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Largo plazo y gestión activa, un binomio bien avenido en entornos inciertos
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MESA REDONDA EL CONFIDENCIAL

Largo plazo y gestión activa, un binomio bien avenido en entornos inciertos

Hasta ahora, el entorno de tipos en mínimos históricos ha beneficiado la indexación a ciertos índices, pero en un contexto de subida de tipos y de incertidumbre, la intervención de expertos y la paciencia ganan enteros a la gestión pasiva

Foto: Mesa redonda 'La importancia de la gestión activa de las inversiones'.
Mesa redonda 'La importancia de la gestión activa de las inversiones'.

La alta volatilidad en los mercados y el desplome de la renta variable y la renta fija ponen sobre la mesa la necesidad de ajustar con agilidad las carteras e inversiones a todas las turbulencias que azotan los mercados. Y ahora que la economía (y algunos índices) no están ‘sostenidos’ por la política expansiva de los bancos centrales, y que ha supuesto un viento de cola para la gestión pasiva (aquella referenciada a un índice), la gestión activa se presenta como el modelo ganador.

Así coincidieron los expertos participantes en la mesa redonda La importancia de la gestión activa de las inversiones organizada por El Confidencial y Caser Asesores Financieros, a la que asistieron Araceli de Frutos, consejera de Economistas Asesores Financieros (EAF); Fernando Ibáñez, presidente de la Asociación Española de Empresas de Asesoramiento Financiero (ASEAFI); Fernando Luque, Senior Financial Editor de Morningstar España; y Gonzalo García Valero, responsable de Asesoramiento y Análisis de Fondos de Caser Asesores Financieros.

“Venimos de años donde las políticas de los bancos centrales han favorecido a una serie de índices que han tenido un momento muy bueno. El año pasado, ese ‘momentum’ se rompió, porque las carteras pasivas, que muchas estaban indexadas al MSCI World y con duraciones largas de renta fija, han tenido un mal comportamiento y, en cambio, otros sectores que estaban muy denostados por el mercado en general son los que lo han hecho bien”, apuntó García Valero, afirmando que “sin el apoyo de los bancos centrales la gestión activa va a cobrar más importancia y va a aportar valor en la cartera de los inversores”, además de que “la mitigación de riesgos es más palpable”.

Luque, que destacó que las dos ventajas de la pasiva son los costes y la predictibilidad de los resultados, reconoció que, “en principio, en un entorno más complicado, como el que yo creo que vamos a ver en los próximos 10 años, la gestión activa puede tener todas las posibilidades de batir a la pasiva”. Apuntó que “no se puede pretender que un fondo de gestión activa supere cada año al índice” y que de alguna forma este modelo “obliga al inversor a ser largoplacista para aprovecharse de las ventajas de la activa frente a la pasiva” en tramos largos.

Por su parte, De Frutos afirmó que “en momentos de incertidumbre es bueno tener gestión activa” y consideró positivo utilizar como complemento instrumentos de gestión pasiva, como son los ETF o los fondos indexados. “Al final no tienes que elegir entre uno y otro”, máxime cuando hay determinados activos que solo son accesibles a través de la indexación. “Puedes hacer gestión pasiva, asentándote en unos índices, pero también hacer activa en otros mercados donde el gestor aporta su valor y donde pagar por ello sí que merece mucho la pena”, añadió el directivo de Caser Asesores Financieros.

placeholder Gonzalo García Valero, responsable de Asesoramiento y Análisis de Fondos de Caser Asesores Financieros, y Araceli de Frutos, consejera de Economistas Asesores Financieros.
Gonzalo García Valero, responsable de Asesoramiento y Análisis de Fondos de Caser Asesores Financieros, y Araceli de Frutos, consejera de Economistas Asesores Financieros.

Inversión alternativa

En el nuevo ciclo económico que se configura con la normalización de la política monetaria, donde los productos financieros menos volátiles, como la renta fija y depósitos bancarios, van a recuperar su atractivo al calor de la subida de los tipos de interés, aparecen nuevas oportunidades de inversión con mayor potencial de rentabilidad como es la inversión alternativa en activos no cotizados.

