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Luis Nozaleda: “Mis inversiones tenían lógica. Mucha gente pensaba que Bañuelos y Portillo eran unos cracks”
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ENTREVISTA DE EL CONFIDENCIAL AL PRESIDENTE DE NOZAR

Luis Nozaleda: “Mis inversiones tenían lógica. Mucha gente pensaba que Bañuelos y Portillo eran unos cracks”

Luis Nozaleda siempre ha tenido fama de gran profesional. “Es muy bueno haciendo casas", dicen de él en el sector inmobiliairo, "...pero muy malo invirtiendo en

Foto: Luis Nozaleda: “Mis inversiones tenían lógica. Mucha gente pensaba que Bañuelos y Portillo eran unos cracks”
Luis Nozaleda: “Mis inversiones tenían lógica. Mucha gente pensaba que Bañuelos y Portillo eran unos cracks”

Luis Nozaleda siempre ha tenido fama de gran profesional. “Es muy bueno haciendo casas", dicen de él en el sector inmobiliairo, "...pero muy malo invirtiendo en Bolsa”. Tímido, algo taciturno, es la cara visible de una empresa familiar que comenzó haciendo pan en México y que sorprendió al mercado con adquisiciones significativas, en plena euforia alcista, de la Astroc de Bañuelos; de Inmocaral, de Portillo, y de Aisa. Aquellos movimientos le valieron el calificativo de “el más promiscuo del sector”. Hoy, en medio de una crisis sin precedentes, Astroc y Inmocaral se han revelado como el emblema bursátil del pinchazo de la burbuja inmobiliaria española. Ya no conservan ni el nombre original, ni tan siquiera a los hombres que las crearon. “Mucha gente pensaba que Enrique Bañuelos y Luis Portillo eran unos cracks”, se excusa Nozaleda.

La exuberancia irracional que ha descabalgado del éxito a estos dos empresarios, es la misma que le ha llevado de figurar como número 35 en la lista de Forbes a tener que garantizar la deuda con Colonial con la estación de esquí Boí Taull. El gesto afable de Nozaleda esconde un agresivo hombre de negocios. Su olfato para las inmobiliarias cotizadas no se equivoca delante de una copa de vino. “Con Enate ganamos dinero”, afirma orgulloso. No en vano, es uno de los máximos accionistas de Enate y Bodegas Aalto. El grupo Nozar también está presente en el sector alimentario, de la distribución, del ocio y de los hoteles. Pero ha sido el inmobiliario el que le ha dado la fama. También el que le ha generado más dolores de cabeza. Ahora que pintan bastos, este asturmexicano de 53 años y padre de cuatro hijos, que nunca quiso figurar cuando surfeaba en la cresta de la ola, da la cara y se confiesa en El Confidencial.

PREGUNTA.- ¿Visto lo visto, se arrepiente de sus participaciones en Astroc e Inmocaral?

RESPUESTA.- Perder dinero no es agradable. Pero lo que peor llevo de nuestra entrada en Bolsa es esta popularidad. Si no hubiéramos entrado en Bolsa ahora seríamos desconocidos. Porque yo procedo de una empresa familiar de cuatro hermanos. Somos gente muy tímida. Y hemos estado saliendo en la prensa como si fuéramos los únicos con problemas. Hemos sido demasiado protagonistas. Si invierto en Bolsa debo tener liquidez. Busqué la materia prima en Astroc, que era fabricante de suelo y el patrimonio en Colonial. Eran dos compañías complementarias. Tenía lógica. Además, mucha gente pensaba que Enrique Bañuelos y Luis Portillo eran unos cracks. Hace dos años era el 35º más rico según Forbes, y yo me preguntaba ¿Dónde está la otra parte del balance? Al año que viene seguro que ya no salgo. Nuestros objetivos eran facturar el 50% en vino y el 50% en inmobiliario. Pero es que la carrera inmobiliaria ha sido imparable. Nos propusimos diversificar. Y tenía sentido, pero salió mal.

P.- ¿Cuánto porcentaje tiene de Colonial?

R.- Acabaremos teniendo un 5%

P.- ¿Por voluntad propia?

R.- [Responde con una sonrisa] Yo creo que quedarnos con un 5% es correcto.

P.- ¿Qué es lo que ha fallado en Colonial?

