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Summers, el hombre del dinero
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Summers, el hombre del dinero

“El hombre del dinero”, así presentó el Gobernador de Michigan, Jennifer Granholm, al director del Consejo Económico Nacional de Estados Unidos, Lawrence Summers, cuando acudió antes

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Summers, el hombre del dinero

“El hombre del dinero”, así presentó el Gobernador de Michigan, Jennifer Granholm, al director del Consejo Económico Nacional de Estados Unidos, Lawrence Summers, cuando acudió antes del verano a Detroit para explicar las medidas de liquidez programadas para salvar al sector del automóvil.

Y dio en el clavo. Desde que Barack Obama eligió a ‘Larry’ Summers como asesor económico de la Casa Blanca, el 24 de noviembre del año pasado, este economista, conocido, entre otras cosas, por su etapa como secretario del Tesoro de la recta final de la administración Clinton, ha sido uno de los principales cerebros de los programas anticrisis.

En sólo un año ha llegado, desde un discreto segundo plano –es el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, el que da la cara en materia económica-, a convertirse en una de las personas más influyentes del mundo.  Según el ranking elaborado por Foreign Policy, Larry Summers ocupa el puesto 14 de hombres con más poder “por ser el cerebro que está detrás de la política económica de Obama”.

Controvertido por excelencia –las polémicas desatadas en la Universidad de Harvard con el profesor de estudios afro-americanos Cornel West le costaron la presidencia- ha sido foco de críticas en Wall Street por su mano de hierro a la hora de cortar las alas a sus principales agentes.

No en vano, la postura de la Casa Blanca frente a la crisis ha sido totalmente contraria a la que Summers mantuvo durante la era Clinton, en la que apoyó la desregularización y por la que se ha visto señalado como uno de los culpables de los problemas actuales.

A sus 55 años de edad, Summers ha entregado su vida entera a la economía, ciencia que ha mamado en su casa desde la más tierna infancia. De padres economistas y sobrino de dos premios Nobel en la materia –Paul Samuelsol y Kenneth Arrow-  pronto se dio cuenta que su vocación iba más allá de la teoría. Éstas no servían de nada si no se podían aplicar a la vida real y gracias a su aptitud de orador –gestada en los equipos de debate de la universidad-, se dio cuenta de que su lugar estaba en la política.

“Larry era un polemista excepcional y un discutidor sobresaliente, es alguien que piensa en las cuestiones desde ambos puntos de vista”, aseguró el que fuera su profesor Paul Joskow en la revista The New Yorker. “Espera ser capaz de participar en un partido de tenis intelectual”.

A Larry Summers se le considera como uno de los economistas más brillantes de su generación. Fue su instinto escéptico y su capacidad de penetrar en el corazón de la crisis lo que impresionó a Obama, con el qué comenzó a tratar a raíz del colapso de Lehman Brothers, ya que durante las elecciones primarias de EEUU se había mantenido neutral.

Casado por segunda vez y padre de tres hijos, entró en política de la mano de Martin Feldstein, su mentor en Harvard. En 1982, el profesor fue nombrado presidente del Consejo de Ronald Reagan y Summers le siguió a Washington.

Con el fracaso de Feldstein en la Casa Blanca, Summers volvió a Cambridge, aunque ya había puesto las bases para convertirse en una estrella en su campo. Fue entonces cuando Jack Corrigan, amigo de la facultad, le llamó para reunirse con el gobernador Michael Dukakis, con quien trabajaba en plena campaña electoral, y Summers pasó a convertirse en uno de sus principales asesores económicos.

La historia de Summers es el resultado del trabajo concienzudo con el que se ha gestado un nombre y el reconocimiento internacional. Ha sabido jugar muy bien sus cartas, algo fundamental para todo aquel que quiere llegar lejos en la clase política. Y ese tesón ha tenido su recompensa: Lawrence H. Summers es la persona que maneja los hilos de la primera potencia económica del mundo y sus decisiones afectan a todos los demás.

 

“El hombre del dinero”, así presentó el Gobernador de Michigan, Jennifer Granholm, al director del Consejo Económico Nacional de Estados Unidos, Lawrence Summers, cuando acudió antes del verano a Detroit para explicar las medidas de liquidez programadas para salvar al sector del automóvil.

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