En la imagen de esta semana Rubén Amón desgrana la breve (de momento) vida de la Superliga europea. La competición, impulsada por Florentino Pérez y el Real Madrid, que en dos días ha pasado de desestabilizar el fútbol a perder casi todos sus participantes.

"La idea de una liga europea es interesante, como ya sucede en el baloncesto, del mismo modo que se antoja justo y legítimo que los clubes grandes del continente se sientan maltratados por la UEFA. Reciben mucho menos de lo que dan. Y recelan de la estructura burocratizada que los vampiriza.

Se ha malogrado, de momento, la superliga europea o se ha reducido al torneo de la galleta, a una competición bilateral entre el Madrid y el Barça.

Han desertado los clubes ingleses. Se ha desmarcado el Atleti de manera cobardona. Han funcionado las presiones de los gobiernos y las represalias de la UEFA, pero impresionan los disfraces caritativos que han improvisado los mandamases del balón, como si Tebas, Roures, Rubiales, los funcionarios suizos y los sátrapas del Golfo quisieran convencernos de que ellos velan por el fútbol romántico y por la vulnerabilidad de los aficionados y equipos desamparados".