremos una evaluación conjunta para conocer qué se puede hacer antes del cambio de Administración en Estados Unidos (tras las elecciones de noviembre)..

Además, pienso que es importante distinguir. Creo que Gabriel y Feckl no han dicho que esta negociación haya fracaso para siempre. Creo que con los elementos que hay ahora encima de la mesa no parece posible acabar la negociación. Es evidente que, aunque hemos hecho progresos en tres años de negociación, todavía hay muchos temas importantes en esta negociación en los cuales hay aun diferencias importantes de opinión entre EEUU y la UE.

Por nuestra parte, en la Comisión siempre hemos sido muy claros, lo importante es la sustancia. Es decir, un acuerdo equilibrado, un acuerdo que se corresponda a la necesidad de reglamentar mejor la globalización y si requiere más tiempo de negociación, se negociará más tiempo. nunca hemos negociado sobre la base de fechas límite artificiales.

Foto: Una imagen de la última manifestación en contra del TTIP en Alemania

P.- ¿El horizonte para el acuerdo sigue siendo fin de año, previo a las elecciones en EEUU?

R.- La Comisión no ha trabajado sobre plazos artificiales. Para nosotros lo importante ha sido el fondo. Tenemos la posibilidad de concluir un acuerdo que sea ambicioso y equilibrado. En el momento actual las diferencias son aún importantes en bastantes temas y, por lo tanto, parece que cada vez es más difícil que la negociación pueda finalizar de aquí a fin de año. Ahora bien, está claro que hay progresos importantes en la negociación y que no tiene sentido interrumpir la negociación. Lo importante es ver hasta dónde se puede llegar de aquí a fin de año.

De momento los aspirantes a la Presidencia de EEUU, tanto Hillary Clinton como Donald Trump, han hecho muchas declaraciones sobre el acuerdo del Pacífico. No han dicho nada, que yo sepa, sobre el acuerdo que se está negociando con Europa. Normalmente siempre ha habido continuidad entre las Administraciones y, por tanto, no sabemos quién será el presidente de Estado Unidos, pero una vez que la incógnita se despeje tendremos que evaluar si el nuevo presidente americano continúa teniendo un interés en esta negociación. Las señales que recibimos de los candidatos presidenciales, tanto del partido demócrata como del republicano, son que el interés de esta negociación está ahí. En principio, pensamos que hay que esperar y ver quién es el nuevo Presidente pero debería existir una posibilidad de continuar la negociación con una nueva Administración.

P.- Entonces,¿queda descartada el final de las negociaciones antes de fin de año?

Simplemente digo que tal como está la situación, a día de hoy, parece muy difícil porque las diferencias son amplias. Pero, en fin, ese es un tema que tendremos que discutir con todos los Estados miembro, presentarles una evaluación objetiva de la situación y sólo será después de esta discusión cuando podamos ver cuál es la visión general y que se puede hacer aun con esta Administración. En cualquier caso, tenemos muy claro que no tiene sentido parar la negociación. Hay que intentar llevar las cosas lo más lejos posible con esta Administración (en referencia a la estadounidense) y dejar una buena herencia para cuando se retomen las negociaciones

P.- En relación a esas negociaciones, ¿en qué situación se encuentran actualmente?

En acceso al mercado está claro que hay diferencias importantes. Evidentemente hay un interés fuerte por parte de EEUU para liberalizar los aranceles en el sector agrícola. Somos conscientes de que es un tema que hay que negociarlo, pero que por otro lado es un tema muy sensible.

Por nuestra parte, tenemos un interés muy fuerte en que EEUU liberalice el acceso a las compras públicas, un tema muy sensible para ellos. De momento, no hemos recibido ninguna respuesta de su parte de que estén dispuestos a realizar concesiones significativas. Hay intereses también importantes en sectores como el servicios, el transporte marítimo. Está también el tema de las indicaciones geográficas muy importante para la agricultura europea. Somos bastante pragmáticos, pero pensamos también que es importante encontrar una solución que aún no se vislumbra.

P.- Sobrelas indicaciones geográficas o denominaciones de origenhay ciertos reparos en sindicatos y organizaciones opositoras al TTIP sobre el contenido de la negociación.

No hay ningún peligro para el sistema europeo. No estamos negociando ningún tipo de reducción de la protección de las denominaciones de origenen Europa. Ese no es el tema. El tema es que que queremos ver qué se puede hacer para proteger mejor a las indicaciones geográficas europeas en EEUU. Estamos explorando cuáles son las posibles vías, teniendo en cuenta que el sistema americano es muy diferente al sistema europeo. Pensamos que con un espíritu constructivo se pueden encontrar formas para que nuestras indicaciones geográficas puedan estar mejor protegidas en EEUU. Eso sí, jamás se ha planteado reducir el nivel de protección de Europa.

