Bernanke y Paulson coinciden: no habrá crisis en 2008 aunque reconocen que las perspectivas económicas han empeorado

Una vez más, desde las principales instituciones norteamericanas se ha querido llamar a la calma. "no habrá recesión en 2008", al menos eso es lo que han asegurado hoy el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y el secretario del Tesoro, Hank Paulson durante su comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos.

Ambos han coincidido en reconocer que la economía de Estados Unidos atraviesa momentos complicados, pero que, sin embargo, gracias a las medidas que se han adoptado en los últimos meses -sucesivos recortes de tipos de interés hasta rebajarlos al 3%- el país está preparado para que la economía siga marchando hacia adelante pese a la caída del mercado inmobiliario y los problemas del mercado de crédito.

"En estos momentos mi pronóstico es que nos enfrentamos a un periodo de crecimiento lento, que irá seguido de un ritmo de crecimiento más fuerte a finales de este año como consecuencia de los estímulos fiscales y monetarios", ha asegurado Bernanke.

En este sentido, el presidente de la Fed aseguró que hará todo lo necesario para impulsar la economía del país, "El Comité Federal de Mercado Abierto estará evaluando con atención la información sobre el panorama económico y actuará de manera oportuna, de ser necesario, para impulsar el crecimiento y proveer un seguro adecuado contra los riesgos", dijo en unas declaraciones preparadas para su comparecencia ante el Comité Bancario del Senado."

Respecto a otro de los puntos candentes de la situación en Estados Unidos, la inflación, Bernanke reconoció que "hasta el momento, las expectativas de inflación parecen haber permanecido razonablemente bien ancladas, aunque cualquier tendencia a 'desatarse' de estas expectativas complicaría la tarea de mantener la estabilidad de precios de la Fed y reduciría la flexibilidad de las políticas del banco central para hacer frente al menor crecimiento".

Paulson, por su parte, ha asegurado que espera una ralentización del crecimiento pero que no se puede hablar de recesión, a pesar de los problemas por los que atraviesa la economía del país.