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Los desafíos a los que se enfrentan los animales por culpa de la contaminación lumínica
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Los desafíos a los que se enfrentan los animales por culpa de la contaminación lumínica

Insectos, aves... durante milenios han utilizado el cielo nocturno para guiarse. Ahora, la contaminación lumínica está dificultando que los animales puedan guiarse por la noche

Foto: Las luces nocturnas de la Península Ibérica vistas desde la Estación Espacial Internacional. Foto: ESA
Las luces nocturnas de la Península Ibérica vistas desde la Estación Espacial Internacional. Foto: ESA

Insectos como el escarabajo pelotero son navegantes increíblemente sofisticados cuando el sol se pone y brilla la luz de los astros. Pero la contaminación lumínica, cada vez más presente en el mundo, les dificulta la vida al limitar su capacidad para navegar por las estrellas. Para escapar rápidamente de la competencia una vez que crean una bola de estiércol, deben poder viajar en línea recta poniendo tanta distancia como les sea posible entre ellos y sus rivales.

Las estrellas proporcionan a estos veloces escarabajos una brújula, que actúa como señal direccional en el cielo gracias a la que son capaces de orientarse. Cuando alcanzan una distancia segura, los escarabajos entierran el estiércol y proceden a consumirlo con relativa seguridad. Pero con la alteración de la luz artificial de noche, esta brújula natural, se pierde. Esto hace que el conflicto y la competencia sean más probables a medida que los individuos se encuentran con más frecuencia.

El exceso de alumbrado nocturno altera tanto la biología como las pautas de comportamiento de las especies silvestres

Otras criaturas nocturnas, incluidas algunas aves y polillas, también se enfrentan a desafíos similares. Ahora contamos con más evidencia científica.

Por primera vez, un equipo de investigadores de la Universidad de Lund en Suecia y la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica ha podido demostrar que las luces de la ciudad limitan la capacidad de los animales nocturnos para orientarse con la luz natural del cielo de noche. En cambio, se ven obligados a utilizar farolas, luces de neón o focos para orientarse. En el caso de los escarabajos peloteros, comprobaron que eran mucho menos capaces de viajar en línea recta, se encontraban desorientados y perdidos.

placeholder El cielo nocturno es un patrimonio amenazado por la contaminación lumínica (EFE)
El cielo nocturno es un patrimonio amenazado por la contaminación lumínica (EFE)

“Los escarabajos que veían la contaminación lumínica directa se comportaban de forma poco natural, pero seguían orientados. Pero aquellos que vieron cielos contaminados por la luz pero no edificios muy iluminados estaban completamente desorientados”, explica James Foster en su estudio publicado en la revista Current Biology.

Más especies afectadas

No solo criaturas tan pequeñas como las polillas o los escarabajos peloteros utilizan la guía de las luces nocturnas para moverse. Otros animales, entre los que se incluyen las aves migratorias o las focas, utilizan la luz de la luna, las estrellas y la Vía Láctea para moverse de noche. Al verse impedidos de contar con la luz natural del cielo nocturno, se están viendo obligados a buscar señales en su entorno inmediato que nada tienen que ver con cómo funciona el mundo natural.

Se estima que solo en Estados Unidos, entre 100 millones y 1.000 millones de aves mueren cada año por volar hacia edificios y se cree que las luces artificiales juegan un papel importantísimo en el número de muertes. Pero los efectos de la contaminación lumínica en la naturaleza son aún mayores. La luz que se emite desde rascacielos, bloques de oficinas, farolas y casas se dispersa en la atmósfera, creando un resplandor del cielo que puede extenderse alrededor de 250 kilómetros. Y no solo nos ilumina a nosotros, se derrama en los hábitats de los animales, contaminando así no solo pueblos y ciudades, sino también los ecosistemas en los que nuestros animales subsisten.

placeholder El escarabajo pelotero es uno de los insectos más afectados
El escarabajo pelotero es uno de los insectos más afectados

La contaminación lumínica, por ejemplo, puede cambiar el comportamiento de búsqueda de alimento de los insectos nocturnos, haciéndoles más difícil encontrar alimento. Ni qué decir de criaturas como las luciérnagas, que dependen de la bioluminiscencia para atraer a una pareja. En este caso, las luces artificiales pueden confundir a los machos y dificultarles la posibilidad de encontrar una hembra.

Además, esa luz adicional también puede facilitar que los depredadores atrapen a sus presas, desequilibrando las poblaciones de diferentes especies, lo que puede provocar más daños al ecosistema. Si dos animales se alimentan en el mismo lugar con diferente luminosidad, la luz artificial prolongará el tiempo de búsqueda de uno a expensas del otro, conduciendo a un nuevo desequilibrio en la naturaleza.

Foto: Contaminación lumínica por exceso de alumbrado. (EFE) Opinión
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Respecto a los mamíferos, especies como el lémur ratón gris (Microcebus murinus), un pequeño primate de la zona norte de Madagascar, no se aparea durante el seco y frío invierno, sino que espera las condiciones más favorables de la primavera y el verano para tener a sus crías. Son animales de hábitos nocturnos y ya se ha demostrado que la principal señal para que las hembras entren en su fase reproductiva es la duración del día. La presencia de luz durante la noche es más que suficiente para retrasar su comportamiento reproductivo, lo que puede provocar que su descendencia nazca en un entorno inadecuado.

Como vemos, la contaminación lumínica está lejos de ser exclusivamente un problema humano. Impide la observación adecuada del cosmos para los astrónomos y también nos aleja del medio ambiente a la par que seguimos afectando a más especies aparte de la nuestra. Las plantas o la vida marina, también son víctimas de esta luz omnipresente. La mejor manera de prevenir el daño ecológico de la luz sería mantener y aumentar las áreas sin iluminación. Deberíamos hacer más presión en la lucha por el derecho a los cielos oscuros.

Insectos como el escarabajo pelotero son navegantes increíblemente sofisticados cuando el sol se pone y brilla la luz de los astros. Pero la contaminación lumínica, cada vez más presente en el mundo, les dificulta la vida al limitar su capacidad para navegar por las estrellas. Para escapar rápidamente de la competencia una vez que crean una bola de estiércol, deben poder viajar en línea recta poniendo tanta distancia como les sea posible entre ellos y sus rivales.

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