Es noticia
Egipto, ante su segunda revolución
  1. Mundo
LA OPOSICIÓN PIDE LA DIMISIÓN DE MORSI EN EL ANIVERSARIO DE SU PRESIDENCIA

Egipto, ante su segunda revolución

Egipto aguarda en vilo esta jornada. Las manifestaciones que se celebrarán este domingo para pedir la renuncia del presidente del país, Mohamed Morsi, han venido precedidas

Foto: Egipto, ante su segunda revolución
Egipto, ante su segunda revolución

Egipto aguarda en vilo esta jornada. Las manifestaciones que se celebrarán este domingo para pedir la renuncia del presidente del país, Mohamed Morsi, han venido precedidas de al menos ocho muertes y la recogida por parte de la oposición de 22 millones de firmas, según los convocantes. Tanques y blindados protegen las principales instituciones del país frente a las protestas ciudadanas, que tendrán como uno de sus ejes la emblemática plaza Tahir y el palacio presidencial en El Cairo. 

Llegó la hora de la oposición secular. Y lo hace, paradójicamente, poco después de que los islamistas sacaran por segunda semana consecutiva a decenas de miles de personas a la calle. El joven Mohamed Yusef aseguraba, en medio de un tumulto de pancartas y banderas, haberse sumado a la concentración para “defender la legitimidad del presidente”. Algo que los opositores, que también congregaron este viernes en la plaza Tahrir a varios miles de personas, le reprochan haber perdido hace tiempo.

En los últimos días, las calles se encuentran colapsadas ante las interminables colas de vehículos que se disputan las últimas gotas de un combustible que no está llegando a las gasolineras. Los problemas de desabastecimiento también afectan a la generación de energía, que provoca cortes diarios de luz en todo el país. Estas y otras penurias económicas golpean a la gran mayoría de la población, que siente cómo en este primer año de experiencia democrática su vida ha mejorado más bien poco.

La oposición política tampoco ha terminado de encontrarle el pulso a la gente en este periodo, por lo que esta vez ha dejado que sea un movimiento ciudadano el que galvanice las protestas previstas para este domingo. El grupo Tamarrud (rebelión) dice haber recogido cerca de 22 millones de firmas contra Mohamed Morsi, dos millones más de los votos que obtuvo en las pasadas elecciones presidenciales.

“El 30 de junio será el principio de una nueva ola de la revolución, en la que vamos a exigir la marcha del presidente, elecciones anticipadas y que se elija a un líder que represente a todos los egipcios y no sólo a los Hermanos Musulmanes”, proclama a este diario Jaled Dawud, portavoz del Frente de Salvación Nacional, la principal fuerza política de la oposición no islamista, que se mantiene en estrecho contacto con los jóvenes del Tamarrud. 

Según el Frente de Salvación Nacional, “Morsi no ha sabido cumplir ninguna de las demandas de la revolución que se produjo ya hace dos años y medio”. “Con su elección sólo ha intentado crear un nuevo régimen como el de Mubarak, pero peor. Habla en nombre de Dios y desacredita a todo el que no está con ellos, acusándole de pertenecer a la pasada dictadura”, agrega Dawud.

“Hay elementos del antiguo régimen que están saboteando la democracia”, exclamó el presidente, el pasado miércoles, en un discurso a la nación. Después disparó sus dardos a los políticos, la prensa crítica, a determinados artistas y a la judicatura, a quienes engloba en un bloque común decidido a acabar con su proyecto a largo plazo.

Parálisis política

El Gobierno ha sido incapaz de firmar un crédito con el FMI, que la mayoría de economistas consideran vital para que los inversores recuperen la confianza en Egipto. Tampoco los constantes bandazos han beneficiado al turismo. Consecuentemente, las grandes cifras establecen que el gigante árabe apenas crece a un ritmo del 2 por ciento, que la inflación aumenta mensualmente al 8 por ciento y que las reservas de divisa extranjera coquetean con el nivel mínimo para pagar los préstamos foráneos. A pie de calle, los egipcios denuncian que tanto el bolsillo como el aumento del vandalismo mantienen al país al borde del precipicio.

La inestabilidad política ha impedido que en todo este año ni siquiera se convoquen elecciones para elegir una nueva Cámara Baja, que fue invalidada justo antes de los comicios presidenciales. También el Senado fue declarado inconstitucional, aunque se mantiene en pie debido a la falta de otras instituciones. La Constitución es elevada como el gran logro por el Gobierno, pese a que el presidente emitiera un decreto que blindaba los trabajos de una Asamblea Constituyente compuesta sólo por islamistas, para que finalizara sus trabajos esquivando la censura de los tribunales.

La maquinaria judicial ha sido el verdadero escollo con que los islamistas se han encontrado este año. Cada decisión polémica del Gobierno ha sido tumbada por los tribunales, aunque en algunos casos las sentencias de la Justicia fueran ignoradas por el Ejecutivo. La disputa mantiene a Egipto en un limbo legal que favorece la impunidad. E incluso los diputados islamistas de la Cámara Alta se han atrevido a abrir fuego contra los jueces, con el debate de una ley que pretende jubilar a los hombres más veteranos de la judicatura, acusándolos de corruptos y de pertenecer al antiguo régimen. 

El profesor de Ciencia Política de la Universidad Americana de El Cairo prevé: “tendremos violencia, una fuerte presencia de gente en las calles y más campañas de desobediencia civil, cortes de carretera y vandalismo”. Según el analista, la clave está en que “este presidente no cuenta con el respaldo del Ejército ni tampoco de todos los sectores de la Policía, como sí tenía Mubarak”.

Entonces la actitud de la cúpula militar fue decisiva para dejar caer al dictador. Y aunque ahora la renuncia del presidente parece improbable, en las manifestaciones contrarias a los islamistas se vuelven a ver pancartas que alaban el papel de los generales. No es la revolución que soñaron aquellos jóvenes idealistas, pero el viernes en Tahrir sonaba un viejo cántico con un renovado tono de súplica: “el pueblo y el Ejército, van de la mano”.

Egipto aguarda en vilo esta jornada. Las manifestaciones que se celebrarán este domingo para pedir la renuncia del presidente del país, Mohamed Morsi, han venido precedidas de al menos ocho muertes y la recogida por parte de la oposición de 22 millones de firmas, según los convocantes. Tanques y blindados protegen las principales instituciones del país frente a las protestas ciudadanas, que tendrán como uno de sus ejes la emblemática plaza Tahir y el palacio presidencial en El Cairo.