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La pesadilla invernal del sureste de Europa
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EL GAS RUSO, epicentro de la crisis en ucrania

La pesadilla invernal del sureste de Europa

Ucrania no puede ceder abiertamente a las presiones de Rusia para permanecer en su órbita, que tienen en las importaciones de gas ruso una de sus armas

Foto: Personal del ministerio del Interior ucraniano bloquea una calle en Kiev (Reuters).
Personal del ministerio del Interior ucraniano bloquea una calle en Kiev (Reuters).

El presidente ucraniano, Victor Yanukovich, no parece tener demasiadas opciones a mano. Los manifestantes de la oposición acampados en la Plaza de la Independencia de Kiev, lanzados a la calle después de que Yanukovich rechazase firmar en el último momento un tratado de libre comercio con la Unión Europea, ya ni siquiera se conforman con dicha rúbrica, sino que piden la renuncia del presidente y todo su gabinete ministerial. Una presión que le impide ceder abiertamente a las presiones de Rusia para permanecer en la órbita de Moscú, y que tienen en las importaciones de gas ruso uno de sus principales componentes.

Y es que a mediados de noviembre, el Gobierno ucraniano había decidido no volver a comprar más gas ruso hasta finales de año para no incrementar la deuda que ya tiene con Gazprom (que asciende a más de 800 millones de dólares), lo que disparó algunas alarmas en Moscú. "Las instalaciones de gas, tanto europeas como ucranianas, están casi llenas. Y debido a un invierno inusualmente cálido en Europa, no esperamos un crecimiento significativo en el consumo de gas que pudiera llevar a una disrupción del suministro”, declaró a mediados de noviembre una fuente de la compañía de transporte energético ucraniano Ukrtansgaz al diario Kommersant. Desde entonces, todas las acciones rusas han estado encaminadas a prevenir el alejamiento ucraniano.

La estructura energética del país es complicada: Ucrania importa gas tanto de Rusia como de algunos países de la Unión Europea, como Polonia y Hungría, mientras que a su vez exporta a otros puntos de Europa. Asimismo, Kiev paga alrededor de 400 dólares por mil metros cúbicos de gas ruso, uno de los precios más altos de Europa, por lo que trata desde hace meses de conseguir un acuerdo más ventajoso que le permita aliviar la ya considerable deuda de su economía.

“Rusia ha accedido a discutir el asunto porque hay también problemas con la pérdida de mercado en Ucrania, las pérdidas económicas aquí”, declaró esta semana Yanukovich. “Simplemente, Ucrania no puede pagar los precios del gas tal y como están fijados ahora”, indicó.

A mediados de noviembre, el Gobierno ucraniano había decidido no volver a comprar más gas ruso hasta finales de año para no incrementar la deuda que ya tiene con Gazprom (que asciende a más de 800 millones de dólares), lo que disparó algunas alarmas en Moscú

placeholder Opositores ucranianos pro-UE en la Plaza de Independencia de Kiev (Reuters).

Un viaje crucial para el futuro de Ucrania

Por este motivo, Yanukovich viajará esta semana a Moscú, en una visita que analistas y observadores, así como muchos opositores, consideran crucial para el futuro político de Ucrania, puesto que lo que se decida allí determinará la evolución de la crisis. Pero más alla de las consideraciones económicas, muchos expertos creen que Moscú está tratando de utilizar la carta energética para alejar a Ucrania de la UE y forzarla a unirse a Unión Aduanera Euroasiática promovida por Rusia.

Sin embargo, la posición rusa podría no ser tan fuerte como aparenta. “Ucrania no está, como otros países, enganchada al gas barato ruso, porque de hecho cualquier miembro de la Unión Europea paga menos por este gas que los ucranianos, que lo pagan a un precio bastante caro”, explica a El Confidencial el analista ruso Sergey Suhankin, experto en las relaciones entre los miembros de la Comunidad de Estados Independientes, que incluye a ambos países.

“Rusia podría presionar a Ucrania con una cierta oscilación de precios. Pero Ucrania es un socio estratégico para Rusia, si no me equivoco el segundo del ranking después de Alemania, y a Moscú no le conviene dañar las relaciones", indica Suhankin. "Además, en caso de interrumpir el suministro, Rusia sería la que sufriría más, porque depende mucho de sus ingresos energéticos, y necesita las divisas generadas por el gas y el petróleo”, añade.

placeholder Una mujer ucraniana, sentada ante una barricada en el centro de Kiev (Reuters).

Las guerras del gas

La dependencia, de hecho, es mutua: la mitad de las exportaciones rusas a Europa cruzan territorio ucraniano, pero asimismo Ucrania cubre con gas ruso más del 60 % de sus necesidades. Ambos países han mantenido en dos ocasiones (en 2006 y 2009) disputas sobre el suministro energético, las llamadas “guerras del gas”, que han provocado problemáticas carencias en Europa central. De producirse un nuevo encontronazo, esta vez Alemania no se vería tan afectada ante una posible decisión rusa de suspender las exportaciones, puesto que en los últimos años ha promovido el establecimiento del llamado Gasoducto Noreuropeo (más conocido como NordStream), que conecta el país directamente con las fuentes rusas. Sin embargo, para otros países más vulnerables, el asunto tendría consecuencias mucho más severas.

Según datos del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford, los países del sureste europeo son, de forma recurrente, los más afectados por estos conflictos energéticos. Los países balcánicos y Grecia son abastecidos de gas ruso vía Ucrania, directa o indirectamente. Mientras Rumania y Croacia poseen una importante producción propia, Serbia apenas puede autoabastecerse en menos de un 10%, mientras que Bulgaria, Bosnia y Macedonia dependen casi por completo de las importaciones de Rusia.

