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El nuevo plan de crecimiento de Iberdrola: ambición con riesgos
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El nuevo plan de crecimiento de Iberdrola: ambición con riesgos

Los expertos anticipan una oleada de mejoras de valoración tras presentar una estrategia de inversión y crecimiento que busca exprimir el potencial de la transición energética

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Iberdrola ha presentado este jueves el plan estratégico presentado en el marco de su Capital Markets Day e incluye una serie de objetivos de crecimiento bastante ambiciosos. Su pretensión de crecer un 6,8% al año en términos de ebitda entre 2019 y 2025 y un 6,6% en beneficios, al tiempo que ejecuta inversiones por valor de 12.000 millones de euros por año, ha superado con creces las expectativas de unos inversores que ya observaban el rumbo de la compañía con buenos ojos, como se viene reflejando desde hace tiempo en el valor de su acción. Este jueves, el premio ha sido una revalorización del 3%, que devuelve la capitalización de la compañía al entorno de los 70.000 millones de euros.

La compañía hace tiempo que viene cosechando un importante rédito sobre el parqué —con un retorno total cercano al 90% en solo dos años— por las fortalezas de un negocio del que se valora su 'mix' de negocios, con el 50% del ebitda en negocios regulados de distribución; su diversificación geográfica; su capacidad de crecimiento, gracias a su creciente apuesta por las renovables y sus constantes mejoras de eficiencia, y su solidez financiera.

Frente a la opción de ralentizar las inversiones y mejorar el dividendo, Iberdrola ha decidido acelerar su estrategia de crecimiento en el próximo lustro

Con los logros de los últimos años, basados en una intensa actividad inversora, y que le han valido para posicionarse como la segunda mayor compañía del Ibex —recientemente llegó a situarse como la mayor, aunque de forma efímera—, podría haberse entendido cierta relajación en los planes del grupo para el próximo lustro. Máxime en un entorno económico tan complejo como el actual.

Como observan en Banco Sabadell, la compañía podría haber optado por reducir el ritmo de inversiones y elevar su 'payout' (el porcentaje del beneficio destinado al dividendo) para alinearlo con el conjunto del sector, en tasas cercanas al 100% y con niveles de rentabilidad en el entorno del 8%. Frente a eso, la compañía ha preferido acelerar aún más su estrategia de crecimiento, dejando la mejora de la retribución al accionista para más adelante.

"Lo que ha certificado Iberdrola en su CMD es que quiere continuar con este elevado ritmo porque es el momento (hay muchas e interesantes opciones de inversión, sobre todo en renovables), se dan las circunstancias (estamos en medio de una cuarta revolución industrial en el sector energético a nivel mundial), sabe hacerlo y, sobre todo, tiene el acceso al crédito para poder llevarlo a cabo", señalan los analistas del banco español, que detectan en la dirección de Iberdrola la voluntad de no "perder el tren".

La pujante retórica de la transición energética y los planes de inversión asociados en diversas geografías —el plan de recuperación europeo, sin ir más lejos— justifican no levantar el pie del acelerador en estos momentos.

En realidad, esta voluntad es patente en cada uno de los últimos pasos del grupo, que ha acometido en los últimos meses una larga serie de adquisiciones cuya finalidad parece ser, principalmente, posicionarse en mercados con elevado potencial de crecimiento en el prometedor sector de las renovables. Esos movimientos y los que están por venir deben permitir al grupo duplicar su capacidad en renovables hasta 2025 y desde ahí elevarla en otro 50% hasta alcanzar los 95 GW en 2030.

Iberdrola lanza este plan ambicioso en un momento en que crecen las dudas sobre su capacidad de seguir estirando sus valoraciones en bolsa

La magnitud del plan resalta sus desafíos. Pero posiblemente a Iberdrola no le quepa otra opción si quiere seguir gozando de un respaldo amplio entre los inversores, puesto que su buen desempeño reciente ha ido alimentando entre algunas firmas cierto recelo sobre la posibilidad de seguir estirando unas valoraciones que sitúan ya su PER estimado para 2020 cerca de las 20 veces.

"Una joya cara", la calificó Santander en un informe reciente, evidenciando unas dudas que se resumen en el hecho de que hoy por hoy el grupo cotiza ligeramente por encima del precio objetivo que le dan la media de analistas. Hoy, solo una de cada tres firmas que cubren el valor aconseja comprar sus títulos (aunque escasean las que recomiendan vender). Sin embargo, son muchos los expertos que auguran que esta situación cambiará a raíz de una presentación que debería desencadenar una serie de revisiones al alza.

Para sacar adelante sus planes, Iberdrola, sin duda, tendrá que sortear un sinfín de riesgos, el más evidente de los cuales es actualmente el vaivén de las divisas, que amenaza sus resultados en geografías como Brasil o Reino Unido. Pero lo cierto es que los inversores parecen confiar en un grupo que en los últimos años ha logrado cumplir ante el mercado los objetivos propuestos. Si logra hacer creíble su nuevo plan de crecimiento, es difícil pensar que su acción haya agotado su recorrido al alza.

Iberdrola ha presentado este jueves el plan estratégico presentado en el marco de su Capital Markets Day e incluye una serie de objetivos de crecimiento bastante ambiciosos. Su pretensión de crecer un 6,8% al año en términos de ebitda entre 2019 y 2025 y un 6,6% en beneficios, al tiempo que ejecuta inversiones por valor de 12.000 millones de euros por año, ha superado con creces las expectativas de unos inversores que ya observaban el rumbo de la compañía con buenos ojos, como se viene reflejando desde hace tiempo en el valor de su acción. Este jueves, el premio ha sido una revalorización del 3%, que devuelve la capitalización de la compañía al entorno de los 70.000 millones de euros.

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