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El genio que hizo de Francisco una estrella
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El genio que hizo de Francisco una estrella

“El panzer kardinal”. “El gran inquisidor”. “El pastor alemán”. Son algunos de los calificativos que recibió Benedicto XVI. Con Francisco todo ha cambiado

Foto: Greg Burke interviene durante la presentación de la cuenta Twitter de Benedicto XVI, en el Vaticano (Efe).
Greg Burke interviene durante la presentación de la cuenta Twitter de Benedicto XVI, en el Vaticano (Efe).

“El panzer kardinal”. “El gran inquisidor”. O, por encima de todos, “el pastor alemán”, como tituló el diario comunista italiano Il Manifesto. Son algunos de los calificativos que recibió Benedicto XVI tras su elección como obispo de Roma. A Joseph Ratzinger le tocó afrontar una cuesta arriba en los primeros compases de su pontificado, en los que no contó con esos 100 días de gracia que se concede a cualquier mandatario. La dura percepción que tenía buena parte de la opinión pública del Papa alemán no mejoró con las sucesivas polémicas, en las que algunas palabras y gestos suyos fueron criticados por musulmanes, judíos u homosexuales, entre otros. De hecho, su pontificado sólo se hizo un hueco en muchos de los grandes medios por medio de las crisis. La de los abusos sexuales y el caso Vatileaks son los mejores ejemplos.

En una demostración de que en algunas ocasiones no necesita tiempos geológicos para cambiar, la Iglesia católica y la percepción popular que se tiene de ella han dado hoy un giro radical. En los nueve meses que han pasado desde la renuncia al pontificado de Benedicto XVI y la inesperada elección de Francisco como su sucesor, todo parece haber cambiado.

“¿Hay alguna actividad de Francisco que pueda seguir en Roma? Es que este Papa se lleva mucho”, decía una española alejada de la fe de paso por la capital italiana. “¿Has visto? Esto está lleno. Como ahora está de moda ser católico...”, comentaba por su parte un religioso de nuestro país emocionado ante la multitud que se congrega en cada aparición pública de Francisco en la plaza de San Pedro.

La dura percepción que tenía buena parte de la opinión pública del Papa alemán no mejoró con las sucesivas polémicas, en las que algunas palabras y gestos suyos fueron criticados por musulmanes, judíos u homosexuales. De hecho, su pontificado sólo se hizo un hueco en muchos de los grandes medios por medio de las crisis

Además de las propias habilidades comunicativas y del arrollador carisma del Papa argentino, cuya luna de miel con los medios y la opinión pública no parece de momento que vaya a llegar a su fin, hay otro motivo que explica el llamado “efecto Francisco”. Se llama Greg Burke y es el periodista estadounidense de 54 años que hace un año y medio fichó la Santa Sede para que fuera su asesor de comunicación. Aunque realiza su trabajo en una discreta segunda línea, por lo que no puede saberse la incidencia concreta de lo que hace, Burke es en parte responsable de algunas de las mejoras que en este tiempo ha dado el Vaticano. Ya no se producen algunos de los errores comunicativos de años anteriores y se ha pasado de ir a rueda de la actualidad, ofreciendo casi siempre un mensaje negativo, a tener hoy una voz propositiva.

“Peligro, este hombre puede cambiar tu vida”

“Nosotros le pasamos la pelota a Francisco para que sea él quien meta los goles”, decía recientemente en una conferencia en Roma Burke, un gran apasionado del fútbol. De hecho, cuando recibió la propuesta de la Secretaría de Estado en 2012, meditaba dar un giro a su carrera y dedicarse al deporte. Tras más de 20 años como corresponsal en Italia para diversos medios estadounidenses (el último fue la cadena de televisión Fox), estaba planteándose su paso a la oficina de prensa de la Roma, el club de fútbol comprado por inversores de su país hace unos años.

“No tengo entradas gratis para los partidos, pero sí que he conseguido unos asientos estupendos para Navidad y Semana Santa”, se justificaba bromeando. En aquella conferencia ofreció las 10 claves para entender a Francisco, un Pontífice “políticamente incorrecto” y, a su juicio, con capacidad indudable para impactar en la gente. “Las fotos del Papa deberían tener una de esas advertencias”, como la de los paquetes de cigarrillos, en las que estuviera escrito: “Peligro, este hombre puede cambiar tu vida”.

Burke conoce bien el funcionamiento de los medios y tiene una gran capacidad para dar titulares. Ese es precisamente uno de sus grandes cometidos: conseguir que el Vaticano comunique bien, que entienda cómo funciona el mundo de la información y responda a las exigencias que los periodistas plantean hoy. “Lo que me gustaría hacer es decir que si hacemos o decimos una cosa u otra, la reacción de los periodistas puede ser de esta o aquella manera. Esto se aplica también con todas las cosas buenas que hace la Iglesia”, contaba al poco de su nombramiento en una entrevista con Vida Nueva, en la que decía que “el misterio del Vaticano” debía estar en “la liturgia y en el Espíritu Santo, no en el funcionamiento del día a día”.

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Su proyecto personal es lograr “modernizar la estructura de comunicación, no tanto en la tecnología, aunque esto también habría que hacerlo, sino sobre todo en la coordinación y unificación”. Un modelo a seguir para él son algunas instituciones de Naciones Unidas, cuyos departamentos ofrecen en internet el número de móvil del responsable de atender a los medios, además de dosieres informativos, fotografías e imágenes gratuitas para ser utilizadas por la prensa. La realidad de los dicasterios vaticanos, incluso de aquellos que se ocupan de tratar con los periodistas, está en las antípodas.

Nacido en St. Louis (Missouri) en una familia católica de seis hijos (“mi madre iba todos los días a misa”, recuerda), Burke es numerario del Opus Dei, la realidad eclesiástica fundada por san José María Escrivá de Balaguer que ya tuvo un gran peso durante años en la comunicación de la Santa Sede con Joaquín Navarro Valls, el histórico portavoz de Juan Pablo II, que también era numerario.

La opción de Burke por no casarse y dedicar su vida a 'la Obra' y al trabajo provocaba sorpresa en algunos de sus compañeros periodistas, entre los que siempre gozó de gran aprecio por su profesionalidad y simpatía. “Es una pena que un tipo tan guapo y tan buena gente no se eche novia”, comentaba una reportera durante el viaje de Benedicto XVI a México y Cuba en marzo de 2012, el último que Burke realizó como enviado de Fox.

“El panzer kardinal”. “El gran inquisidor”. O, por encima de todos, “el pastor alemán”, como tituló el diario comunista italiano Il Manifesto. Son algunos de los calificativos que recibió Benedicto XVI tras su elección como obispo de Roma. A Joseph Ratzinger le tocó afrontar una cuesta arriba en los primeros compases de su pontificado, en los que no contó con esos 100 días de gracia que se concede a cualquier mandatario. La dura percepción que tenía buena parte de la opinión pública del Papa alemán no mejoró con las sucesivas polémicas, en las que algunas palabras y gestos suyos fueron criticados por musulmanes, judíos u homosexuales, entre otros. De hecho, su pontificado sólo se hizo un hueco en muchos de los grandes medios por medio de las crisis. La de los abusos sexuales y el caso Vatileaks son los mejores ejemplos.

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