“La disrupción del suministro de gas durante la temporada de invierno, cuando existe una gran demanda, incluso en países donde el gas cumpleun papel modesto en el balance energético, probablemente tendría serias consecuencias para la energía doméstica, la actividad económica e incluso el bienestar de la población”, asegura el serbio Alexandar Kovacevic, economista especializado en energía que ha trabajado como consultor en los Balcanes y los países de la CEI durante más de dos décadas.

Para el resto de estadosde la UE, existen rutas alternativas de suministro, a través de países como Turquía o Argelia. Pero en todo caso, este año Ucrania ha enviado más de 219 millones de metros cúbicos de gas a países de la UE.

Esta vez Alemania no se vería tan afectada ante una posible decisión rusa de suspender las exportaciones, puesto que ha promovido el establecimiento del llamado Gasoducto Noreuropeo. Sin embargo, para otros países más vulnerables, el asunto tendría consecuencias mucho más severas

La "pobreza energética" de Ucrania

“En realidad, la dependencia ucraniana es artificial. Consumimos mucho gas de Rusia, pero a la vez todos los expertos te dirán queUcrania está a la cabeza europea en los rankings de ineficiencia energética”, explica aEl ConfidencialKateryna Zarembo, del Instituto de Política Mundial de Kiev. Una racionalización del sistema, por lo tanto, tendría importantes consecuencias positivas para el país.

Manifestantes a favor del acuerdo de asociación con la UE, en el centro de Kiev (Reuters).
Y sin embargo, parece encaminado hacia lo contrario: este año, el Centro Internacional de Estudios de Política de Kiev publicó un informe titulado “Ucraniaa punto de la pobreza energética”, en el que analiza el impacto que tendría la aparentementeno tan remota posibilidad de que muchos ucranianos no puedan hacer frente a la factura energética, debido en parte a unas reformas del sector exigidas por la Unión Europea, pero mal implementadas. Aunque este invierno está siendo más suave que otros, la semana pasada las temperaturas alcanzaron los 12º bajo cero algunas noches.

“No creo que Gazprom vaya a hacerle a Ucrania un descuento significativo”, comenta Suhankin, apoyándose en las palabras del jefe ejecutivo adjunto de la compañía rusa, Alexander Medvedev, que la semana pasada declaró: “No hay forma de que este asunto entre en nuestra agenda. No estamos en un bazar. Hemos demostrado que no conectamos nuestra actividad comercial con ejercicios políticos”.

“Es difícil predecir lo que ocurrirá esta semana. En mi opinión, Rusia no regateará. Pero los detalles no los sabremos, porque lo que sucede en el Kremlin se queda en el Kremlin”, dice Suhankin. Y si Yanukovich no regresa de Moscú con un buen trato, no habrá mucho que pueda presentar ante la sociedad ucraniana para compensar la renuncia al tratado con la Unión Europea, que Bruselas estima que habría estimulado la economía del país en un 6% de forma inmediata. El gran interrogante, pues, es cómo reaccionarán los ucranianos.

Si Yanukovich no regresa de Moscú con un buen trato, no habrá mucho que pueda presentar ante la sociedad ucraniana para compensar la renuncia al tratado con la UE, que Bruselas estima que habría estimulado la economía del país en un 6% de forma inmediata. El gran interrogante, pues, es cómo reaccionarán los ucranianos

El presidente ucraniano, Victor Yanukovich, no parece tener demasiadas opciones a mano. Los manifestantes de la oposición acampados en la Plaza de la Independencia de Kiev, lanzados a la calle después de que Yanukovich rechazase firmar en el último momento un tratado de libre comercio con la Unión Europea, ya ni siquiera se conforman con dicha rúbrica, sino que piden la renuncia del presidente y todo su gabinete ministerial. Una presión que le impide ceder abiertamente a las presiones de Rusia para permanecer en la órbita de Moscú, y que tienen en las importaciones de gas ruso uno de sus principales componentes.

Y es que a mediados de noviembre, el Gobierno ucraniano había decidido no volver a comprar más gas ruso hasta finales de año para no incrementar la deuda que ya tiene con Gazprom (que asciende a más de 800 millones de dólares), lo que disparó algunas alarmas en Moscú. "Las instalaciones de gas, tanto europeas como ucranianas, están casi llenas. Y debido a un invierno inusualmente cálido en Europa, no esperamos un crecimiento significativo en el consumo de gas que pudiera llevar a una disrupción del suministro”, declaró a mediados de noviembre una fuente de la compañía de transporte energético ucraniano Ukrtansgaz al diario Kommersant. Desde entonces, todas las acciones rusas han estado encaminadas a prevenir el alejamiento ucraniano.

La estructura energética del país es complicada: Ucrania importa gas tanto de Rusia como de algunos países de la Unión Europea, como Polonia y Hungría, mientras que a su vez exporta a otros puntos de Europa. Asimismo, Kiev paga alrededor de 400 dólares por mil metros cúbicos de gas ruso, uno de los precios más altos de Europa, por lo que trata desde hace meses de conseguir un acuerdo más ventajoso que le permita aliviar la ya considerable deuda de su economía.

“Rusia ha accedido a discutir el asunto porque hay también problemas con la pérdida de mercado en Ucrania, las pérdidas económicas aquí”, declaró esta semana Yanukovich. “Simplemente, Ucrania no puede pagar los precios del gas tal y como están fijados ahora”, indicó.

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