Este 'aussie' amigo de Javier Botín debe batir a MásMóvil desde Bilbao

Lleva un año instalado en Bilbao. En realidad, en la zona norte de España. Desde que tomó las riendas de Euskaltel, solo aterriza por Madrid los viernes, para coger de nuevo la maleta los lunes por la mañana. José Miguel García ha celebrado esta primera semana de junio sus primeros 12 meses como consejero delegado con el lanzamiento de Virgin Telco, la marca usada para convertir el operador vasco (y astur-gallego) en un nuevo jugador nacional.

Para haber sido consejero delegado de Jazztel durante casi una década (2006-2015), protagonizando una venta milmillonaria a Orange, este madrileño emigrado a Australia con solo ocho años disfruta de un inusual perfil bajo para su trayectoria. Tal vez porque su foco como emprendedor y como inversor casi siempre ha sido internacional (Boston y Tel-Aviv), como el grueso de su agenda de contactos, algo que valoran amigos como Javier Botín.

Muchos ven en su llegada a Euskaltel una historia parecida a la de Jazztel. Entonces, un mandato del fondo británico de capital riesgo Doughty Hanson le llevó hasta Leopoldo Fernández Pujals. Tras fracasar el intento de compra, el empresario hispano-cubano ofreció a su ‘barbarian’ unirse al proyecto con plenos poderes. El resto de la historia es conocido, salvo los detalles que pudieron haberle convertido en el primer ejecutivo de Orange para España.

Formado como ingeniero electrónico y comunicaciones digitales, regresó a su país natal a los 25 años, animado por sus padres, para trabajar en la Expo’92 de Sevilla, aprovechando el bagaje de haber trabajado en la anterior feria universal celebrada cuatro años antes en Brisbane (Australia). Por extraño que parezca, desde aquí comenzó una carrera que le ha permitido formar parte de proyectos en la vanguardia del sector de las telecomunicaciones.

Aunque habla un perfecto español, tiene un acento extraño, igual que cuando se expresa en inglés aflora su deje ‘aussie’. Esa conexión anglosajona y española permitió que un amigo común le pusiera en suerte con los socios de Zegona, el fondo de capital riesgo británico especializado en teleco, media y tecnología atrapado en Euskaltel, su caballo para crecer en el mercado español después de que los chicos de MásMóvil les levantaran Yoigo en 2016.

García ha tardado un año en afinar un proyecto probado antes en Navarra, León y La Rioja bajo las diferentes enseñas del grupo (Euskaltel, R y Telecable), aunque en este ínterin ha sido superado como cuarto operador nacional por los amarillos de Meini. Ahora, bajo el mando de Zegona, el plan tiene una nueva dimensión, con una sola marca y un solo mensaje, sin la burocracia corporativa de tres empresas, incluidos ciertos rescoldos peneuvistas.

Tras el viaje de MásMóvil, García enarbola la bandera de ser el único operador alternativo para afrontar este 'challenge' de creación de valor

El plan a cinco años asumido por José Miguel García podría parecer una bilbainada: duplicar el número de clientes y la facturación para que el beneficio operativo y la generación de caja crezcan en torno al 50%. El mercado enseguida compró su llegada con un 'rally' bursátil del 25% en seis meses, pero la volatilidad hizo desaparecer ese ‘upside’ durante este año, hasta que la crisis sanitaria hundió todo a mínimos insospechados para cualquiera.

El viaje ‘public to private’ de MásMóvil ha vuelto a poner el foco en Euskaltel, igual que en los tiempos de Jazztel, cuando su comparable de mercado era Ono. García enarbola la bandera de ser el único operador alternativo para afrontar este 'challenge' de creación de valor. Lo ha hecho ya varias veces con éxito en su vida profesional, con ventas a Intel, Cisco, Amazon u Orange, aunque nunca antes con tantos focos pendientes de su figura.