Año 2007, Will Smith veía como el Oscar al mejor actor se le escapaba de las manos e iba a parar a Forest Whitaker por su papel del dictador Idi Amin. Tras la gala, Smith no dudó en declarar lo siguiente "Para ganar el Oscar tienes que interpretar a un personaje histórico o a un retrasado mental. Forest interpreta a las dos cosas en la mismas película, así que estaba cantado".
Al actor no le falta razón, en los últimos diez años 15 ganadores del premio Oscar lo han conseguido por papeles basado en personajes reales. Un filón para las productoras y los intérpretes, que ven como los biopics son un arma fácil para cazar votos de académicos. Además, son una fuente fácil de temas y proyectos para paliar una falta de creatividad que cada vez es más patente (remakes, secuelas, reboots…)
La sobresaturación de proyectos destinados a contar la vida y milagros de grandes celebridades está comenzando a conseguir un efecto contrario al esperado. La gente está cansada de hagiografías y demanda algo diferente.
2013 no ha sido una excepción, los biopics han copado la cartelera y probablemente arrasen en la temporada de premios. Para el año que viene más de lo mismo con los estrenos programados de Grace (Kelly) con Nicole Kidman como la princesa y el proyecto recién anunciado sobre Hugh Hefner, el mítico fundador de la revista Playboy, que se encargará de escribir Peter Morgan.