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La contaminación es capaz de retrasar la caída de las lluvias
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La contaminación es capaz de retrasar la caída de las lluvias

Una nueva investigación ha revelado que el aumento de los gases de efecto invernadero y la disminución de los aerosoles han provocado un retraso en las precipitaciones en diversas zonas de la Tierra. ¿Cuáles son las consecuencias?

Foto: La actividad humana es capaz de alterar hasta el patrón de las lluvias. Unsplash/@santimartin
La actividad humana es capaz de alterar hasta el patrón de las lluvias. Unsplash/@santimartin

Las cicatrices del planeta a causa de la intervención del ser humano son muchas. Ahora, un equipo de investigadores del Pacific Northwest National Laboratory de Washington (EE.UU.) ha revelado que el impacto de las actividades humanas llega también hasta el ciclo del agua de la Tierra, retrasando hasta en cuatro días las lluvias.

Para llegar a esta conclusión, los expertos examinaron los datos disponibles entre 1979 y 2019, identificando en la información climatológica (datos de precipitaciones, modelos climáticos y 243 simulaciones informáticas realizadas a través de múltiples modelos) que el aumento de los gases de efecto invernadero (GEI) y la reducción de los aerosoles provocaron un retraso en la temporada de lluvias en las tierras tropicales y el Sahel.

Incluso si paramos la deforestación del Amazonas por completo, el aumento global del CO₂ seguiría poniendo en peligro el clima

“El calentamiento global que hemos visto ya ha sido atribuido a las actividades humanas con gran seguridad”, comenta Ruby Leung, coautora del estudio que publica la revista Nature Climate Change. “Pero, históricamente, no hemos tenido mucho éxito en identificar la huella de la actividad humana en el ciclo hidrológico. Este estudio muestra que, sí, la aparición tardía de las lluvias monzónicas, junto con el calentamiento futuro proyectado por los modelos climáticos, ya ha surgido”.

¿A qué se debe?

Gran parte del cambio estacional se ha producido como resultado del desarrollo económico posterior a la Segunda Guerra Mundial que trajo consigo un aumento de las emisiones de GEI.

Lo que nos lleva a una atmósfera cada vez más húmeda. Y es que, a medida que los gases de efecto invernadero calientan la superficie de la Tierra, más cantidad de vapor de agua llega a la atmósfera. Los aerosoles generados por humanos, como pueden ser las partículas producidas por la quema de combustibles fósiles, tienden a reflejar la luz solar, enfriando la atmósfera y socavando la tendencia al calentamiento. Así, esta humedad adicional conduce a un incremento en la cantidad de energía necesaria para calentar la atmósfera a medida que la primavera se convierte en verano, lo que puede modificar el tiempo de las estaciones lluviosas.

placeholder Los cambios en los patrones de precipitaciones podrían provocar pérdidas de cosechas enteras. Unsplash/@rodlong
Los cambios en los patrones de precipitaciones podrían provocar pérdidas de cosechas enteras. Unsplash/@rodlong

“Cuando hay más vapor de agua en la atmósfera, se vuelve más parecido al océano. Y sabemos que el océano tarda más en calentarse que la atmósfera. Más humedad significa que la atmósfera tardará más en absorber energía y producir lluvia”, aclara Fengfei Song, líder del trabajo.

¿Único responsable?

Según los expertos, la actividad humana no ha sido el único impulsor de este retraso. La variabilidad decenal de la temperatura de la superficie del mar, entre otros factores, también podría haber contribuido al cambio estacional.

¿Qué consecuencias puede traer la dilación en la caída de la lluvia?

Este retraso podría significar un retardo en la producción de cultivos (algo que en zonas como la India que dependen tanto de las lluvias de verano con su gran economía agraria, podría poner en peligro el sustento de muchas poblaciones), exacerbar las olas de calor (las temperaturas seguirían subiendo) y empeorar los incendios forestales (que serían más frecuentes y más severos), entre otras consecuencias destacadas.

placeholder Las emisiones de gases de efecto invernadero es uno de los principales responsables. Unsplash/@ak1
Las emisiones de gases de efecto invernadero es uno de los principales responsables. Unsplash/@ak1

Es más, esto no podría más que haber empezado. Si las concentraciones de aerosoles continúan disminuyendo y las de gases de efecto invernadero hacen todo lo contrario, aumentar, para finales de siglo este retraso será mucho más palpable. Aún tardarán más en llegar las lluvias. De hecho, según las previsiones de los científicos, en las tierras tropicales del norte la temporada de lluvias podría retrasarse más de cinco días y en el Sahel africano más de ocho.

Sobre el Amazonas

Otro estudio independiente también deja claro que, incluso si paramos la deforestación del Amazonas por completo, el aumento global del dióxido de carbono seguiría poniendo en peligro el clima por encima de la selva tropical más grande del mundo (con una disminución simultánea de la capa de nubes y de lluvia). En este caso, las simulaciones informáticas arrojaron que un aumento del 50% en las emisiones globales de CO₂ durante el próximo siglo tiene el poder de reducir las lluvias en la Amazonía en una cantidad drástica, posiblemente equivalente a lo que ocurriría si todo el bosque fuese talado y reemplazado por pastos.

Foto: Embalse de La Breña. (EFE) Opinión
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Aunque esta cifra presenta un escenario bastante extremo, nos indica qué es lo que podría ocurrir si seguimos sin cambiar nuestro comportamiento, esto es, sin reducir globalmente las emisiones y que no sean solo unos pocos países los que se dediquen a preocuparse por los ecosistemas terrestres.

Las cicatrices del planeta a causa de la intervención del ser humano son muchas. Ahora, un equipo de investigadores del Pacific Northwest National Laboratory de Washington (EE.UU.) ha revelado que el impacto de las actividades humanas llega también hasta el ciclo del agua de la Tierra, retrasando hasta en cuatro días las lluvias.

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