Porsche Mission X, el superderportivo eléctrico que pronto podría ser una realidad

En los 75 años de historia de Porsche, hay modelos que han marcado su legado como el 959 (1985), el Carrera GT (2003) o el 918 Spyder (2013). Con la presentación del prototipo Mission X, el fabricante alemán anticipa cómo serán los superdeportivos del futuro. Y aunque todavía está lejos de ser una realidad, quizá Porsche cumpla el sueño y lleve a producción este espectacular biplaza eléctrico.

Por si, finalmente, la marca toma la decisión de dar el OK al proyecto, ya ha anticipado los cuatro ambiciosos objetivos que cumpliría este modelo: en primer lugar, trataría de ser el coche homologado para carretera más rápido en completar una vuelta al circuito de Nürburgring Nordschleife, ofrecería una relación entre potencia y peso de apenas un caballo por kilogramo, tendría más apoyo aerodinámico que el actual 911 GT3 RS y, además, contaría con una capacidad de recarga de la batería significativamente mejorada, gracias a su sistema de 900 voltios, pues sería el doble de rápida que la de un Taycan Turbo S, cifrada en 270 kW de potencia.

Esta serie de objetivos anticipan cómo sería esta reinterpretación de un superdeportivo con puertas al estilo Le Mans, fijadas en los pilares A y en el techo, que se abren hacia arriba y hacia delante, y que ya utilizó con anterioridad el legendario Porsche 917. “El Porsche Mission X es un faro tecnológico para el deportivo del futuro. Recoge el testigo de los deportivos icónicos de décadas pasadas, como el 959, el Carrera GT y el 918 Spyder. El Mission X proporciona un impulso para el desarrollo evolutivo de futuros conceptos de vehículos”, afirma Oliver Blume, presidente del Consejo de Dirección de Porsche AG.

Por el momento, no se han revelado los detalles de su unidad de potencia, pero con la información relativa a su relación peso-potencia, si pesara 1.500 kilogramos tendría unos 1.500 CV. Lo que sí sabemos es que la batería está instalada en el centro, detrás de los asientos del vehículo, una disposición que permite equilibrar las masas como en un coche con motor central convencional, lo que debería traducirse en una excelente agilidad.

Y su diseño no deja indiferente. Con unas dimensiones aproximadas de 4,5 metros de largo, dos metros de ancho y una distancia entre ejes de 2,73 metros, la carrocería tiene una altura inferior a 1,2 metros. Por motivos aerodinámicos, tiene ruedas de diferentes tamaños en cada eje, pues las llantas delanteras son de 20 pulgadas y las traseras, de 21. Estas últimas están dotadas de aeroblades casi transparentes con forma de turbina, para lograr así una mejor refrigeración del sistema de frenos.

Su carrocería luce el nuevo color Rocket Metallic, concebido específicamente para este prototipo. En la parte inferior hay elementos de diseño de tejido de carbono, componentes que han sido barnizados con un acabado satinado y ligeramente coloreados, pero su estructura sigue siendo reconocible. Otro elemento que destaca del Mission X es su firma lumíníca, pues, en ella, los diseñadores de Porsche han reinterpretado el característico gráfico de cuatro puntos de Porsche. De hecho, la forma vertical de la base de los faros está inspirada en modelos históricos de competición de la marca, como el Porsche 906 o el 908.

Al activarse los módulos de luz LED, se abren como si se tratase de un párpado. Pero este detalle lumínico no es el único que tiene el Mission X. En la parte posterior, los grupos ópticos parecen flotar, y destacan las letras Porsche transparentes e iluminadas. Además, durante el proceso de carga, la E de la palabra Porsche parpadea. En el prototipo de la firma germana también se ha modernizado el escudo de Porsche, ubicado en el capó, el volante y, en versión monocroma, en la parte central de las llantas.

El nuevo supedeportivo eléctrico cuenta con una ligera cúpula de cristal, con un exoesqueleto de plástico reforzado con fibra de carbono, que se extiende sobre ambos ocupantes. En el interior, los dos asientos tienen colores diferentes. La butaca del acompañante luce en color marrón Andalucía, mientras la del conductor es de color gris Kalahari y forma una sola unidad cromática con la consola central y el salpicadero. A esto se suman las estructuras de los asientos hechas de polímero reforzado con fibra de carbono (CFRP) y sus cinturones de seis puntos integrados en el chasis monocasco. El volante, abierto en la parte superior, dotado de interruptores y con levas de cambio, es un paralelismo con la competición. Hay varias cámaras a bordo y la grabación se inicia en cuanto el conductor pulsa el botón REC del mando multifunción.

Otro elemento destacado se encuentra en el lado del acompañante, donde hay un sistema integrado de fijación en el salpicadero que permite acoplar un módulo de cronómetro. Para el Mission X, Porsche Design ha creado específicamente uno con un cronómetro de pantalla analógica y digital. Los relojes están diseñados para su uso tanto en circuito como en rallies por carretera, y pueden mostrar los tiempos por vuelta o los datos esenciales de la conducción, entre otras informaciones.

Hitos de sus predecesores

Como decíamos, y pese a tratarse todavía de un prototipo, Porsche enmarca al Mission X como el sucesor de modelos míticos de la marca como el 959, el Carrera GT y el 918 Spyder. Todos ellos tienen algo en común, y es que marcaron un hito. Por ejemplo, el 959 fue el coche de serie más rápido de su época, el Carrera GT fue el primer Porsche de serie fabricado en fibra de carbono y el 918 Spyder, el primer vehículo homologado para circular por carretera que rebajó la marca de los siete minutos en el trazado Nordschleife de Nürburgring, pues completó los 20,6 kilómetros del circuito en 6 minutos y 57 segundos.

El Porsche 959 contaba con un motor bóxer biturbo de seis cilindros y 450 CV, combinado con una carrocería aerodinámicamente optimizada, y alcanzaba una velocidad máxima de 317 km/h. En el caso del Carrera GT, estaba impulsado por un motor V10 de 612 CV, mientras el 918 Spyder incorporaba tecnología híbrida y rendía 887 CV de potencia.