R.- Llegamos al mejor sitio en el peor momento. El problema con Colonial es que el mundo ha mezclado a los accionistas con la compañía. No se ha vendido bien. Y no hablo tanto de los números como de la estética. Porque Colonial no es una inmobiliaria al uso. Su 15% ó 20% de promoción no era el grueso de la compañía. Aunque sí que es verdad que ha sufrido un endeudamiento excesivo y que no tenía que haber comprado Riofisa. Ahora, el objetivo es salvar la compañía. No es tan importante el dueño único. Tenemos intereses comunes, que es sacar adelante algo con valor y potencial.

P.- Algún día tendrán que contarnos cómo fueron las negociaciones con el fondo soberano de Dubai

R.- La de Dubai era una operación muy buena para todos los accionistas. No sé por qué no salió.

P.- ¿Recibirá Reyal Urbis los 300 millones de euros que les deben Nozar y Global Cartera de Valores por el 6% de Colonial?

R.- Tenemos un contrato con Reyal Urbis que vence el 10 de diciembre.

P.- ¿Cree que está en su mano el futuro de Reyal Urbis?

R.- Sería yo muy poderoso si estuviera en mi mano salvar esa compañía. A pesar de todo, tengo una buena relación con Rafael Santamaría.

P.- ¿Cómo ve la situación del sector inmobiliario?

R.- Yo lo veo muy negro, porque no se está haciendo nada. Y habría que hacer algo: el Banco de Inglaterra y los norteamericanos han tomado medidas. Aquí estamos todos un poco descolocados. Hay un despiste generalizado.

P.- ¿Se ve la profundidad de la crisis?

R.- Esta crisis no es como la anterior. Esto no es igual que otras veces. Hay algo diferente. También por nuestra propia culpa. Y lo peor aún no ha llegado. El deterioro de las ventas es muy grande. Sabremos cuál es el impacto de la crisis cuando sepamos la verdad de los pufos de los bancos. Aquí se superponen las crisis y los bancos tienen un problema. De cara al futuro, no tenemos clientes, no vendemos viviendas, luego no ingresamos. Ese problema hay que resolverlo con mucho trabajo y mucho esfuerzo. Porque si no, este país tiene un problema muy serio.

P.- ¿Qué le pide a la Administración?

R.- La administración no es eficiente. Una asignatura pendiente muy importante es tener datos fiables. Por ejemplo, no sabemos cuál es el stock de viviendas sin vender. No quiero que me regalen nada. Necesitamos tiempo. Hay que buscar alternativas al motor que hasta ahora ha generado el 20% del PIB del país.

P.- ¿Qué opinión le merece la vivienda protegida?

R.- La vivienda protegida hay que definirla.

P.- ¿Qué opina de la nueva moda de privatizar las ganancias, socializar las pérdidas?

R.- Los beneficios hay que repartirlos. Y las pérdidas, asumirlas.

P.- ¿El sector ha hecho algún tipo de autocrítica por los excesos cometidos en el pasado?

R.- Hemos vivido una época demasiado fácil. Somos víctimas de la euforia. El banquero te ofrecía dinero barato. Hemos seguido un principio de todo a cien. Yo me siento empresario. Un buen inmobiliario demostrará ahora su capacidad de reacción. En julio del año pasado nadie pensó lo que iba a pasar. La autocrítica es que no nos hemos parado a pensar. Pero todos somos responsables de lo que está pasando.

Luis Nozaleda siempre ha tenido fama de gran profesional. “Es muy bueno haciendo casas", dicen de él en el sector inmobiliairo, "...pero muy malo invirtiendo en Bolsa”. Tímido, algo taciturno, es la cara visible de una empresa familiar que comenzó haciendo pan en México y que sorprendió al mercado con adquisiciones significativas, en plena euforia alcista, de la Astroc de Bañuelos; de Inmocaral, de Portillo, y de Aisa. Aquellos movimientos le valieron el calificativo de “el más promiscuo del sector”. Hoy, en medio de una crisis sin precedentes, Astroc y Inmocaral se han revelado como el emblema bursátil del pinchazo de la burbuja inmobiliaria española. Ya no conservan ni el nombre original, ni tan siquiera a los hombres que las crearon. “Mucha gente pensaba que Enrique Bañuelos y Luis Portillo eran unos cracks”, se excusa Nozaleda.

Fergo Aisa Nozar Luis Nozaleda