P.- La UE ha firmado decenas de acuerdos de comercio en el pasado, ¿por qué cree que con éste se ha movilizado más gente alrededor?

El debate ya no es sólo sobre el TTIP. Quizá en un principio lo fue porque negociar con EEUU siempre trae connotaciones especiales, pero creo que en Europa ya tenemos un debate más generalizado que afecta al acuerdo con Canadá (CETA) y, que afecta a otros acuerdos que se están negociando. Quizá lo que hay subyacente es una cierta insatisfacción sobre la forma en que se está gestionando la globalización. Y ello creo que es lo que explica un debate político difícil en Europa, pero también un debate político difícil en Estados Unidos. No hay que olvidar que la oposición a los acuerdos de libre cambio es quizá más fuerte en Estados Unidos que en Europa. Ésa es la razón por la que la Comisión ha tratado, en la medida de lo posible, reaccionar con un máximo de transparencia, participar en el debate público y mostrar que la globalización es una realidad. Ahora, tenemos que ver cómo podemos gestionarla mejor con los acuerdos. La alternativa no es encerrarse en sí mismo. Y con nuestros acuerdos comerciales tenemos un buen respaldo.

Por ejemplo, el acuerdo de la UE con Corea, que en su día fue muy controvertido, se ha visto en la práctica que después de cinco años ha conducido a una gran expansión de las exportaciones europeas en Corea. Nuestra parte del mercado ha aumentado significativamente y no ha habido ningún problema que se haya planteado en sectores sensibles. Mirando un poco a los hechos no hay razón para temer que la UE vaya a salir sin defender sus intereses de una manera fuerte.

P.- ¿Ha afectado al acuerdo el euroescepticismo y las dificultades de la Unión Europea para conectar con la población?

Es evidente que hay un clima general en Europa de falta de confianza ante las autoridades públicas y europeas y que ello probablemente también tiene un impacto en la política comercial. Al fin y al cabo, la política comercial siempre se ha desarrollado a nivel europeo. De hecho, es la primera vez que realmente hay un debate también en los distintos Estados miembro sobre la política comercial. En sí, es bueno que las políticas se debatan, se discutan, pero es cierto que a veces uno se encuentra con un problema de confianza porque no sé cuántos meses habremos explicado, y a cuántos niveles, que no vamos a negociar sobre servicios públicos, que no vamos a reducir en ningún caso la protección en Europa para el medio ambiente, para la seguridad alimentaria. Y a pesar de que esos mensajes se repiten, aún nos encontramos con argumentos opositores de que el TTIP va a conducir a la liberalización de los servicios públicos, que se va a debilitar el sistema reglamentario europeo…

Cada cual tiene derecho a defender sus opiniones, pero creo que nuestra posición sobre esos temas es totalmente clara.

P.- Respecto a la transparencia en el proceso, la UE publica documentos periódicamente sobre la negociación que sólo permite conocer la postura europea, pero no el estado de la negociación, ¿cree que ha perjudicado al proceso la opacidad del lado estadounidense?

En la Comisión, en principio, sólo podemos publicar nuestras posiciones de negociación. Tenemos que respetar el derecho de la otra parte de una negociación de si quiere hacer pública o no sus posiciones. Ahora bien, sí pienso que hubiera sido útil que Estados Unidos, quizá en ciertos temas, hubiese tenido una posición más semejante a la de Europa.

P.- Además durante el proceso han mantenido más de 600 reuniones con diferentes actores, la mayoría de ellas con representantes de grandes corporaciones. ¿Falta una mayor conexión con sindicatos y grupos antiTTIP?

Le puedo asegurar una cuestión. Desde el día uno, mi política y la de mi equipo es una política de puertas abiertas. Cualquier organización que tiene un interés legítimo y quiere discutir los temas con nosotros, puede visitarme a mí, puede visitar a mi equipo de negociación y estamos dispuestos a discutir con ellos. Tanto representantes de empresas como representantes de los sindicatos. Desde organizaciones de consumidores a organizaciones interesadas en los temas de salud pública. Los únicos grupos de interés en Europa que tienen un acceso privilegiado al equipo de negociación son los dieciséis consejeros que fueron nombrados al principio de la negociación. En dicho grupo de consejeros están representados de un forma prácticamente paritaria los distintos intereses. Tenemos ocho representantes de distintos sectores económicos, dos representantes de los sindicatos, dos representantes de organizaciones medioambientales, dos de organizaciones de consumidores y dos de organizaciones que tratan la salud pública.

