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Cruze, versatilidad al mejor precio
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PRUEBA / CHEVROLET CRUZE 2.0 VDCI

Cruze, versatilidad al mejor precio

El Cruze representa, como ningún otro, la filosofía de la nueva Chevrolet, una compañía reinventada, con un origen entre coreano y norteamericano, pero con un gran

El Cruze representa, como ningún otro, la filosofía de la nueva Chevrolet, una compañía reinventada, con un origen entre coreano y norteamericano, pero con un gran futuro a nivel mundial. El coche que hemos probado esta semana, el diesel más potente de la gama Cruze con la carrocería familiar representa un ejemplo de espacio y versatilidad de uso. Y todo con unos precios muy contenidos, lo que le hace una muy buen alternativa en los tiempos que corren.

Estamos hablando de un vehículo con carrocería familiar, de 4,7 metros de longitud total, con una anchura de 1,8 metros, pero que gracias a su escasa altura resulta muy ligero de aspecto exterior. Nada mazacote comparado con otros vehículos rivales de este Cruze, mucho más grandes y más “densos”. En este caso es un coche ligero por sus dimensiones y también gracias a su diseño exterior, con un frontal afiliado y con una zaga muy bien diseñada, en caída en la parte final de la línea del techo, lo que le proporciona un aspecto aún más ligero y juvenil.

Es por ello, un vehículo que se adapta perfectamente a una utilización por parejas jóvenes, con hijos, que buscan un vehículo con el que hacer sus desplazamientos durante la semana, pero que al mismo tiempo necesitan un coche versátil para sus fines de semana más movidos. Y también para los que aunque no tengan hijos si tienen alguna afición que requiere un maletero con mucho espacio.

Y es que en este sentido, para los que quieren un coche para hacer grandes viajes, para recorrer España y sus lugares más encantadores, esta es una buena alternativa, como también lo es para los que organizan actividades al aire libre y necesitan mucho espacio. El maletero, hasta la bandeja y con las cinco plazas instaladas, es de 500 litros. Y cuando se pliegan estas plazas llegamos a los 1.500 litros, una cifra que ya supone un verdadero récord en un coche de este tamaño. Y además, gracias a su gran portón, resulta muy fácil de cargar.

Este Cruze, como todos sus hermanos de gama, es un coche moderno que está basado en la plataforma del Opel Astra y que ofrece un buen funcionamiento, perfectamente comparable con el de los mejores familiares de las marcas europeas.

Lo primero que llama la atención al subirse en el coche es su interior muy cuidado. Los materiales son bastante buenos y ofrecen una calidad percibida más que aceptable. Además, se ha cuidado cada detalle del interior para hacer de él un coche agradable en su utilización diaria, muy versátil, pero en el que destaca por encima de todo su precio muy ajustado.

Hay que decir que esta unidad que hemos probado es la más cara de la gama del Cruze SW, con el motor diesel más potente. Tan solo faltaba la opción del cambio automático, que supone un sobreprecio de unos 1.120 euros. Pero la calidad de acabado que encontramos en esta versión tope de gama es muy similar a la que ofrece este modelo de Chevrolet desde sus versiones de acceso, y eso sí que creo que resulta muy destacable.

El motor que equipaba nuestra unidad de pruebas se corresponde con el más potente de la gama, un turbodiésel de dos litros que ofrece un buen funcionamiento. Solo tengo que comentar como aspecto negativo que tiene un sonido un poco tosco, sobre todo cuando funciona en frío. En caliente se reduce algo, pero sigue siendo un poco ruidoso.

Es un motor que funciona bastante bien en su parte más alta, pero por el contrario a pocas vueltas se muestra un poco perezoso. Y es que su par máximo lo ofrece desde las 1.750 revoluciones y aunque es una cifra muy generosa, en las arrancadas parece que le cuesta un poco empezar a moverse. Eso sí una vez arrancado el coche ya no hay quien lo pare. Por su comportamiento casi diría que se parece más a un propulsor de gasolina, por su forma de subir de vueltas, que a uno de gasóleo.

Donde si se aprecia, y mucho, que se trata de un vehículo de gasóleo es en el apartado de consumos. El valor homologado en ciudad es de 6,8 litros, un valor un poco elevado aunque razonable si tenemos en cuenta que llevamos un coche grande, que no se mueve demasiado a gusto en la ciudad por su tamaño y que pesa más de 1.500 kilos.

