Edgar y Dominick nacieron hace un año en un hospital de Lima, en Perú, unidos por la pelvis inferior hasta la parte del abdomen.

Además de compartir caderas, también utilizaban el mismo sistema urinario y digestivo.

Pero el pasado mes de septiembre, tras una complicada operación de alto riesgo, de más de 18 horas con 40 especialistas, han logrado separarlos.

La intervención ha sido todo un éxito aunque en el futuro los bebés van a necesitar más cirugías para que no pierdan movilidad en sus piernas.

Los pequeños han sido dados de alta y ya están en casa con sus padres, que agradecen la gran labor de los médicos.

Este tipo de casos son muy poco frecuentes se dan en uno por cada 200.000 nacimientos en el mundo y solo sobreviven entre el 5% y 25% de los pequeños.