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La nueva Irlanda encomienda su destino al 'secundario' Kenny
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VENCEDOR EN LAS ELECCIONES DE ESTE VIERNES

La nueva Irlanda encomienda su destino al 'secundario' Kenny

Enda Kenny es el nuevo Taoiseach de Irlanda. Logró los mejores resultados de la historia reciente del Fine Gael (FG), pero, pese el descontento del electorado

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La nueva Irlanda encomienda su destino al 'secundario' Kenny

Enda Kenny es el nuevo Taoiseach de Irlanda. Logró los mejores resultados de la historia reciente del Fine Gael (FG), pero, pese el descontento del electorado con el partido del anterior Gobierno –el Fianna Fail (FF)-, no consiguió el sueño que ansiaba su formación: el de alcanzar por primera vez la mayoría absoluta.

Será hoy cuando se sepa el recuento definitivo de los votos. Aunque la opción de negociar con los independientes sigue abierta, todo indica que Keny acabará llamando a la puerta de los Laboristas, su tradicional socio de coalición. Los de Eamon Gilmore se posicionaron como la segunda fuerza más votada consiguiendo quedar por delante incluso del Fianna Fáil que, tras gobernar ininterrumpidamente en los últimos 14 años, tocó fondo.

Aunque se barajó un escenario con mayoría absoluta para FG, finalmente al líder de centro-derecha le faltó empuje para lograr un gobierno en solitario. Y es que el político, más que por su personalidad, siempre ha ido avanzado en su trayectoria profesional a base de golpes de suerte y circunstancias. Su derrota, por ejemplo, en la carrera por el liderazgo en 2001 le evitó la responsabilidad de llevar al partido en las elecciones generales del año siguiente a uno de los fracasos más memorables.

El panorama, aún en ese momento, le acabó beneficiando. Muchos de los candidatos favoritos para tomar las riendas de la formación perdieron su escaño y fue entonces cuando él logró situarse al frente. Algunos analistas incluso consideran que tuvo suerte al perder los comicios de 2007, ya que de otra manera su nombre habría estado asociado al declive del otrora Tigre Celta.

El que fuera maestro de escuela rural siempre ha sido visto para el papel secundario y aún hoy son muchos los que tienen sus dudas de que vaya a ser un buen protagonista. Pese a llevar nueve años como líder de la oposición, los irlandeses consideran que le falta sustancia. El día antes a los comicios de viernes, una encuesta publicada en el Irish Independent revelaba que el 52% de los votantes cree que no aprobaba en las cuestiones claves.

Es más, aunque parezca contradictorio, el líder más popular en estas elecciones era Micheal Martin. El que fuera ministro de Asuntos Exteriores salió relativamente ileso de la crisis económica y política y fue por eso por lo que las filas del FF depositaron en él sus últimas esperanzas cuando se deshicieron finalmente de Brian Cowen.

A pesar de todo, Martin no ha podido evitar que la formación que ha dominado la política irlandesa durante ocho décadas y que ha gobernado ininterrumpidamente en los últimos 14 años coseche los peores resultados de su historia.

Cambio por humillación

El paro (la tasa es del 13,4%), la agonía del sistema bancario y la humillación por el rescate que se llevó a cabo a finales de año han sido los factores determinantes para este histórico swing. Unos factores que, en definitiva, han llevado a los políticos a preocuparse más por su supervivencia que por otra cosa. Pero una vez cerradas las urnas ha llegado el momento de centrarse en el problema real que afronta la república. Como diría Bill Clinton “es la economía, estúpido”.

Cuando explotó, la burbuja inmobiliaria a la que nadie quiso poner freno dejó un panorama desolador. Al finales de 2010, la deuda nacional superaba los 93.000 millones de euros, lo que suponía un coste de más de 4.000 millones de euros en intereses. Fue entonces cuando tuvo lugar el rescate de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional por valor de 85.000 millones de euros, con una tasa de interés de 5,8%.

Una ayuda internacional motivada principalmente a raíz de la intervención directa del Estado sobre los bancos. El paquete costó al erario más de 50.000 millones de euros (incluidos 22.000 millones de euros en fondos de cobertura). Pero los números no están claros y el nuevo primer ministro ha recalcado que no admitirá nuevas recapitalizaciones hasta que no sepa cuál es el verdadero agujero de las hojas de balance de entidades como Anglo Irish Bank, Allied Irish Bank o Nationwide.

En definitiva, si las cosas no cambian, para finales del año que viene Irlanda debería pagar, sólo en intereses, el equivalente al 85% de lo que recaudó en 2010 con el impuesto sobre la renta, es decir, más de 14.000 millones de euros.

Kenny, como el resto de los candidatos, se ha comprometido a renegociar el tipo de interés del rescate financiero. Pero no es suficiente. Lo que necesita realmente el país es promover un nuevo escenario del montante global de sus deudas, tanto con los mercados como con los organismos internacionales. Irlanda no puede hacer frente a todo lo que se ha comprometido. Los analistas consideran ahora que es mejor pagar poco de una cantidad pequeña que no nada de una cantidad mayor.

El problema es que Bruselas no está por la labor de hablar demasiadas cosas. Al menos, por el momento. La Comisión Europea ha dejado la puerta abierta para plantear una nueva tasa, pero no quiere negociar otros conceptos. “El rescate se negoció con Irlanda como Estado, no con un partido político en particular”, sentenciaron el jueves.

Sin embargo, hay precedentes. Cuando se colapsó, Islandia convocó un referéndum para consultar con los ciudadanos cómo gestionar la devolución del dinero prestado. Un movimiento que permitió a la isla cambiar el tipo de interés del 5,5% inicialmente acordado al 3,3% y ampliar el plazo para saldar la deuda de ocho a los 30 años. El problema para Irlanda es que la decisión de convocar un plebiscito no puede ser unilateral al ser miembro de la UE.

El Taoiseach, sin embargo, no da nada por perdido y para ganarse cierto respeto a nivel internacional ya hizo unas visitas estratégicas a Berlín y Bruselas antes de los comicios. Además, durante los cien primeros días de su Gobierno contará con la ayuda de Pat Cox, eurófilo como él, y ex presidente del Parlamento Europeo.

Reducción del déficit

En cualquier caso, Kenny no se ha mojado demasiado en estos asuntos. Tampoco ha dejado claro su posición frente a la Agencia Nacional para la Gestión de Activos (NAMA) ni sus propuestas con respecto al plan de austeridad presentado el año pasado por Brian Cowen. El apoyo que le ofreció en su momento tan sólo fue un “paripé” para convocar cuanto antes al pueblo ante las urnas.

De momento, su objetivo prioritario es reducir el déficit público al 3% para 2014. Los laboristas quieren hacerlo para 2016. Por otra parte, mientras que FG cree que el 75% ha de llegar a través de recortes de gasto público y el 25% por subidas fiscales, los de Gilmore apuestan por el esquema del 50 y 50%.

Aunque la coalición no funcionó en el pasado, Kenny sabe que no puede perder el tiempo con riñas de patio de colegio. Hay demasiadas cosas en juego y ahora ya no es suficiente tan sólo otro golpe de suerte.

Enda Kenny es el nuevo Taoiseach de Irlanda. Logró los mejores resultados de la historia reciente del Fine Gael (FG), pero, pese el descontento del electorado con el partido del anterior Gobierno –el Fianna Fail (FF)-, no consiguió el sueño que ansiaba su formación: el de alcanzar por primera vez la mayoría absoluta.

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