Pero en carretera se muestra casi como un mechero. Hay pocos coches de este tamaño y sobre todo con esta capacidad de carga que tengan un valor homologado en carretera de 4,3 litros. Con todo ello, su consumo homologado medio es de 5,2 litros.

Con este modelo hemos podido hacer más de mil kilómetros con solo unos poquitos en ciudad, solo una mañana, pero todo el resto del recorrido de pruebas lo hicimos básicamente por carreteras de segundo orden, no demasiado viradas, pero con muchos pueblos y una velocidad media bastante lenta. En estas circunstancias, y sin forzar demasiado el ritmo, nuestro consumo se situó ligeramente por encima de los cinco litros.

Esto significa que este modelo de Chevrolet es un vehículo ideal para hacer desplazamientos largos, porque al buen espacio disponible en el habitáculo y al buen maletero, con 500 litros de partida pero sobre todo con una gran facilidad para la carga y descarga, se suma en este caso también un motor que mueve con mucha alegría este modelo, incluso cuando va cargado, pero sin penalizar los consumos.

Su interior resulta muy agradable. El cuadro de instrumentos resulta muy agradable de usar con dos grandes relojes para velocidad y el cuentavueltas y otros dos pequeños, arriba y muy visibles, con la temperatura y el medidor de combustible. Y luego un pantalla central en la que podemos encontrar mucha información de consumos y demás.

Además, nuestra unidad de pruebas incorporaba el navegador con un sistema de manejo bastante intuitivo situado justo por debajo de la pantalla y con las tomas de aire a ambos lados. Este navegador es de serie, como casi todo lo que tenía nuestro coche de pruebas.

En cuanto a los asientos, ofrecen una buena calidad de terminación, y tienen dos zonas perfectamente diferenciadas, con una parte central en tela de un color gris algo más claro y un exterior con textura de piel y un tono más oscuro. Eso sí, son bastante cómodos pero no sujetan demasiado el cuerpo cuando rodamos por una zona muy virada.

Su habitáculo tiene un tamaño bastante razonable para sus 4,7 metros y su gran maletero. Las plazas delanteras son generosas, pero las traseras tienen un espacio un poco más justo para las piernas de sus ocupantes. Eso sí, el maletero es muy bueno, como ya les hemos comentado.

El Cruze SW es muy confortable, con unas suspensiones que filtran muy bien las irregularidades que se encuentran por la carretera. Si peca de algo, la suspensión resulta algo suave, lo que hace que en zonas muy viradas se produzcan algunos movimientos de carrocería poco deseados.

Lo que sí se aprecia es que el vehículo, pese a su aspecto con cierto aire deportivo por su zaga en caída, en realidad no ofrece este toque deportivo en su comportamiento en carretera. Es un vehículo más pensado para viajar tranquilo, a buena velocidad pero sin deportividad, que para hacer excesos. Y sobre todo hacerlo con un consumo ajustado, y para eso conviene no pasarse con el acelerador. La dirección es algo lenta, mientras que el cambio, aunque los desplazamientos de la palanca de cambios son bastante largos, se maneja bien.

Es un coche con un enfoque más familiar que otra cosa, con un comportamiento bastante neutro y con unas suspensiones que le hacen muy confortable y que filtran los baches y las irregularidades de la carretera, pero que no están muy a gusto cuando forzamos el ritmo.

He dejado para el final lo mejor, que es su precio. Un vehículo familiar como este, con el máximo equipamiento que incluye hasta el navegador, con un motor potente y de muy bajo consumo, confortable y muy amplio cuesta 18.595 euros. Y si queremos que además sea automático, algo muy razonable con los tiempos que corren, solo tendremos que poner un sobreprecio de 1.120 euros.

Por todo ello, sin duda es una muy buena alternativa para los que buscan un coche útil, amplio, con un buen equipamiento y un motor potente y de bajo consumo. El Cruze SW es casi el vehículo de las tres “b”. Es bastante bueno, bastante bonito y también bastante barato.

El Cruze representa, como ningún otro, la filosofía de la nueva Chevrolet, una compañía reinventada, con un origen entre coreano y norteamericano, pero con un gran futuro a nivel mundial. El coche que hemos probado esta semana, el diesel más potente de la gama Cruze con la carrocería familiar representa un ejemplo de espacio y versatilidad de uso. Y todo con unos precios muy contenidos, lo que le hace una muy buen alternativa en los tiempos que corren.