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Alepo vuelve a ser 'la madre de todas las batallas' en la guerra de Siria
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los rebeldes han recibido misiles antitanque

Alepo vuelve a ser 'la madre de todas las batallas' en la guerra de Siria

Desde el pasado fin de semana, el régimen de Asad trata de recuperar la segunda ciudad de Siria, apoyado por la aviación rusa, tropas de élite iraníes y milicianos libaneses e iraquíes

Foto: Vista general de edificios dañados en la ciudad siria de Alepo, el 11 de abril de 2015 (Reuters).
Vista general de edificios dañados en la ciudad siria de Alepo, el 11 de abril de 2015 (Reuters).

Están todos, o casi: el régimen sirio, respaldado por sus aliados, la milicia libanesa de Hizbulá, la Guardia Revolucionaria iraní y la aviación rusa; las diferentes facciones islamistas rebeldes, y los combatientes yihadistas del Estado Islámico. Para todos ellos, el frente de Alepo resulta crucial. Para las fuerzas de Bashar Al Asad, mantener las posiciones en esta estratégica ciudad es una cuestión vital para el flujo de tropas y suministros militares, ya que conecta con la carretera de Damasco. Por su parte, los rebeldes, que controlan el este de Alepo y un importante número de localidades en el norte de la provincia, podrían perder su ruta de abastecimiento desde la frontera con Turquía.

Tras la llegada de miles de soldados iraníes a territorio sirio, el ejército gubernamental decidió el pasado fin de semana lanzarse a la reconquista de Alepo apoyado por los bombardeos aéreos de Rusia, las tropas iraníes, Hizbulá y las milicias chiíes iraquíes, que han trasladado a un millar de combatientes a Siria. Una campaña que ha acelerado el envío de suministros militares y armas a los rebeldes sirios por parte de EEUU y sus socios regionales, Turquía y Arabia Saudí: gracias a estas generosas donaciones, los insurgentes sirios tienen en su poder misiles antitanque T.O.W. de fabricación estadounidense, con los que han destruido al menos 11 vehículos militares del régimen desde el pasado viernes, lo que ha conseguido ralentizar el avance de las tropas de Asad.

Los misiles T.O.W. comenzaron a llegar, en partidas muy limitadas, al norte de Siria, a través de la frontera tuca en 2013, como parte de un programa secreto dirigido por Washington y sus aliados regionales para ayudar a determinados grupos insurgentes entrenados por la CIA. Pero ahora, como resultado de la ofensiva gubernamental, la coalición anti-Asad parece que no está escatimando esfuerzos a la hora de suministrar armas y municiones a la oposición siria. El pasado domingo, aviones de carga estadounidenses C-17 escoltados por cazas distribuyeron desde el aire municiones para los rebeldes que están luchando tanto contra el Estado Islámico como contra el bando de Asad.

En los últimos meses, el EI también ha intentado ganar terreno en la misma provincia, y controla amplias zonas de la periferia de Alepo, concentrando sus esfuerzos en atacar a las otras facciones rebeldes, que se ven presionados desde casi todos los puntos cardinales. “Los yihadistas del ISIS [acrónimo del Estado Islámico] han visto su oportunidad ahora que las fuerzas del régimen sirio estaban ocupadas con otras ofensivas en las provincias de Hama, Idlib y el bastión alauí de Latakia”, explica a El Confidencial el ex general Nizar Abdelkader. “Su estrategia ha sido lanzar un contraataque contra los rebeldes en el norte, antes de intentar conquistar territorio del régimen en Alepo para evitar que la aviación rusa bombardeara sus posiciones en el sur de la ciudad”, continúa el analista militar libanés.

La otrora capital económica de Siria -la segunda urbe del país, y también la segunda más devastada, tan solo por detrás de Homs- permanece dividida desde el verano de 2012, cuando el extinto Ejército Libre de Siria (ELS) lanzó una ofensiva fallida para tomar la ciudad. Desde entonces, el noroeste y este están bajo control de la oposición armada, y el oeste, del régimen de Damasco. A pesar de que ambos bandos han estado intentando hacer avanzar sus posiciones, tanto el régimen como los rebeldes han mantenido prácticamente las mismas zonas de la localidad durante los últimos cuatro años.

El Ejército de la Conquista, el factor clave

La situación cambió en julio, cuando el llamado Ejército de la Conquista, una alianza de grupos islamistas creada para marchar sobre Alepo y liderada por el Frente Al Nusra (la filial de Al Qaeda en Siria) y Ahrar Al Sham, puso toda la carne en el asador para expulsar a las tropas gubernamentales de la ciudad, y estuvo a punto de conseguirlo. Como respuesta, el régimen lanzó la mayor campaña de bombardeos desde el principio de la guerra, destruyendo más del 60% del perímetro urbano y acelerando el éxodo de refugiados hacia Europa. A pesar de ello, los rebeldes mantuvieron sus posiciones.

