El papa Francisco le echa un pulso a la Francia laica de Hollande
El Pontífice siembra la polémica en una entrevista con el diario católico 'La Croix', en la que arremete contra el laicismo y defiende a un arzobispo que encubrió a sacerdotes pedófilos
Hace apenas un mes que el Gobierno francés perdió un pulso espectacular con la diplomacia vaticana: el embajador designado por Hollande para la Santa Sede, un católico practicante, fue vetado por el Vaticano por su condición de homosexual. El Ejecutivo socialista y laico de París se empeñó en su decisión durante 14 meses. Al final, acabó cediendo ante el poder de la Iglesia católica y ha nombrado a un diplomático casado y padre de dos hijos. Como Dios y el Papa mandan.
No es el único episodio en que el Pontífice parece dispuesto a interferir en los asuntos de Francia. El papa Francisco ha levantado ampollas en una entrevista concedida al diario católico francés 'La Croix' el pasado lunes, en que criticó uno de los pilares de la sociedad francesa, el laicismo. El jefe de la Iglesia católica reprocha a Francia "exagerar sobre la laicidad". Y remacha: "Si una mujer musulmana quiere llevar velo, debe poder hacerlo; como una mujer católica puede llevar un crucifijo".
Pero lo que ha desatado un mayor escándalo ha sido la aparente defensa del arzobispo de Lyon, monseñor Phillipe Barbarin, acusado de haber protegido durante años a varios sacerdotes que abusaron de decenas de menores, en lo que ya es el mayor escándalo de pedofilia de la Iglesia católica francesa.
El papa Bergoglio provocó el estupor de las víctimas y la incomprensión de una mayoría de los ciudadanos franceses que, en más de un 60%, se declaran partidarios de la destitución del religioso. Para el Papa, la dimisión del cardenal Barbarin "sería un contrasentido, una imprudencia; ello equivaldría a declararse culpable".
Para entender el choque emocional que las palabras del Papa han causado en Francia hay que remitirse a los hechos pasados y recientes. El padre Bernard Preynat, que se encargaba de un grupo de 'scouts' entre 1970 y 1991 en la iglesia Saint Luc, en las afueras de Lyon, es el principal protagonista. Según investigaciones llevadas a cabo por algunas de sus víctimas, agrupadas en la asociación La Parole Liberée ('la palabra liberada'), Preynat, de 71 años, está acusado de haber cometido abusos sexuales sobre niños de entre siete y 11 años, en la parroquia donde fue responsable.
"Yo he sufrido sus tocamientos"
"Yo he sufrido los tocamientos del padre Preynat cuando me convocaba en su despacho, a plena luz del día. Me ponía de rodillas, me apretaba contra él y me pasaba sus manos entre mi ropa: sobre los muslos, sobre el torso, sobre el vientre, su mano pasaba hacia abajo de mi cintura a la fuerza. Yo, un adulto, soy un chico al que le han violado la infancia". Quien así se expresa es Jean-Yves, de 46 años, una de las víctimas del párroco.
Tres décadas después, Cyril, también de 46 años, intenta liberarse del secreto: "Me acariciaba los muslos subiendo hasta mi entrepierna y me obligaba a hacer lo mismo con él". Son algunos de los episodios descritos por los entonces pequeños 'scouts' en la página web de La Parole Liberée. Todos ellos tienen en común algo que los expertos sobre pedofilia conocen muy bien: la incomprensión, el choque emocional, la ausencia de resistencia ante una autoridad religiosa dentro de una organización católica infantil. La vergüenza, la culpabilidad, el silencio solo roto décadas después gracias a una denuncia.
El Padre Preynat, curiosamente, nunca ha negado los hechos. Lo ignominioso del caso es que desde 1979 se conocían sus acciones. Las autoridades religiosas de entonces le cambiaron de parroquia como solución
El padre Preynat, curiosamente, nunca ha negado los hechos. Lo ignominioso del caso es que ya desde 1979 se conocían sus acciones. Las autoridades religiosas de entonces, enteradas por denuncias de algunas familias, le cambian de parroquia como solución. En 1998, y después de otra protesta de otra familia, le vuelven a trasladar de lugar.
