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El auge de la inversión verde: los grandes fondos, al rescate de la barrera de coral
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EL CARBÓN AUSTRALIANO ES SU PEOR ENEMIGO

El auge de la inversión verde: los grandes fondos, al rescate de la barrera de coral

Los fondos de inversión son la última esperanza de la gran barrera de coral de Australia, amenazada por la contaminación, el calentamiento... Y el carbón

Foto: Un turista bucea en la Gran Barrera de Coral australiana en la costa de Queensland, en una imagen de archivo (Reuters).
Un turista bucea en la Gran Barrera de Coral australiana en la costa de Queensland, en una imagen de archivo (Reuters).

Las empresas mineras y los grandes fondos de inversión son la última esperanza de la Gran Barrera de Coral australiana, que, amenazadapor la contaminación y el calentamiento global, ha perdido la mitad de su superficie en los últimos 27 años. Mientras la UNESCO sopesa si debe declarar “en peligro” este bien Patrimonio de la Humanidad, el Gobierno de Canberra ha autorizado la construcción y ampliación de cinco puertos para el transporte de carbón en la costa de Queensland, frente a la barrera. Una de las obras planea agrandar el puerto de Abbot Point e implicaría arrojar al mar hasta tres millones de metros cúbicos de sedimentos al año.

La decisión ha provocado la previsible ola de protestas de grupos ecologistas, que aseguran que el incremento del tráfico marítimo en las inmediaciones del coral puede tener consecuencias irreparables para el ecosistema marino. Y, sorprendentemente, a las voces airadas de los defensores del medio ambiente se les han unido los grandes inversores y algunas empresas mineras. El último en pronunciarse ha sido BlackRock, el gestor de fondos más grande del mundo, que administra un capital que casi triplica el producto interior bruto español. Una ejecutiva de este gigante americano alertó recientemente de los riesgos de invertir en empresas que, a la larga, puedan dañar o perjudicar la barrera de coral.

BlackRock alertó recientemente de los riesgos de invertir en empresas que, a la larga, puedan dañar la Gran Barrera de Coral

Sus declaraciones han desatado un pequeño terremoto en Australia, que basa su crecimiento en la minería y donde seis de las veinte mayores empresas del país pertenecen al sector. La capacidad de influencia de estas compañías ha sido determinante para que el Gobierno aceptara ampliar los puertos de Queensland. Las últimas cifras oficiales muestran que estas infraestructuras operan sólo a dos tercios de su capacidad total, lo que pone en duda la necesidad del proyecto.

Pero las empresas mineras planean la apertura de nuevas 'megaminas' en Queensland, lo que dispararía la producción de carbón hasta los 100 millones de toneladas anuales. Entre quienes ejercen mayor presión están Hancock Prospecting, propiedad de Gina Reinhart, la persona más rica de Australia, y Mineralogy, del multimillonario Clive Palmer, elegido senador en las últimas elecciones federales y cuyo voto como independiente será clave en esta legislatura.

El auge de la inversión verde

Australian Ethical es uno de los pocos inversores cuya cartera no incluye empresas mineras ni de combustibles fósiles. Este fondo de pensiones privado gestiona 542 millones de euros y su portavoz, Paul Smith, explica que su filosofía es invertir en energías renovables y sectores relacionados con la investigación y el desarrollo.

Un buzo de la Universidad James Cook estudia la Gran Barrera (Efe).
Para este fondo, la inversión ética es “una cuestión de principios que además puede ayudar a cambiar las cosas”. Smith habla con orgullo de la presión que ejerció Australian Ethical sobre la constructora multinacional Lend Lease. La empresa anunció en febrero de 2014 que abandonaba su participación en el conflictivo proyecto de expansión del puerto de carbón de Abbot Point, frente a la barrera de coral.

“Hemos demostrado que, si un número suficientemente grande de inversores deja de apoyar un proyecto, las compañías terminan cambiando la estrategia”, explica Smith. Además, “el dinero que no va a este proyecto se invierte en energías renovables y en desarrollar tecnología más eficiente”.

Las últimas cifras oficiales muestran que estas infraestructuras operan sólo a dos tercios de su capacidad total, lo que pone en duda la necesidad del proyecto

La polémica alrededor de la ampliación del puerto de Abbot Point también ha alejado del proyecto a BHP Billiton, la empresa minera más grande del mundo. Los ecologistas esgrimen como una victoria la retirada de estos gigantes. Pero el director de la Sociedad Australiana de la Barrera de Coral, Peter Mumby, expresa su “frustración” ante la poca predisposición del Gobierno para el diálogo.

“El proyecto seguirá adelante a pesar de todo y las autoridades se han negado a considerar opciones más respetuosas con el medio ambiente, como sacar los residuos de las obras en barco”, explica Mumby a El Confidencial.

El último informe de la UNESCO sobre el estado de conservación de la barrera de coral lamenta que “el progreso es limitado en lo referente a la calidad del agua y la prevención de proyectos de construcción en la costa”. El organismo recomienda también declarar el ecosistema en peligro “debido a la ausencia de un compromiso firme y demostrable en estas cuestiones prioritarias” por parte del Ejecutivo australiano.

El declive del carbón

Solo la ampliación de Abbot Point permitirá transportar más de 70 millones de toneladas de carbón al año, lo que reportará entre 900 y 1.800 millones de euros en beneficios. Hoy, Australia es el sexto productor de carbón del mundo y el principal exportador mundial.

Pero el auge de otras fuentes de energía, como la nuclear o las renovables, ha hundido el precio del carbón un 22% desde 2010. “China ha comenzado a exportar y eso ha hecho bajar los precios todavía más”, explica Smith, que añade que “cada vez es más difícil sacar rentabilidad del carbón y los inversores se están dando cuenta de ello”. A largo plazo, la gran beneficiada será la Gran Barrera de Coral.

Las empresas mineras y los grandes fondos de inversión son la última esperanza de la Gran Barrera de Coral australiana, que, amenazadapor la contaminación y el calentamiento global, ha perdido la mitad de su superficie en los últimos 27 años. Mientras la UNESCO sopesa si debe declarar “en peligro” este bien Patrimonio de la Humanidad, el Gobierno de Canberra ha autorizado la construcción y ampliación de cinco puertos para el transporte de carbón en la costa de Queensland, frente a la barrera. Una de las obras planea agrandar el puerto de Abbot Point e implicaría arrojar al mar hasta tres millones de metros cúbicos de sedimentos al año.

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