Pero cuando las tropas sirias vieron que los yihadistas estaban avanzando en Alepo, no tardaron en pedir refuerzos a Teherán y a Hizbulá. La semana pasada, el viceministro de Exteriores de Irán, Hussein Amirabdullahian, aseguró que su país iba a enviar más asesores militares a Siria, según acordó con el Gobierno de Damasco, con el objetivo de “contribuir a un combate más efectivo del terrorismo en el país”.

Teherán sigue defendiendo que solo apoya al régimen de Asad con asesores militares, y continuamente ha desmentido haber desplegado soldados en Siria. Sin embargo, las imágenes que circulan en internet del general iraní Qassem Soleimani, que dirige las operaciones regionales de la Guardia Revolucionaria, apostado con sus tropas en las inmediaciones de Alepo, muestran lo contrario. Abdelkader destaca que la batalla por Alepo “será la operación terrestre más grande orquestada por Teherán hasta la fecha”.

La aviación rusa bombardea desde el aire para despejar el camino a las tropas. El papel de Moscú está cada vez más definido por su apoyo incondicional al régimen sirio. “Si Asad puede asegurar Alepo, Irán y Rusia habrán restaurado con éxito su control sobre el país a todos los efectos”, apunta el analista militar libanés.

Recientemente, las fuerzas progubernamentales se han proclamado victoriosas en una serie de pueblos de toda la provincia de Alepo, en un conflicto que se enmarca como una sola lucha regional entre grupos chiíes y suníes. En los últimos días, tras el inicio de una importante ofensiva tanto en el norte como en el sur, el régimen sirio, ayudado por la milicia chií Hizbulá y la Guardia Revolucionaria iraní, ha recuperado el control de 21 localidades en el norte de la provincia de Alepo, según indicó este miércoles la televisión libanesa Al Manar, el órgano de propaganda de Hizbulá.

Unidos por los bombardeos

“Alepo es uno de los premios más codiciados. Perder el control parcial de la ciudad fue una vergüenza para el régimen. Pero con el apoyo de aviones de combate rusos, las fuerzas iraníes y la milicia libanesa Hizbulá, las fuerzas de Asad ahora podrían estar en condiciones de recuperar gran parte de la ciudad y los alrededores”, advierte Abdelkader. “El hecho de que la ofensiva terrestre esté claramente dirigida por Irán e Hizbulá significa que los rebeldes ahora están luchando contra Irán y Rusia”, insiste el exgeneral libanés.

Las ganancias militares obtenidas por las fuerzas progubernamentales podrían debilitar seriamente al conjunto de las fuerzas rebeldes en Alepo, que incluyen a grupos islamistas como el Frente Al Nusra y Ahrar Al Sham (respectivamente, la segunda y tercera milicias yihadistas más importantes de Siria), así como a rebeldes moderados entrenados por Estados Unidos y apoyados por Turquía.

Lo paradójico es que los bombardeos rusos no solo están beneficiando al bando de Damasco: la intervención militar rusa, que comenzó hace tres semanas, ha conseguido aunar a los rebeldes sirios en un solo frente común, por primera vez desde que comenzó la guerra hace cinco años. Un total de 41 grupos rebeldes han hecho un llamamiento conjunto a unificar sus filas y poner fin a sus disputas ante el enemigo común.

Pero las principales víctimas de la situación son, como siempre, los civiles: decenas de miles de personas más se han visto obligadas a huir de sus casas. En los últimos tres días de ofensiva de Damasco, “unos 70.000 habitantes de la periferia del sur de Alepo han huido de los enfrentamientos”, declaró ayer a la BBC Zaidun al Zoabi, jefe de la Organización de Socorro de la Unión de Médicos Sirios. Al Zoabi describió la situación humanitaria como “muy crítica”, con familias huyendo sin tener un refugio donde guarecerse y sin comida ni apoyo médico. "Los bombardeos son muy intensos. El cielo está lleno de aviones de combate, helicópteros, y la gente está muy asustada", relató el médico sirio. “Tienen miedo a la muerte”.

Están todos, o casi: el régimen sirio, respaldado por sus aliados, la milicia libanesa de Hizbulá, la Guardia Revolucionaria iraní y la aviación rusa; las diferentes facciones islamistas rebeldes, y los combatientes yihadistas del Estado Islámico. Para todos ellos, el frente de Alepo resulta crucial. Para las fuerzas de Bashar Al Asad, mantener las posiciones en esta estratégica ciudad es una cuestión vital para el flujo de tropas y suministros militares, ya que conecta con la carretera de Damasco. Por su parte, los rebeldes, que controlan el este de Alepo y un importante número de localidades en el norte de la provincia, podrían perder su ruta de abastecimiento desde la frontera con Turquía.

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