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Libia avanza hacia la paz: los rebeldes ceden el poder al gobierno de unidad
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UN PASO CLAVE PARA ESTABILIZAR EL PAÍS

Libia avanza hacia la paz: los rebeldes ceden el poder al gobierno de unidad

Paso clave para poner fin a la crisis política y estabilizar Libia. El Gobierno rebelde en Trípoli ha anunciado que cesa voluntariamente en sus funciones y cede el poder

Foto: Un miliciano protege una protesta contra el gobierno de unidad propuesto por la ONU, en Benghazi (Reuters).
Un miliciano protege una protesta contra el gobierno de unidad propuesto por la ONU, en Benghazi (Reuters).

Paso clave para poner fin a la crisis política y estabilizar Libia. El Gobierno rebelde en Trípoli, presidido por Jalifa al Gauil, ha anunciado que cesa voluntariamente en sus funciones, apenas una semana después de la entrada en la capital del Gobierno de unidad nacional y del Consejo presidencial designado por la ONU, que ahora asumen el poder. Las autoridades rebeldes, asentadas en la capital del país, Trípoli, han decidido entregar el poder al nuevo Gobierno de unidad nacional. Varios miembros del Congreso General Nacional (CGN) --el Parlamento autoproclamado-- han expresado su respaldo al Acuerdo Político Libio y al gobierno de unidad que encabeza Fayez Serraj, agregando que las autoridades tripolitanas se reconstituyen como Consejo Estatal, tal y como contemplaba el citado acuerdo.

En la nota, el citado Ejecutivo -que la comunidad internacional no reconocía desde las últimas elecciones- subraya, además, que su política siempre ha sido "evitar y alejar el espectro de los conflictos armados". La renuncia se conoció apenas unas horas después de que aterrizara en Trípoli el enviado especial de la ONU para Libia, Martín Kobler, uno de los hombres que más han presionado para que el gobierno de unidad se trasladara a la capital pese a carecer del reconocimiento de los dos gobiernos rivales de Trípoli y Tobruk. Y deja el poder en la capital en manos del gobierno de unidad, que se ha topado, no obstante, con un enemigo inesperado en el Este el país.

De la situación han sacado provecho grupos radicales como la rama libia de Estado Islámico, que en el último año ha ampliado el territorio bajo su control e incluso establecido un nuevo bastión en la costa del Mediterráneo

El Parlamento de Tobruk volvió a intentar reunirse de nuevo esta semana para votar la necesaria aprobación del gabinete, pero fracasó una vez más debido a la falta de "quorum" y las disputas internas de los que se oponen a él. El jefe del gobierno en Tobruk, Aqila Saleh, insiste en que no cederá el poder ni reconocerá al gobierno de unidad hasta que este no logre el voto favorable de la Cámara, reconocida por la comunidad internacional.

Tras meses de tensiones y disputas, el Gobierno de unidad nacional llegó la semana pasada a Trípoli procedente de Túnez, donde ha estado operando a la espera de que se dieran las condiciones de seguridad necesarias para regresar a suelo libio. Este Ejecutivo es fruto del acuerdo de paz auspiciado por Naciones Unidas que se firmó el pasado mes de diciembre en Marruecos para acabar con la bicefalia en Libia, que tenía dos ejecutivos y dos parlamentos: los oficiales de Tobruk y los rebeldes de Trípoli.

El Acuerdo Político de Libia establece la creación de un gobierno de unidad nacional con un primer ministro de consenso apoyado por un Consejo Presidencial con seis viceprimeros ministros y tres ministros, que ya han sido elegidos. El pacto también contempla la creación de un Consejo de Estado, que será un órgano consultivo integrado por unos 150 representantes que proceden del CGN. El Parlamento, por su parte, queda constituido por los miembros de la Cámara de Representantes de Tobruk.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la comunidad internacional contribuyera militarmente a la victoria de los rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi. De la situación han sacado provecho grupos radicales como la rama libia de la organización terrorista Estado Islámico que en el último año ha ampliado el territorio bajo su control e incluso establecido un nuevo bastión en la costa del Mediterráneo.

Paso clave para poner fin a la crisis política y estabilizar Libia. El Gobierno rebelde en Trípoli, presidido por Jalifa al Gauil, ha anunciado que cesa voluntariamente en sus funciones, apenas una semana después de la entrada en la capital del Gobierno de unidad nacional y del Consejo presidencial designado por la ONU, que ahora asumen el poder. Las autoridades rebeldes, asentadas en la capital del país, Trípoli, han decidido entregar el poder al nuevo Gobierno de unidad nacional. Varios miembros del Congreso General Nacional (CGN) --el Parlamento autoproclamado-- han expresado su respaldo al Acuerdo Político Libio y al gobierno de unidad que encabeza Fayez Serraj, agregando que las autoridades tripolitanas se reconstituyen como Consejo Estatal, tal y como contemplaba el citado acuerdo.

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