Cuando hablamos de intereses de corporaciones hay un representante específico de las pequeñas y medianas y empresas y se cubren los distintos sectores económicos: agricultura, servicios e industria. Ellos son las únicas personas en Europa, a parte de los Estados miembro y el Parlamento Europeo, que tienen un acceso más directo porque se reúnen conmigo al menos una vez al mes, porque ven nuestras propuestas antes de que las enviemos a EEUU. Jamás ha habido la más mínima política de dar un trato privilegiado a las empresas, y mucho menos a cierto tipo de empresas.

P.- ¿No considera entonces que sindicatos o grupos anti TTIP estén infrarrepresentados?

Ya digo que los sindicatos están representados en mi grupo de consejeros. Jamás me he negado a tener reuniones con los sindicatos. Al contrario, siempre que voy a un Estado miembro intento aprovechar para reunirme también con las organizaciones sindicales. Cualquier grupo que tenga una posición sobre el TTIP siempre he estado dispuesto a discutir con ellos, aunque sean grupos totalmente en contra del TTIP. He tenido discusiones públicas con ATAC, discusiones públicas con Greenpeace, etc. En principio, nosotros siempre estamos dispuestos a discutir con los diferentes europeos que tienen una opinión sobre el tema.

P.- ¿Es entonces que las dos posturas, a favor y en contra, están cerradas en sí mismas y hacen la guerra por su cuenta?

Hay ciertas organizaciones que han tomado una posición de principio contra el acuerdo y ahí es un poquito más difícil tener un diálogo que conduzca a un resultado. Si se trata de discutir si el TTIP plantea riesgos, que la cuestión sea ver cómo se gestionan esos riesgos para evitarlos. Esa es la discusión más productiva. Más que si uno parte de la postura de oposición y, a pesar de todo lo que se haga, va a estar en contra de este acuerdo. Ya le digo que hay diferentes matices. He tenido conversaciones muy constructivas con sindicatos, con organizaciones de consumidores y medioambientales. Por supuesto mi voluntad y disponibilidad es siempre de continuar ese diálogo.

P.- Por otro lado, desde su posición y la de su equipo, ¿miran de reojo la ratificación del CETA?

La negociación del CETA forma parte de mis atribuciones y está claro que, en el momento actual, el debate más importante que se está teniendo en Europa es el debate sobre el CETA. Es un muy buen acuerdo que hemos negociado con Canadá, que nos ha ofrecido un muy buen acceso a su mercado sobre una base equilibrada. Francamente si no conseguimos que ese acuerdo pase la ratificación de forma exitosa, creo que hay un problema un poco más profundo para nuestra política comercial.

Si un acuerdo como éste no puede ser ratificado y aplicado provisionalmente, creo que nuestra credibilidad como negociadores comerciales se pone en cuestión. Además, evidentemente es algo muy importante para nuestras relaciones con Canadá, pero también para nuestra credibilidad como negociadores de acuerdos comerciales.

P.- Ya que el TTIP, a la vista de los hechos, es un tratado ‘especial’, ¿cree que ayudaría a su aprobación permitir que los 28 Estados miembro lo ratificaran como parece que ocurrirá con el CETA?

Sobre la cuestión de acuerdo mixto, la Comisión ha pensado que, desde un punto de vista político,, independientemente de opiniones jurídicas, es la forma de asegurar a los Estados que éste es un tema que requiere el acuerdo de todos para que pueda entrar en vigor. No es la primera vez. Todos los acuerdos comerciales a los que hemos llegado desde la firma del Tratado de Lisboa, como el tratado con Corea, han sido acuerdos mixtos. Primero tienen que ser autorizados por el Consejo, luego el Parlamento Europeo da su opinión sobre el tema y, en caso favorable, los acuerdos se aplican provisionalmente. Sólo se aplican definitivamente una vez que que haya sido ratificado por todos los parlamentos nacionales de los Estados miembro.

En relación con el TTIP, hemos indicado desde hace tiempo que lo más probable es que sea un acuerdo mixto. No es algo que se pueda decir de forma definitiva hasta que las negociaciones estén concluidas. Sí hemos señalado que, puesto que es un acuerdo muy amplio, lo más probable es que haya elementos dentro del acuerdo que exijan la ratificación nacional.

La negociación del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre la Unión Europea y los Estados Unidos atraviesa uno de los momentos clave del proceso. La presión social, contraria a cerrar un acuerdo en los términos actuales, y las declaraciones de algunos pesos pesados en Europacomo el ministro alemán de Economía, Sigmar Gabriel, que señaló que las negociaciones “están bloqueadas”, hacen que la aprobación del acuerdo de libre comercio esté cada día más lejana. El negociador jefe del TTIP del lado europeo, Ignacio García Bercero, atiende a El Confidencial,para hacer balanceen la semana previa a las conversaciónque hoy inicia en Bratislava la Comisaria europea de Comercio, Cecilia Malström, con los 27 Estados miembro.

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