Se trata de un vehículo cuyo ticket de entrada se ha reducido desde los 100.000 a los 10.000 euros para dar acceso al particular, lo que permite construir “carteras equilibradas, sobre todo en los momentos de incertidumbre, donde la volatilidad funciona en nuestra contra”, en opinión del presidente de ASEAFI, quien, además, afirmó que “un inversor está mucho más cómodo en un fondo inmobiliario estadounidense, que sabe que va a tener un valor periódico y que no se va a ver afectado por la volatilidad de los mercados”.

A juicio de Gonzalo García, la bajada de la inversión mínima de entrada es un punto a favor de la diversificación de la cartera en general y de los activos alternativos en particular, pero advirtió que no es un activo para todos los públicos. Por su parte, la consejera de EAF consideró que esta democratización de la inversión alternativa “es un riesgo adicional” para el inversor y no lo aconsejó para el cliente medio, sino para aquel “más profesional, más acostumbrado a las inversiones y largoplacista”.

“Sin el apoyo de los bancos centrales la gestión activa va cobrar más importancia y va a aportar valor en la cartera” (García Valero)

Desde Morningstar, se llamó la atención sobre que, si bien la inversión alternativa es el “paradigma” de la gestión activa, en EEUU hay ETFs que invierten en este tipo de activos que tienen una relación rentabilidad/riesgo “nada que envidiar” a los fondos tradicionales y, además, se visibiliza la cartera de forma “prácticamente” diaria. “Esa transparencia da un plus”, afirmó.

Además de los activos no cotizados, la sostenibilidad es otro de los aspectos que va a cambiar los flujos de inversión. Aunque de momento el movimiento más visible está en la parte de las gestoras, aplicando la abundante normativa, y en el inversor institucional. El particular, más allá de la obligada consulta sobre sus preferencias verdes, todavía no muestra mucho interés, reconocieron los participantes en la mesa redonda.

placeholder Fernando Luque, Senior Financial Editor de Morningstar España, y Fernando Ibáñez, presidente de ASEAFI.
Fernando Luque, Senior Financial Editor de Morningstar España, y Fernando Ibáñez, presidente de ASEAFI.

Pero, en medio de este panorama de cambios e incertidumbre, se suma una variable más: ¿qué papel jugará el asesor financiero? Y es que este rol podría quedar debilitado, tal y como advirtieron los representantes del colectivo de las Empresas de Asesoramiento Financiero, tras la aprobación de la nueva Ley del Mercado de Valores que las obliga a adherirse al Fondo de Garantía de Inversiones (FOGAIN), constituido para cubrir hasta 100.000 euros de eventuales pérdidas en caso de insolvencia de una firma gestora, con una aportación de 20.000 euros. Una cuantía que va a ser la “puntilla” en un sector que cada año pierde firmas, entre otras cosas, por el marco regulatorio.

“El empuje del asesoramiento financiero no se está viendo como en otros países por esa bancarización que existe en España y, si finalmente se obliga a llegar a ese importe, lo que va a producirse es la desaparición de la figura del asesor financiero”, advirtió Araceli de Frutos. A la Ley le queda todavía la fase del Senado, pero el sector no tiene muchas esperanzas de que la aportación se reduzca a una cantidad “simbólica”, teniendo en cuenta el reducido tamaño de los despachos.

La alta volatilidad en los mercados y el desplome de la renta variable y la renta fija ponen sobre la mesa la necesidad de ajustar con agilidad las carteras e inversiones a todas las turbulencias que azotan los mercados. Y ahora que la economía (y algunos índices) no están ‘sostenidos’ por la política expansiva de los bancos centrales, y que ha supuesto un viento de cola para la gestión pasiva (aquella referenciada a un índice), la gestión activa se presenta como el modelo ganador.

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