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Capturar el CO2 de las plantas de incineración de residuos ya es posible
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Una opción con luces y sombras

Capturar el CO2 de las plantas de incineración de residuos ya es posible

La quema de residuos para la obtención de electricidad es la apuesta mayoritaria en los países del norte de Europa, pero no es la opción más sostenible. Esta medida podría reducir su huella de carbono

Foto: Planta de biomasa de Gestamp. (Fuente: gbsenergy.es)
Planta de biomasa de Gestamp. (Fuente: gbsenergy.es)

La incineración de residuos no es la solución idónea, pero dado que el principal objetivo de la comunidad internacional ante el reto de la crisis climática debe ser el de reducir las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI) a la atmósfera para cumplir con los objetivos establecidos por el Acuerdo de París y evitar que se cumplan los peores pronósticos, incluso en este polémico sector deben tomarse medidas para la reducción de emisiones.

Con ese fin, desde la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH Zurich) han llevado a cabo un estudio en el que se demuestra con datos científicos la viabilidad de capturar el CO2 que emiten las plantas de incineración de residuos para rescatarlo y 'bloquearlo' bajo tierra. Su propuesta, llamada Bioenergy with Carbon Capture and Storage (BECCS), permitiría seguir obteniendo energía eléctrica a partir de los residuos y fijar el CO2 generado sin liberarlo a la atmosfera.

placeholder Central de biomasa en Jelgava, Letonia. Reuters
Central de biomasa en Jelgava, Letonia. Reuters

Según los cálculos de los investigadores, con la utilización del sistema BECCS, en todo su potencial, "se reducirían las emisiones en Europa en 2.000 millones de toneladas al año. Esto supone el 5% del total de emisiones europeas en 2018". De todos modos, avisan, explotar ese mencionado 'potencial' del BECCS será un desafío, aunque disponemos de la tecnología.

Un sistema no del todo verde

El primer paso sería la captura del CO2 producido en la quema de material biológico. Por ejemplo, en Europa, las centrales de ciclo combinado que utilizan como combustible la madera o las plantas de biogás que usan residuos municipales compostables. los investigadores también avisan de que las plantas de tratamientos de aguas residuales o de abonos podrían ser una opción, aunque más complicada.

"La tecnología necesaria para capturar el dióxido de carbono en tan inmensas cantidades ya está lista, la podemos usar", explica el profesor Marco Mazzotti, el autor principal del estudio. Una vez retirado de la atmósfera, llegaría el principal reto: transportar todo ese CO2 hasta un lugar de almacenaje seguro. Como bien explica otro de los autores del estudio, Lorenzo Rosa, "esto es el gran desafío".

Foto: Planta de captura de CO2 de CarbFix. (Cortesía)

El problema es que estas plantas están muy repartidas por Europa y no de forma uniforme. Además, los lugares de almacenaje son escasos y están lejos de los lugares en los que están instaladas estas plantas. Un ejemplo, explican los científicos, es que uno de los lugares idóneos para el almacenaje de CO2 sería "bajo el lecho marino del Mar del Norte", un punto geográfico extraordinariamente alejado de España. Es por esto, explica Lorenzo Rosa, que "es necesaria una red de transporte de CO2 que recorriese Europa y que esta fuera construida lo antes posible". El desafio es, efectivamente, grande: tal vez demasiado.

Beneficios desiguales

Otro de los problemas que plantea esta propuesta es que el impacto del BECCS beneficiaría mucho más a unos países que a otros. Por ejemplo, el más beneficiado sería Suecia, dado su modelo de gestión de residuos basado mayoritariamente en la incineración o, recurrienfo al eufemismo que utiliza el sector, su 'valorización energética'.

En este caso, y según sus estimaciones, el país nórdico podría capturar de la biomasa "hasta tres veces las emisones que emite por el uso de combustibles sólidos". De hecho, comenta Lorenzo Rosa, "si Suecia explotase el 100% del potencial que ofrece el BECCS, podría comerciar con sus derechos de emisiones". Un caso similar es el de Finlandia y Noruega, donde queman muchos más residuos de los que reciclan, por lo que podrían compensar sus emisiones hasta reducirlas a la mitad. Pero en el resto de países de la UE, donde el modelo de gestión es el de la recogida selectiva y el reciclaje, el potencial es menor, con reducciones totales de emisiones limitadas al 5% o menos.

placeholder El reciclaje es una opción más sostenible que la incineración (EFE)
El reciclaje es una opción más sostenible que la incineración (EFE)

En todo caso hay que recordar que la incineración de residuos es la opción de valorización menos sostenible, ya que, como señala el paquete de economía circular de la propia UE, siguen teniendo una gran utilidad si los recuperamos de manera segregada, mediante la recogida selectiva a través de los contenedores de reciclaje, y convertimos sus diferentes materiales de nuevo en recursos, en lugar de quemarlos para obtener electricidad.

La incineración de residuos no es la solución idónea, pero dado que el principal objetivo de la comunidad internacional ante el reto de la crisis climática debe ser el de reducir las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI) a la atmósfera para cumplir con los objetivos establecidos por el Acuerdo de París y evitar que se cumplan los peores pronósticos, incluso en este polémico sector deben tomarse medidas para la reducción de emisiones.

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