En el año 2002, monseñor Barbarin se hace cargo de la diócesis de Lyon. Después de otro 'incidente' con una niña, en 2003, Barbarin recibe a Preynat, cuatro años más tarde. Nuevo cambio de parroquia, como si con los traslados se quisiera hacer olvidar los delitos. En 2013, Barbarin, primado de las Galias, nombra a Preynat deán del cabildo de Roanne y Charlieu, al noroeste de Lyon. El sacerdote pedófilo no será apartado del contacto con niños hasta septiembre del año pasado, 45 años después de su primer abuso sexual.
A Barbarin se le acusa de haber ejercido la 'omertà' que aplica la Iglesia católica sobre este tipo de hechos. El arzobispo de Lyon estaba al tanto del currículo de su compañero, pero no hizo nada para apartarle definitivamente del contacto con la infancia y, por supuesto, no le denunció. En una conferencia de prensa cuando los hechos explotaron públicamente, el cardenal acabó de hundirse afirmando que "gracias a Dios, la mayoría de los hechos han prescrito". Pero Barbarin se equivocaba. Los legisladores han obtenido extender la prescripcion de este tipo de delitos por más de 20 años.
"Omisión de denuncia"
El padre Preynat, destituido como deán solo en marzo de 2015, fue imputado el pasado mes de enero por "agresiones sexuales agravadas". Además, está siendo investigado también por tres casos de violación. Barbarin hace frente, por su parte, a tres denuncias por "omisión de denuncia" y por "haber puesto en peligro" a los niños.
Este es el personaje al que Bergoglio considera "valiente, creativo y visionario". Un líder de la Iglesia católica francesa que combatió con todas sus armas la medida estrella del Gobierno socialista de François Hollande, el matrimonio homosexual. Barbarin llegó a asegurar que la homosexualidad "abriría la vía a la poligamia y el incesto", y en los últimos tiempos se ha alineado con los sacerdotes más integristas.
Para los responsables de la asociación La Parole Liberée -que no han perdido su fe- "habrá un antes y un después para las víctimas de los pedocriminales, tras las declaraciones del Papa"
Para los responsables de la asociación La Parole Liberée - que no han perdido su fe ni sus creencias religiosas- "habrá un antes y un después para las víctimas de los pedocriminales, tras las declaraciones del Papa a 'La Croix". Las palabras del Papa, afirman, "generan decepción, desilusión e incomprensión" entre las 70 víctimas del padre Preynat y de otros curas que han sido acusados de pedofilia en la misma diócesis. La cólera, siguen, "también está presente, incluso contenida, ya que no vamos a perder lo que, con la determinación, es una de las fuerzas de nuestra acción, la dignidad".
Para muchos católicos o laicos, Bergoglio ya sorprendió a Francia con su primera declaración tras los atentados en la sede de 'Charlie Hebdo'. "Si alguien insulta a mi madre", dijo en su avión, "mi primera reacción es darle un puñetazo". Solo que los asesinos de los miembros del semanario no utilizaron los puños para masacrarlos.
Que el Papa insista en este momento sobre la "exagerada laicidad" de Francia, "la hija primogénita de la Iglesia católica [desde Clodoveo I], pero no la más fiel", según sus palabras, es hurgar en el debate que enfrenta en la actualidad a laicos republicanos contra partidarios de los llamados "acomodamientos razonables" con el islam. Ese debate divide a la izquierda y a la derecha francesas en dos bandos internos, frente a la presión de los representantes de la comunidad musulmana. En el fondo, además de un debate político y cultural, es una pelea por un caladero de votos que algunos piensan que algún día será homogéneo.
En la entrevista a 'La Croix', el Papa no da fechas para una visita a Francia, pero deja claro que no será durante el año 2017, para no influir, asegura, en las elecciones presidenciales de mayo de ese año.
Hace apenas un mes que el Gobierno francés perdió un pulso espectacular con la diplomacia vaticana: el embajador designado por Hollande para la Santa Sede, un católico practicante, fue vetado por el Vaticano por su condición de homosexual. El Ejecutivo socialista y laico de París se empeñó en su decisión durante 14 meses. Al final, acabó cediendo ante el poder de la Iglesia católica y ha nombrado a un diplomático casado y padre de dos hijos. Como Dios y el Papa mandan.
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