Cinco millones de billetes de 500 euros desaparecen de circulación desde el pinchazo inmobiliario

El auge de la crisis económica y, sobre todo, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria está teniendo efectos determinantes sobre el número de billetes de 500 euros distribuidos por el Banco de España. Desde junio de 2007 -es decir hace apenas 15 meses- han ‘desaparecido’ de la circulación nada menos que cinco millones de billetes de 500 euros (saldo entre los distribuidos y los retirados).

 

En concreto, y según datos del banco central, durante el pasado mes de septiembre circulaban 108,32 millones de billetes del máximo valor facial, cuando hace poco más de un año la cifra total ascendía a 113,72 millones, lo que significa retirar de la circulación billetes por valor de algo más de 2.650 millones de euros.

Históricamente, la utilización de billetes de 500 euros se ha vinculado al ‘dinero negro’ generado en operaciones inmobiliarias, lo que explica que el Banco de España haya sido la autoridad monetaria europea que más billetes haya distribuido en su país. Los billetes -al existir libre circulación de capitales en la unión europea- no tienen necesariamente que estar en España, pero parece lógico pensar que circulen por el país.

La utilización de billetes de 500 euros ha ido creciendo de forma sostenida y en paralelo con el ‘boom’ del ladrillo, hasta multiplicarse prácticamente por diez desde 2002, año en el que comenzó a operarse con euros (de 12,96 millones a un máximo de 113,72 millones cinco años y medio más tarde). Esto explica que siempre se haya relacionado su uso con el dinero negro que mueve el mercado inmobiliario en periodos de ‘boom’. Lógicamente, en plena recesión en el sector de la construcción, su uso también se retrae, al registrarse un número menor de transacciones inmobiliarias.

La crisis económica, igualmente, está influyendo en el menor uso de billetes, toda vez que si al comenzar el año había 81.410 millones de euros distribuidos en billetes de todos los tamaños, el pasado mes de septiembre ya había 76.307 millones, lo que supone un descenso de algo más de 5.110 millones de euros que ya no son necesarios para garantizar los pagos que requiere el funcionamiento de la actividad económica.